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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Abr
2007

Apuestas para perder kilos

4 comentarios
Esta joya literaria que reproduzco, cambiando los nombres, fue escrita por una niña de 13 años en un colegio confesional: “He hecho una apuesta con mis hermanas. Si yo llego a los 55 kilos mi hermana Mónica me tiene que regalar 1 bikini y Mercedes durante julio me dejará usar su móvil. Ellas pesan 57 k., y también han hecho apuesta. Ellas tienen que llegar a los 47-48. Si llegan yo le regalo un bikini a mi hermana Mónica y a Mercedes, soy su esclava durante julio”.

Esta nota refleja la sociedad en la que vivimos, sus valores, las preocupaciones de los, y sobre todo de las jóvenes y adolescentes. El fenómeno de la delgadez es complejo. Intervienen diversos factores: medio social, familiar, sentimientos de inseguridad, baja autoestima, no aceptación del propio cuerpo y de la propia imagen… Y también nuestra manera de calificar o de elogiar a los niños: ¿qué les decimos que valoramos en ellos? ¿Tenemos tiempo para hablar con ellos, ofrecer orientaciones, preguntar con cariño e interés por sus preocupaciones, inquietudes, proyectos, sueños?

Me hablan de páginas web que fomentan la anorexia y dan pautas para esa carrera autodestructiva. A veces, los mensajes en clase continúan con mensajes en el messenger y conexiones con estas web. Es necesario estar alerta. Me comentan que quien marca las pautas de la delgadez son modistos que no valoran a la mujer, la buscan para que realce sus creaciones; y también que en el mayor hospital de Valencia no hay plazas suficientes para los ingresos por trastornos alimentarios; y la edad ya va bajando hasta los 9 años.

Esta sociedad vive de imágenes y apariencia. ¿Las apariencias engañan? Peor aún, a veces son manifestación de esa triple concupiscencia de la que habla la primera carta de Juan (2,16): la sensualidad, la seducción de las apariencias y el orgullo que resulta de la posesión de los bienes terrenos. Esos son los móviles que mueven al mundo en el que estamos, pero del que, según dijo Jesús, “no somos”.
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JMValderas
23 de abril de 2007 a las 20:08

Querido Gelabert “Esta sociedad vive de imágenes y apariencia” entiendo que constituye el núcleo de tu exposición. En última instancia, todas las apariencias se reducen a la “apariencia de verdad”. Al cristiano en general y al dominico en particular compete develar ese espejismo. Abundan en nuestros días y en nuestro país proclamas contra la fe, que la asocian, una vez más, a la irracionalidad y, retomando el dicterio de Freud, al miedo. Los creyentes nos atendríamos a una “apariencia de verdad”. Suele ser habitual que al cristiano, incluso medianamente formado, le falte argumentario para replicar. Sea el caso de las ideas cosmológicas (Galileo). La revista “Sterne und Weltraum” –clásica en astrofísica y ciencias planetarias— del mes de mayo anuncia para el número de junio un artículo (“Wer endeckte die kosmiche Expansion?” = ¿Quién descubrió la expansión cósmica?) que atribuye al canónigo Georges Lemaître lo que hasta ahora se suponía era mérito de Edwin Hubble. La expansión cósmica, vinculada a la radiación cósmica de fondo, es uno de los pilares de la teoría cosmológica actual. Esa es la verdad, sin apariencia, de una Iglesia ignorada.

Francisco Coronas
23 de abril de 2007 a las 23:01

Sr. Valderas: Esto que Ud. escribe ¿qué tiene que ver con la columna del Prof. Martín Gelabert? No veo la relación entre la moda de las quinceañeras y la expansión cósmica. Gracias.

JMValderas
23 de abril de 2007 a las 23:23

Abusando de la amabilidad de Gelabert: de la exposición no me interesa la anécdota, sino lo que yo entiendo es la categoría o mensaje, según aviso. Llegados a cierta edad, sólo importa lo radical o medular. Lo radical es la apariencia de verdad. La apariencia de verdad es la línea divisoria entre la fe y la increencia. Los cristianos muchas veces no saben defender su fe en una plaza pública de vociferante increencia. Ayudarles en la medida de mis fuerzas es la razón última de esta y todas mis aportaciones. Gracias por el tono.

el marinero de los monegros
24 de abril de 2007 a las 14:09

Por mi actividad profesional, he participado en 15 charlas en 15 colegios sobre "Nutición, actividad física y deporte" a niños de 5 y 6 de primaria 11 y 12 años, y a sus padres. El asunto es preocupante. Pero voy a hacer una apreciación personal. Independientemente de los valores, de la supremacía de la estética sobre la ética, etc. en las conversaciones con los padres he percibido que hay un ritmo de vida inhumano, que deshace relaciones, familias, nutrición y en definitiva vida. ¿Alguién ha pensado que detrás de las rupturas matrimoniales y filiales hay un tremendo impacto de este tipo de vida desquiciado y deprimente que llevamos?. Detrás de un niño que va al cole sin desayunar, hay unos padres que han salido a trabajar a las 6 de la mañana; de un adolescente con trastorno de conducta alimentaria, una madre sin energía para conversar, etc, etc

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