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Circuncisión religiosa, asunto de actualidad
4 comentariosEl libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta una historia que, a primera vista, se diría que no tiene ningún interés ni actualidad. Y, sin embargo, puede resultar de una actualidad sorprendente. ¿De qué se trata? De una de esas discusiones sobre asuntos menores que, ya desde tiempos antiguos, han suscitado fuertes polémicas y desencuentros entre los creyentes. La discusión a la que se refiere el libro de los Hechos (15,1-35) era sobre la circuncisión. Algunos de la secta de los fariseos habían abrazado la fe. Pues bien, si la fe supone creer firmemente que la salvación viene de Jesucristo y además es gratis, porque Dios nos ama y su amor es incondicional, parece increíble que se discutiera sobre si la circuncisión era necesaria para salvarse. En la primitiva Iglesia otra discusión, que ahora dejo de lado, era sobre si había alimentos puros o impuros.
También hoy en la Iglesia se discute por asuntos secundarios y menores, y encima hay quién se permite criticar, o incluso insultar al Papa cuando hace notar que esos asuntos menores no son decisivos para la salvación. Lo decisivo para la salvación es acoger en nuestra vida a Jesucristo. Lo decisivo no es comulgar en la mano o en la boca. Lo decisivo es comulgar con Jesucristo. Lo decisivo no es si lo que hace el hermano me gusta o no me gusta. Lo decisivo es amarle como Dios le ama y respetarle como Dios le respeta. Lo decisivo no es si el Papa recibe a una persona o a otra. Lo decisivo es que en la Iglesia las puertas estén abiertas para que puedan entrar todos e invitar a todos a quedarse, y difícilmente podremos invitarles a quedarse si no sabemos acogerles. Lo decisivo no es si me gustan o no me gustan algunas de las palabras o de los gestos del Papa. Lo decisivo es no romper la comunión y tener claro que donde está Pedro está la Iglesia.
Y respecto al asunto concreto de la circuncisión y de todos los otros más actuales que he nombrado, lo grave no es estar a favor de una u otra solución, o tener una u otra opinión. Lo grave es absolutizar la propia solución como si fuera la única posible y la única ortodoxa y descalificar a la otra opinión o postura. Eso no significa que todo valga. Pero sí significa que hay que distinguir lo esencial de lo secundario, hay que mantener con toda firmeza la fe, pero en asuntos de expresión de la fe o de celebración de la fe o de aplicación de los principios morales derivados de la fe, caben distintas posiciones, en función de la cultura o de las necesidades de una iglesia o de una persona.
En la Iglesia primitiva solucionaron el asunto de la circuncisión sinodalmente: “los apóstoles y los presbíteros se reunieron para examinar el asunto”. Después de examinar el asunto, tomaron la decisión de no imponer la circuncisión, escribiendo una carta en la que, además del acuerdo de los apóstoles y presbíteros, estaba también de acuerdo toda la comunidad. El método sinodal que ha empleado el Papa es bueno y es el camino para solucionar las discrepancias y los desacuerdos: dialogar mirándonos a la cara alrededor de una mesa, tratar de comprender lo que el otro dice y explicar mi posición de modo que el otro la comprenda.