Abr
Con la que sigue cayendo
3 comentariosMe dice un hermano que, con la que está cayendo, no es fácil presentarse como cura o fraile, porque te sientes señalado y acusado. Tampoco debe ser fácil presentarse como político, con lo que está saliendo sobre los casos Gürtel y Matas. Sin duda, en todos los colectivos hay personas que no responden a lo que se espera de ellas. Eso no supone ninguna descalificación humana ni profesional del resto de los miembros del colectivo. De hecho, en la que sigue cayendo en la Iglesia, los primeros señalados no son los curas, sino los responsables que actuaron de forma que hoy resulta difícil de comprender, aunque seguramente hace unos años su modo de actuación era “lo normal”. Hoy ya no valoramos “la dignidad de la Iglesia”, o dicho de otro modo, la defensa de la institución, sino que estamos más preocupados por la dignidad de las víctimas. Por eso sería bueno reconocer que las perspectivas han cambiado y, situados en la nueva perspectiva, no queda más remedio que entonar un mea culpa. En este sentido hay que valorar positivamente la guía sobre el procedimiento para los casos de abusos de menores publicada hoy en la página web de la Santa Sede.
Como la que está cayendo, en la Iglesia y en los partidos, ya no se puede ocultar, algunos responden que, proporcional y numéricamente, los casos de abusos son mucho más amplios fuera que dentro de la Iglesia. O que los desfalcos económicos los cometen políticos de todo pelaje. Posiblemente sea verdad. Pero estas constataciones no disminuyen en nada la gravedad de lo ocurrido, en la Iglesia y en los partidos. Más aún, solo si los de dentro de casa condenamos con más fuerza que los de fuera lo que en ella sucede, podrán ocurrir dos cosas muy interesantes: una, que resultaremos creíbles; y otra, que dejaremos de ser “sospechosos”. Yo estoy muy interesado en la limpieza de la casa del vecino, pero ante todo y sobre todo quiero que esté limpia la mía. Lo que pasa en casa del vecino, aunque sea más desastroso que lo que ocurre en la mía, no impide que mi primera y mayor preocupación sea la de mi casa.