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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

28
Jun
2010

¿Cómo entiendo mi sacerdocio?

9 comentarios

Pronto saldrá publicada mi respuesta a la pregunta que la dirección de una revista me hizo sobre cómo entiendo mi sacerdocio. La adelanto para ustedes, amables lectores: lo entiendo dentro del contexto de mi vida religiosa dominicana. Hoy, entre los dominicos, algunos discuten el sentido que tiene eso que dicen nuestras Constituciones: que la Orden es clerical. Según las Constituciones el motivo de que la Orden sea clerical es que el ministerio de la Palabra y de los sacramentos de la fe es oficio sacerdotal. Estaría de acuerdo en matizar que el ministerio de la Palabra no es exclusivo de los presbíteros; más aún, que hay laicos cualificados que ejercen mejor el ministerio de la Palabra que muchos presbíteros. Pero también es bueno recordar que, según el Concilio Vaticano II, los presbíteros tienen por deber primero anunciar a todos el Evangelio de Dios. Y este anuncio del Evangelio coincide totalmente con el fin de la Orden dominicana y con lo que, humildemente, a mi me gusta hacer. Yo, ante todo, me siento predicador. Este oficio puede realizarse siendo presbítero o no siéndolo, pero el presbiterado abre nuevas posibilidades a la predicación. En esta línea es como entiendo mi ser dominico y mi ser presbítero. No solo no veo ninguna oposición, sino que me parecen dos realidades tan complementarias que, en mi, resultan indisociables.

El ministerio de la predicación puede ejercerse de muchos modos. También se predica con el ejemplo. Pero cuando san Pablo dice que la fe nace de la predicación está pensando en la predicación de la palabra. La predicación no se reduce a las homilías; puede y debe realizarse por medio de la catequesis, de la enseñanza de la teología, por medio de la escritura o por internet. Incluso por medio del arte. Pero sea cual sea el medio, la predicación debe iluminar la inteligencia del creyente, ser una buena explicación de la fe, no quedarse en generalidades, sino aplicar a las circunstancias concretas de la vida la verdad perenne del Evangelio. Para hacer esto, para que la predicación no se limite a calentar el corazón, sino a ser sobre todo doctrinal, para así permanecer en la mente del oyente y configurarla según la “mente de Cristo”, se requiere no solo oración, sino también estudio y reflexión. Esta característica doctrinal me parece propia de la predicación dominicana y me gustaría que marcase mi presbiterado.

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Bernardo
28 de junio de 2010 a las 18:55

Gracias a presbíteros como tú, y otros que tengo la suerte de conocer, uno es capaz de ver reflejado mucho de lo que el propio Jesús pudo suponer en su momento. Gracias a vosotros merece la pena que el sacerdocio ministerial siga existiendo tal y como existe hasta ahora. Sé perfectamente que la validez del mismo es independiente de la calidad humana e incluso moral del individuo. No de otra manera se podría entender la validez del sacerdocio tras los casos de pederastia. Pero, ¿qué sucedería si la mayoría de los presbíteros dejaran que desear en su calidad humana y moral?
Me temo que gente de la grandeza que tenéis algunos está escaseando en la Iglesia y el futuro no es nada halagüeño en este sentido. Doy gracias a Dios por haber conocido sacerdotes como tú, pero me pregunto si no estará el Espíritu empujando para que vayamos hacia otro modo de vivir el sacerdocio ministerial, más acorde con la vivencia originaria del cristianismo y con las necesidades de la construcción del Reino de Dios exige hoy.
Un abrazo

josemaría esteve i pallarés,op
29 de junio de 2010 a las 01:18


La Buena Noticia de Jesús llega por caminos que nadie puede sospechar.
Por que va a ser Jesús propiedad privada de Predicadores,de doctores,de eruditos y presbíteros, EL que ha dicho cosas tan simples y directas que son para todos palabras de vida?
Las ordenes claricales,debían ser consecuentes y no hacer "tranpitas"

ministerio petrificado
29 de junio de 2010 a las 09:17

Las monjas contemplativas tambien pertenecen a la Orden de Predicadores. Participan de su aspecto clerical. Ya se alzan voces en la predicación que muestran un presente abierto al futuro de la predicación, del sacerdocio ministerial. Lucía Caram es una de ellas. Pasó el tiempo en que la función de las contemplativas es sostener con la oración la predicación de los hermanos predicadores.

Tiempo de volver a la raiz del mensaje de Jesús de Nazaret, de actualizar el ministerio ordenado. Las estructuras piramidales medievales de las órdenes religiosas han quedado obsoletas.Su actualización pasa por una reflexión sobre su caracter clerical, la actualización de sus estructruras. Otro tiempo que pide facilidades de acceso a las facultades de teología a cualquier estamento religioso, incluidas monjas contemplativas. Porque el acceso a la formación es el camino de mentes formadas y con criterio. De todas las mentes.

¿ Desea el estamento clerical,laicos, laicas, monjas contemplativas, con criterio teológico ? ¿O más bien asistimos a una uniformidad doctrinal, a un orden ministerial " de clase" ? Sino se transforman las estructuras,estas acaban petrificando a quienes las integran. Al tiempo que surgen al soplo del Espíritu otras que responden a las necesidades de este tiempo. La Vida siempre encuentra resquicios en la historia para llevarla adelante. Saludos y gracias profesor Gelabert

ros
29 de junio de 2010 a las 18:03

Querido Martín: Muchas gracias por tu confesión pública. La pregunta no se puede responder a la ligera. Requiere muchos matices porque, como tú reconoces, son muchas las formas y modos de anunciar el Evangelio. Para mí, lo que distingue al presbítero es la imposición de manos especial con la que es consagrado. Eso significa que cuando predica el Espíritu actúa de una forma singular y específica. Lo lamentable es que muchos presbíteros, sin atención a lo que sugiere el Espíritu y sin prepararse humanamente, se lanzan a predicar [yo diría a hablar, bla bla bla] como si nada. Gracias por tu post.

Dvqe
29 de junio de 2010 a las 18:45

Me viene al pairo su comentario, y deseo una observación por su parte acerca de la película 'La última Cima' - que todavía no he tenido el placer de ver -.
Parece ser que narra en parte la vida de Pablo Domínguez, sacerdote y doctor en Filosofía y Teología, pero - y tal vez más oportuno a este hilo, también desgrana la tarea de la predicación desde un punto de vista racional, remarcando la racionalidad de la Fe de un hombre que recibió del Espíritu Santo esas 'razones que la propia razón no entiende' y, por tanto, engrandecen el Misterio de la Salvación del Hombre.
Gracias anticipadas y la Paz.

Martín Gelabert
29 de junio de 2010 a las 19:59

Para Dvqe: Le agradezco mucho sus participaciones en el blog. Debo decirle que no he visto la película "La última cima"; suelo ir muy poco al cine. Conozco el trailer que se puede encontrar en internet. No tengo, por tanto, opinión sobre la película. Sí que conocía personalmente a Pablo Domínguez, digamos que por motivos profesionales, porque el comienzo de su Decanato en la Facultad de Teología de San Dámaso coincidió con mis últimos años de Decano en Valencia. Le recuerdo como una persona cercana y amable. La referencia que usted hace a "la racionalidad de la fe" me parece oportuna. La fe tiene sus motivos; no es resultado de la razón, pero es razonable, plausible. A mis alumnos, al tratar esos temas, les digo que la fe no es "ex ratione", pero sí "cum ratione". Y perdón por el latín.

claroscuros en la cima
30 de junio de 2010 a las 08:09

Hay claroscuros en la " última cima". Se ha cubierto con un tupido silencio ala mujer que acompaño a Pablo Dominguez en su última escalada, y que tambien falleció. No se refleja en la película, la relación que había entre ellos. Hay mucho interés en no indagar sobre el tema.

Sara de Jesús
30 de junio de 2010 a las 18:29

Sara de Jesús, así se llamaba la mujer que acompañaba y murió en el mismo accidente de montaña que Pablo Dominguez. Ex-novicia, médico antropóloga, coordinadora del Instituto Newman de la Universidad Fco de Victoria de los legionarios de Cristo, en Pozuelo de Alarcón. Descanse en Paz

Ariadna
2 de julio de 2010 a las 02:21

Un laico podría ser uno de los mejores sacerdotes que pudiéramos encontrar ya que un sacerdote tiene la obligación y el deber de servir a los demás cosa que el clero diocesano no está por la labor. El clero diocesano es sombrío.

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