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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

12
Abr
2010

Con la que sigue cayendo

3 comentarios

Me dice un hermano que, con la que está cayendo, no es fácil presentarse como cura o fraile, porque te sientes señalado y acusado. Tampoco debe ser fácil presentarse como político, con lo que está saliendo sobre los casos Gürtel y Matas. Sin duda, en todos los colectivos hay personas que no responden a lo que se espera de ellas. Eso no supone ninguna descalificación humana ni profesional del resto de los miembros del colectivo. De hecho, en la que sigue cayendo en la Iglesia, los primeros señalados no son los curas, sino los responsables que actuaron de forma que hoy resulta difícil de comprender, aunque seguramente hace unos años su modo de actuación era “lo normal”. Hoy ya no valoramos “la dignidad de la Iglesia”, o dicho de otro modo, la defensa de la institución, sino que estamos más preocupados por la dignidad de las víctimas. Por eso sería bueno reconocer que las perspectivas han cambiado y, situados en la nueva perspectiva, no queda más remedio que entonar un mea culpa. En este sentido hay que valorar positivamente la guía sobre el procedimiento para los casos de abusos de menores publicada hoy en la página web de la Santa Sede.

Como la que está cayendo, en la Iglesia y en los partidos, ya no se puede ocultar, algunos responden que, proporcional y numéricamente, los casos de abusos son mucho más amplios fuera que dentro de la Iglesia. O que los desfalcos económicos los cometen políticos de todo pelaje. Posiblemente sea verdad. Pero estas constataciones no disminuyen en nada la gravedad de lo ocurrido, en la Iglesia y en los partidos. Más aún, solo si los de dentro de casa condenamos con más fuerza que los de fuera lo que en ella sucede, podrán ocurrir dos cosas muy interesantes: una, que resultaremos creíbles; y otra, que dejaremos de ser “sospechosos”. Yo estoy muy interesado en la limpieza de la casa del vecino, pero ante todo y sobre todo quiero que esté limpia la mía. Lo que pasa en casa del vecino, aunque sea más desastroso que lo que ocurre en la mía, no impide que mi primera y mayor preocupación sea la de mi casa.

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Catalina
12 de abril de 2010 a las 23:42

Asi es, seguramente cuando uno diga que es cura o fraile o simplemente laico tal vez nos miren mal, peor nos miraran cuando descubran que nuestra vida, aunqueno sea tan horrible, no es del todo coherente y dejamos mucho que desear. Incluso cuando hagamos algo bien nos mal interpretaran y creeran que estamos buscando algo. A Pesar de ello, creo que vale la pena decir, soy cura soy cristiano, y aqui estoy para lo que pueda hacer por ti, con mis limnitaciones, mi miseria e incluso mi culpa, pero aqui estoy, aunque pienses mal de mi, o no telo creas, aqui esoy, o aqui intento estar al menos. Creo que vale la pena

Bernardo
13 de abril de 2010 a las 14:00

¿Cómo era aquello del Evangelio?: "primero saca la viga de tu ojo para después sacar la paja del ojo ajeno". Totalmente en consonancia con tu reflexión, Martín. No puedo soportar el discurso que se ha extendido de que se quiere hacer daño a la Iglesia aprovechando los casos de pederastia. Quien ha hecho el daño a la Iglesia y ha pecado gravemente contra el Espíritu Santo es quien ha cometido esos horrendos crímenes. Si ahora hacen leña del árbol caído, limpiemos nuestra casa y dejémosla más reluciente que el sol.

claros en la niebla
13 de abril de 2010 a las 19:18

Suscribo su artículo. Y se ven ya pasos concretos que se hacen públicos en el momento en que es necesario dar respuestas y soluciones claras , y lo más importante, un cambio de actitud a la hora de enfrentar este tema: llamar a las cosas por su nombre, deslindar delito de pecado y darle el tratamiento necesario a cada uno, la asunción de responsabilidades pertinentes en justicia y misericordia.

Se está en camino de restablecer la confianza, de alejar sospechas. Hay etapas en la historia de las personas y las instituciones en que es necesario revisar, limpiar y dejar paso a una nueva etapa en la que se sale fortalecido si no se cierran en falso, sino se esconden los problemas, que tarde o pronto volverían a surgir. Nos merecemos dotarnos de los recursos necesarios para afrontar cualquier tipo de problema. Nos merecemos vivir nuestra fe en un ambiente eclesial digno, y como me dijo alguien hace poco, volver a confiar en que los religiosos y sacerdotes realizan en la Iglesia un trabajo limpio, honrado y público. La mayor parte lo realiza.

No son tiempos de ponerse bajo el paraguas, a pesar de la que cae. Sino de seguir caminando y dejar que el agua de lluvia nos empape y renueve.

Gracias Martín Gelabert por tu claridad

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