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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Sep
2008

Al Cesar lo que es del Cesar

4 comentarios

Un compañero me ha enviado una entrevista a Carlos Dívar, el que va a ser nuevo presidente del Consejo General del Poder Judicial, publicada en la Revista Alba. He buscado en internet para ofrecerles el enlace, sin resultado. Pero como la persona que me la envía merece toda confianza, la doy por buena y auténtica. En la entrevista Carlos Dívar se confiesa abiertamente católico, miembro de la Adoración Nocturna y congregante mariano. Y llega a decir: “el amor de Dios, que es el que ha dirigido toda mi vida, nunca puede quedarse en casa. Tengo que actuar conforme a mi conciencia. No puedo dejar de creer por tener un cargo público. Mi vida es una unidad. Antes de abandonar a Dios, abandonaría mi trabajo”. Palabras que le honran. Pero estas palabras no dicen nada ni a favor ni en contra de su labor como jurista. Es de suponer que si acepta el cargo, lo hará consciente de que su principal labor es aplicar las leyes de la nación española, leyes que tienen su origen en el Parlamento, conforme a la separación de poderes que rige en España.

No sería bueno que sus argumentos jurídicos estuvieran apoyados en referencias religiosas. Estoy convencido de que no será así. Porque los órganos superiores de justicia están al servicio de todos los ciudadanos, no sólo de los ciudadanos católicos. Y deben legislar buscando lo mejor para todos, aunque a veces esto que parece lo mejor desde el punto de vista político y jurídico no sea lo mejor desde el punto de vista de la moral católica. Otra cosa sería que pretendieran imponer a algunos ciudadanos deberes que están en contra de su conciencia. Aquí no está de más recordar el principio empleado por Benedicto XVI en Francia de dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Alegrémonos, pues, del nombramiento de una persona honrada, que no oculta sus convicciones, pero no esperemos de ella planteamientos que favorezcan una determinada política eclesial. Porque la política eclesial también es política y como tal política debe ser tratada.

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marcelino
25 de septiembre de 2008 a las 10:11

Las leyes a veces son injustas. Si uno piensa que es asi, de esa manera debe actuar.Lo otro seria lo comodo. Aqui ya no se trata de ser catolico o no. Hay principios que estan mas alla de cualquier religión, como es la defensa de la vida, que es con la que mas experiencia tengo.Estoy de acuerdo con Carlos Divar. Jesus asi lo hizo y por eso murio de esa manera. Dar a Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios me parece muy bien, la religion no es poder, es servicio, y no tiene que estar al lado de ningun poder, sino al lado del que sufre, del indefenso, del que no tiene voz, porque no tiene voto. Por eso si una ley es injusta, hay que decirlo aunque eso te lleve a estar al lado de Jesus. Lo otro es lo comodo, cuando la religion no te cambia, es una mentira.Si hiciesemos eso estariamos al lado del Cesar.Dios te lo pido todo.

Oscar P.
25 de septiembre de 2008 a las 13:51

Estoy de acuerdo en que hay leyes injustas, pero me parece que ese no es el tema. La cuestión es que hay actividades e instituciones que se presentan con la etiqueta de católicas y por muy etiquetadas que estén deben regularse por las leyes del Estado. En Valencia está el caso de la Facultad de Medicina de la Universidad del Arzobispo, que no pasa los controles de ANECA. Aquí no vale el ser católico o apelar a la cruz de Cristo, aquí vale la calidad y las leyes. Por poner un ejemplo entre muchos otros. Hay otro tipo de leyes sobre las que la moral católica o el menos el Evangelio tendría mucho que decir, como las referentes a cuestiones armamentísticas, o de colaboración con el tercer mundo. Mi conciencia evangélica me dice que habría que dar el diez por ciento, pero la ley dice que con el 0,7 vamos sobrados. El legislador no puede legislar según la conciencia de los que quieren el 10 por ciento.

juanjolmos
25 de septiembre de 2008 a las 16:17

Algo muy similar me ha ocurrido a mí, tambien con un buen amigo. A raiz de una conversación dije que yo eligo ir a una determinada conferencia (de caracter religioso) o elijo leer un libro (de teología) muchas veces en función del autor o del ponente, de la confianza que me merece como tal. Mi amigo me comentó (en un exceso de celo)que más que mirar su formación o valía profesional debía fijarme más es su "nivel de fe". Creo que son cosas distintas, y cada una debe estar en su sitio.

marcelino
26 de septiembre de 2008 a las 09:59

Como leemos en el Eclesiastes, nada nuevo hay bajo el sol. Y esto que comentamos, ya ocurrio en la época de Platon. Los sofistas decian que todo era relativo. Mientras que Platon decia que habia Leyes quue eran universales. Aqui ya no setrata de ser catolico o dejar de serlo, sino que hay Leyes que estan por encima de las Leyes del estado. Y si una ley es injusta lo hemos de decir. Aunque eso nos obligue beber la ciquita como le ocurrio a Socratews, y que yo sepa este no era catolico.

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