Ene
Apostolado político-religioso
7 comentariosLos envíos de mensajes por medio del correo electrónico se han convertido en una nueva forma de apostolado. En estos pasados días he recibido un montón de correos con archivos. Unos eran montajes con imágenes religiosas y textos piadosos. Otros eran montajes de signo claramente político: que si Cataluña es parte de España, de Europa o del Universo; que si los mallorquines no son catalanes (¡eso lo sabe todo mallorquín!; tampoco los españoles somos argentinos y eso no es motivo para recordarlo), que si se celebran Misas en la explanada del Valle con gran asistencia de público (es de suponer que si van tan lejos a Misa irán también a otra cosa, sin duda respetable, pero entonces no se va sólo a Misa), que si Rubalcaba se inclina ostentosamente ante el rey de Marruecos y al Papa sólo le da la mano con una leve inclinación de cabeza (¡naturalmente, ni que el Papa se creyera Dios, como sí se cree el dictador marroquí!), que si Noruega prohíbe a Arabia Saudí financiar mezquitas mientras en Arabia no puedan construirse Iglesias (¡así nos ponemos todos al mismo nivel: el más bajo!), que si los hay que se dedican a tergiversar la historia, ocultarla y odiarla. Y más y más y más.
La postura ante la vida que denotan estos envíos es muy respetable. Como lo son igualmente otras posturas distintas. En eso de la política ocurre como con los gustos. Hay para todos. Lo que no sería conveniente es pretender que “lo católico” se identifica con la propia postura política. Sin duda, la fe cristiana tiene repercusiones que inciden seriamente en lo político, lo social, lo económico y lo familiar. Pero en muchos de estos asuntos, la misma fe cristiana puede conducir a soluciones divergentes.
Hay asuntos que “calientan la sangre”. Sería conveniente hacer algún ejercicio de enfriamiento, esforzarnos por escuchar al otro, por comprender (no digo compartir, digo comprender) sus razones y sus sentimientos, buscar un punto de encuentro, relativizar lo político como algo superficial, frente a lo profundo de la fe y la común humanidad. Con distintos gustos y colores, tenemos una amplísima tarea que podemos y debemos hacer juntos. Si nos unimos en esta tarea fundamental, que es construir fraternidad y humanidad, hasta podremos bromear y reír con los colores y los gustos. Si somos capaces de hacer esto, bromear con los propios colores, habremos dado un paso importante para encontrar al hermano que se viste con diferente color.