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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

8
Nov
2025

Contribución dispositiva de María a la obra de Cristo

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mariadispositiva

En la reciente nota doctrinal del Dicasterio de la fe “Mater populi fidelis”, Tomás de Aquino es citado 30 veces. La mayoría de las referencias a Santo Tomás se encuentran en el apartado titulado: “Madre de la gracia”. Uno de los textos citados, que luego encontrará una buena aplicación para comprender el papel de María en la obra de la salvación, está en un artículo en donde el santo doctor se pregunta si para conseguir algo que excede las fuerzas de la naturaleza, como por ejemplo conseguir la felicidad eterna, puede hacer algo una criatura limitada. En este contexto dice el de Aquino y repite la nota del Dicasterio: “a la potencia superior (o sea, a Dios) pertenece el conducir al fin último, mientras que las potencias inferiores ayudan a su consecución creando las disposiciones favorables”.

Aplicado a María: solo Dios salva, solo Dios justifica, solo Cristo es mediador y redentor. María no añade nada a la mediación salvífica de Cristo, ella no es medio de salvación. Pero, asociada a Cristo, sí puede pensarse en una contribución dispositiva de María, en la medida en que ella puede “disponer de algún modo” a aquellos que se acercan a ella y le rezan, para que el espíritu del orante se abra con más prontitud a la acción de Cristo. Ella no salva, pero ayuda al creyente a acercarse a Cristo, que es el que salva. Una ayuda que, de ningún modo, es paralela o complementaria a la obra de Cristo. Esta misma contribución dispositiva puede afirmarse de todo aquel que ayuda a otro a conocer mejor a Cristo y su Evangelio. De este modo, María se convierte en icono de la Iglesia, en el modelo más acabado de lo que debe ser todo creyente.

Se comprende así que la nota del Dicasterio de la fe advierta que no se puede presentar a María como un depósito de gracia separado de Dios, o como una fuente de donde mana toda gracia. Porque la gracia solo Dios la concede. Y la concede directa y personalmente a cada ser humano. María nos ayuda a disponernos a la vida de la gracia que solamente el Señor puede infundir en nosotros. Pues la gracia es Dios mismo que, por el Espíritu Santo, se hace vida de nuestra vida. Ninguna criatura puede conferir la gracia. La gracia no desciende a través de diversos intermediarios. Dios está directamente conectado con nuestro corazón.

La nota doctrinal deja claro que “ninguna persona humana, ni siquiera los apóstoles o la Santísima Virgen, puede actuar como dispensadora universal de la gracia. Sólo Dios puede regalar la gracia y lo hace por medio de la Humanidad de Cristo”. Y también: “En la perfecta inmediatez entre un ser humano y Dios en la comunicación de la gracia, ni siquiera María puede intervenir. Ni la amistad con Jesucristo ni la inhabitación trinitaria pueden concebirse como algo que nos llega a través de María o de los santos. En todo caso, lo que podemos decir es que María desea ese bien para nosotros y lo pide junto a nosotros”.

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José María Valderas
8 de noviembre de 2025 a las 17:58

Para conocer el papel de María en la historia de la salvación, nada mejor que la lectura de los Evangelios y la interpretación que ha dado la Iglesia. La interpretación de la Iglesia en asuntos marianos se muestra elaborada en los documentos preparatorios de los dogmas marianos, la Inmaculada en el siglo XIX, bula Ineffabilis Deus, y la Asuncíón en 1954, Constitución Munificentisumus Deus. En la última proclamación los teólogos españoles tuvieron una intervención destacada en la reunión celebrada en Roma con tal solemne motivo. Llevaban los deberes hechos con sus Semanas de Mariología, en particular hubo una intervención que dejó asombrado por la nitidez y profundidad del ponente al dominico Garrigou-Lagrange, uno de los gigantes de la teología del momento. El ponente defesor del dogma en cuestión era Marceliano Llamera.
Los argumentos centrales de la defensa del papel de María en la Redención, o historia de la Salvación, era la maternidad divina, como pivote central de todas sus excepcionales prerrogaticas, y, asociada a aquella, los méritos de congruo, a diferencia de los méritos de condigno del Hijo. El buen teólogo busca siempre un esquema mental sólido más allá de lucubraciones de otro tenor. Sobre el mérito había escrito otro teólogo español, dominico también, Santiago Ramírez, que permitía entender los que está reservado a Cristo, Dios y hombre verdadero, y lo que está concedido a María, nueva Eva.

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