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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

8
Feb
2011

Contrastes

1 comentarios

Contraste entre el campo, verde, tranquilo, bucólico, bañado por el mar, y el bullicio de la capital. Contraste entre las casitas y casas del campo y de los pueblos, y las grandes casonas y palacios coloniales de las ciudades. Contraste entre algunas de estas casas señoriales, cuidadas y restauradas, y otras convertidas en casas de vecindad, en mal estado, necesitadas de bastante más que de una capa de pintura. Contraste entre los modernos autobuses y coches, y los buses y coches antiguos, la mayoría anteriores al año 60 que, sin embargo, en su tiempo, eran de lo mejor y más moderno. Contraste entre las tiendas de venta libre en las que se paga en moneda convertible y aquellas en las que se paga en moneda nacional, acompañada de cartilla de racionamiento para algunos productos, como el pan, el arroz o los fríjoles.

Contraste entre el sueldo medio de un trabajador (menos de un dólar al día) y las posibilidades de desarrollo del país. Contraste entre la realidad y el lenguaje (no hay parados, hay disponibles). Contraste entre la cantidad de funcionarios y las colas de la gente. Contraste entre lo que se ve y lo que no se ve. Las caritas parroquiales (con ayuda de caritas de otros países) contribuyen, en parte, a paliar lo que no se ve: repartiendo desayunos, medicinas, asistiendo a enfermos y ancianos.

Hay quien dice que para vivir allí hace falta mucha FE. O sea, Familia en el Extranjero. Eso es FE. Así resulta posible recibir unas necesarias divisas. Pero más allá de los detalles concretos, a mí me parece que hay un gran potencial de esperanza, que habría que estimular. La esperanza es realista y se fundamenta sobre el poder de lo posible. En nuestro caso, hay un estupendo poder sobre el que basar la esperanza: una tierra bendecida por el clima y acariciada por el mar, tierra fecunda que podría dar hasta tres cosechas por año; unas playas casi vírgenes; una Iglesia viva, con gran protagonismo de los laicos; una gente alegre, amable y acogedora; una juventud culta y preparada; una aceptable sanidad y otros servicios sociales gratuitos; sensación de seguridad en las calles; espíritu de sacrificio y una gran tarea por delante.

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calambre de libertad
8 de febrero de 2011 a las 18:56

Un día no muy lejano, toda esa vida contrastada restallará en un canto de libertad. Los pueblos siempre acuden finalmente a su cita con la historia. Los tiranos pasan,quedan los pueblos. Una generación tras otra, curtidas en silencios, llantos ahogados. Tambien en la alegría solidaria de compartir desde casi nada lo que hay. Cuba se unirá a este calambre de libertad que dejará atrás tiranías trasnochadas. Todos seremos un poco más libres. Gracias Martín por tus prudentes crónicas. Comprendimos entre lineas.

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