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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

8
May
2010

Conocimiento que cambia la vida

5 comentarios

Hay muchos tipos de conocimiento. Los hay superficiales, rápidos, que se olvidan al poco de ocurrir. Este tipo de conocimiento suele dejar a uno indiferente, lo conocido le afecta poco. Hay conocimientos más serios, pero con los que uno no está necesariamente de acuerdo; o que incluso considera perjudiciales. Hay conocimientos que se refieren a realidades exteriores a la persona. Pero hay otros conocimientos que nos afectan, que nos interesan, que nos obligan a tomar una decisión o una postura, que nunca dejan indiferente. En la Biblia el verbo conocer tiene el sentido de un conocer a una persona por propia experiencia. Así María, cuando el ángel le anuncia que va a concebir un hijo, responde diciendo que esto no es posible porque “no conoce varón”. Evidentemente, María sabía de la existencia de José, su prometido, más aún, tenia una buena relación personal con él. Pero en la respuesta de María se ve el sentido profundo del verbo conocer: no le conoce porque no ha tenido una experiencia íntima, personal, privada con José.

San Pablo nunca se encontró por los caminos de Palestina con Jesús de Nazaret. Sin embargo en Flp 3,8 dice haberle conocido muy bien, con un tipo de conocimiento por el que vale la pena perder todo lo demás: “juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo”. Se trata de un conocimiento decisivo y no suplementario, un conocimiento que nunca se olvida, por el que vale la pena jugarse la vida, un conocimiento transformador. Ese es el único conocimiento auténtico de Jesucristo. Si te encuentras con Jesucristo y tu vida no cambia, si no hay transformación personal, entonces no te has encontrado de verdad con él. Y como no te has encontrado de verdad con él, no le has conocido bien. Y, si no le has conocido bien, no puedes anunciarle bien. Aquí cabe decir: conocer de verdad es ser.

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josemaria esteve i pallares,op
11 de mayo de 2010 a las 18:04

En la actualidad,hay tántos maestros dispuestos a enseñarte el conocimiento auténtico de Jesucristo! ¡ Tantos caminos que aseguran, que el final tu vida sera otra!
Jesús nos dejo una carta de amor,una carta fantástica,sencilla,entendible,cercana. Cuanto más la lees,mas te enamora. Cada uno tiene que alcanzar la sabiduría,el amor y la profundidad de la vida a su modo,sin copiar.

Pepe González.
11 de mayo de 2010 a las 20:37

Es verdad, hay tantos conocimientos que no llenan y sin embargo nos dejamos la vida buscándolos. Menos mal que hay MAESTROS como tú, que con tus enseñanzas nos encaminas al único y verdadero conocimiento.Ánimo Martín, sigue así, este blog es admirable.

Bernardo
12 de mayo de 2010 a las 00:45

Es imposible concer a Cristo y no amarle, amarle y no seguirle, seguirle y no identificarse. Estas palabras de la tradición son tan ciertas para los que hemos intentado seguirle e identificarnos, que sabemos muy bien lo que es "conocer". Claro que sí, Martín, conocer es ser y ser es amar, porque Dios es amor. Qué difícil se hace este conocimiento cuando se enfrenta con la realidad tan dura de este mundo, y cuánto ayuda, paradójicamente, a mantener el rumbo: "Ulises cursum tenebat ad insulam...".

Juanjo
12 de mayo de 2010 a las 10:55

Hay una cita en la Biblia, (Libro de Job), que siempre sigue impresionando por su profuncidad, y su fuerza; "te conocía solo de oidas, pero ahora te han visto mis ojos".
¡Cuantos "conocen" o "conocemos" solo de oidas! Pero en Xto, Dios se nos ha dado a conocer. En Jesús le hemos visto. Quien haga lo que él hacía, lo ha visto, quien actúa como él, lo conoce. "Quien me ha visto a mí ha visto al Padre" Tambien la palabra "ver" tiene un sentido distinto. ¡Cuantos en aquel tiempo lo "vieron" pero no lo reconocieron!

Catalina
12 de mayo de 2010 a las 12:08

Pero como conoceran si nadio se lo anuncia? Ayer se me pusieron los pelos de punta, una joven me comentó, como su abuelo antes de morir le hizo prometer, que no le harian Misas, no le rezarian y ella contaba como le arranco el crucifijo del ataud. Esa imagen de arrancar la Vida de alguien, me parece tan escalofriante, Pensé que podia pensar esa persona para querer separarse de esa manera de Cristo, y cuanto odio tendria en su corazon, que mala experiencia...tal vez todos somos culpables con nuestro mal ejemplo de ello.

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