May
Conocimiento que cambia la vida
5 comentariosHay muchos tipos de conocimiento. Los hay superficiales, rápidos, que se olvidan al poco de ocurrir. Este tipo de conocimiento suele dejar a uno indiferente, lo conocido le afecta poco. Hay conocimientos más serios, pero con los que uno no está necesariamente de acuerdo; o que incluso considera perjudiciales. Hay conocimientos que se refieren a realidades exteriores a la persona. Pero hay otros conocimientos que nos afectan, que nos interesan, que nos obligan a tomar una decisión o una postura, que nunca dejan indiferente. En la Biblia el verbo conocer tiene el sentido de un conocer a una persona por propia experiencia. Así María, cuando el ángel le anuncia que va a concebir un hijo, responde diciendo que esto no es posible porque “no conoce varón”. Evidentemente, María sabía de la existencia de José, su prometido, más aún, tenia una buena relación personal con él. Pero en la respuesta de María se ve el sentido profundo del verbo conocer: no le conoce porque no ha tenido una experiencia íntima, personal, privada con José.
San Pablo nunca se encontró por los caminos de Palestina con Jesús de Nazaret. Sin embargo en Flp 3,8 dice haberle conocido muy bien, con un tipo de conocimiento por el que vale la pena perder todo lo demás: “juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo”. Se trata de un conocimiento decisivo y no suplementario, un conocimiento que nunca se olvida, por el que vale la pena jugarse la vida, un conocimiento transformador. Ese es el único conocimiento auténtico de Jesucristo. Si te encuentras con Jesucristo y tu vida no cambia, si no hay transformación personal, entonces no te has encontrado de verdad con él. Y como no te has encontrado de verdad con él, no le has conocido bien. Y, si no le has conocido bien, no puedes anunciarle bien. Aquí cabe decir: conocer de verdad es ser.