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Contrastes
1 comentariosContraste entre el campo, verde, tranquilo, bucólico, bañado por el mar, y el bullicio de la capital. Contraste entre las casitas y casas del campo y de los pueblos, y las grandes casonas y palacios coloniales de las ciudades. Contraste entre algunas de estas casas señoriales, cuidadas y restauradas, y otras convertidas en casas de vecindad, en mal estado, necesitadas de bastante más que de una capa de pintura. Contraste entre los modernos autobuses y coches, y los buses y coches antiguos, la mayoría anteriores al año 60 que, sin embargo, en su tiempo, eran de lo mejor y más moderno. Contraste entre las tiendas de venta libre en las que se paga en moneda convertible y aquellas en las que se paga en moneda nacional, acompañada de cartilla de racionamiento para algunos productos, como el pan, el arroz o los fríjoles.
Contraste entre el sueldo medio de un trabajador (menos de un dólar al día) y las posibilidades de desarrollo del país. Contraste entre la realidad y el lenguaje (no hay parados, hay disponibles). Contraste entre la cantidad de funcionarios y las colas de la gente. Contraste entre lo que se ve y lo que no se ve. Las caritas parroquiales (con ayuda de caritas de otros países) contribuyen, en parte, a paliar lo que no se ve: repartiendo desayunos, medicinas, asistiendo a enfermos y ancianos.
Hay quien dice que para vivir allí hace falta mucha FE. O sea, Familia en el Extranjero. Eso es FE. Así resulta posible recibir unas necesarias divisas. Pero más allá de los detalles concretos, a mí me parece que hay un gran potencial de esperanza, que habría que estimular. La esperanza es realista y se fundamenta sobre el poder de lo posible. En nuestro caso, hay un estupendo poder sobre el que basar la esperanza: una tierra bendecida por el clima y acariciada por el mar, tierra fecunda que podría dar hasta tres cosechas por año; unas playas casi vírgenes; una Iglesia viva, con gran protagonismo de los laicos; una gente alegre, amable y acogedora; una juventud culta y preparada; una aceptable sanidad y otros servicios sociales gratuitos; sensación de seguridad en las calles; espíritu de sacrificio y una gran tarea por delante.