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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

16
Abr
2007

Al menos que sean cautos

6 comentarios
Me escribe indignada una amiga informándome de una noticia de la que se han hecho eco no todos, pero sí todo tipo de medios (TV3 y Canal 4 entre otros en nuestro país). El famoso futbolista David Beckham le ha hecho a su no menos famosa esposa Victoria el regalo de un consolador de platino y diamantes por el que ha pagado 2 millones de dólares.

Victoria Beckham es famosa por excentricidades, anorexias, pero sobre todo por ser el espejo en que se miran las jovencitas de hoy día. ¿Cómo llamar a su consentimiento en ser consolada públicamente de esa manera? ¿Cómo se lo explicará a sus tres hijos? ¿Cómo encajarán sus hijos las crueles bromas al respecto de sus compañeros de colegio? ¿O a lo peor sus hijos y sus compañeros ya no se extrañan de esas cosas, pues según leo este tipo de regalos son habituales entre las estrellas (¡vaya estrellas!) de Hollywood que además alardean sobre ello? ¿Qué pensar de una sociedad que tiene como uno de sus iconos a una persona que se gasta dos millones de dólares en un regalo de este tipo? Dejo de lado los últimos tatuajes del personaje, uno de ellos sacado del Cantar de los Cantares: “yo soy para mi amada, mi amada es para mi”. Pero el tema me parece grave, porque de noticias de este tipo se nutre medio mundo. El otro medio se muere de hambre, sin consuelo, sin ser consolado por un simple trozo de pan y agua potable en condiciones. Seguro que recuerdan que el pasado mes de diciembre se organizó un partido de fútbol contra la pobreza entre los amigos de Ronaldo y los amigos de Zidane. Beckham jugó con los amigos de Zidane. ¡Ya podría haber entregado esos millones de dólares a los pobres en vez de hacerse publicidad a costa de la beneficencia!

A pesar de tanta cultura vomitiva, tengamos unos felices días de Pascua, porque su luz cada vez es más necesaria. Y que el Espíritu Consolador, Gracia gratuita, nos ilumine a todos. Ah, y si no pueden ser castos, al menos que sean cautos.
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cibernauta
16 de abril de 2007 a las 18:22

bravo!! tu elocuencia se agradece no sabes cuanto!!!

anonimo
16 de abril de 2007 a las 21:34

¡¡Felicidades Martín por tu sentido del humor y sensibilidad social!!
Siguiendo con la linea jaranera, podríamos evocar aquel dicho reciente de "porque lo llaman amor cuando quieren decir sexo". La anécdota beckaniana refleja la metrosexualidad postmoderna, lo más de lo más, lo más "cool": evitar la interelación con el otro poniendo por medio todo tipo de artilugios, eso si,llenos de glamour. La estética ha reemplazado a la ética.

jv
16 de abril de 2007 a las 22:49

Ese final tan enigmático...cautos ¿ con quienes? ¿ respecto a qué?

Maria Rosa
17 de abril de 2007 a las 11:37

Que el Espiritu Consolador, Gracia gratuita ,te siga iluminando como siempre, no sabes como agradezco todo lo que dices, y como lo dices, gracias

Sor Lucía
17 de abril de 2007 a las 14:05

Martín, una vez más tengo que reconocer que además de sabio eres un genio. Gracias por tus reflexiones. Hoy mismo, en mi programa de la Cadena ser reproduciré tu reflexión en versión catalana, tenemos que despertarnos y poner freno a tanta frivolidad... Este personaje, es el que impone las modas y el que manipula con sus excentricidades a nuestros jóvenes. Ja n'hi ha prou. Gracias.

el marinero de los monegros
18 de abril de 2007 a las 14:59

Me ha gustado mucho su comentario. Gracias.

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