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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

8
Sep
2016

Acto voluntario pero no libre

6 comentarios

La libertad, como el amor, se realiza en el bien. Porque la libertad busca siempre, como por instinto, lo que más conviene. El mal nunca conviene. Habrá, pues, que preguntarse cómo es posible elegir el mal, o dicho en vocabulario cristiano, cómo es posible elegir el pecado. Esta mala elección solo es posible por mala información o por engaño. Tengo una información parcial, y esta información parcial me dice que tal cosa es buena; por eso la hago. O alguien me miente de forma hábil y seductora (ese es el papel del tentador, según la Biblia: mentiroso y padre de la mentira) y yo me dejo seducir.

La pasión podría ser un estado de ánimo producido por una combinación de mala información y de mentira. Alguien toma droga por primera vez, porque le han convencido de que es agradable y placentera. Además, piensa, por una vez no pasa nada. Lo que no piensa es que siempre hay una primera vez. Y después vienen las otras veces. Llega un momento en que la tendencia es muy fuerte. Y cada vez es más difícil controlarla. Parece entonces que la libertad queda anulada o muy disminuida, porque la persona ya “no puede hacer otra cosa”.

Al respecto resulta interesante una distinción que hace el Papa hablando de la educación en valores. La formación ética requiere paciencia, pedagogía y tiempo. Hay que tener en cuenta las posibilidades concretas de cada persona, sin pretender aplicar metodologías rígidas e inmutables. Los cambios de comportamiento se producen de manera gradual. Y ahí quiero citar a Francisco: “la libertad concreta, real, es limitada y condicionada. No es una pura capacidad de elegir el bien con total espontaneidad. No siempre se distingue adecuadamente entre acto voluntario y acto libre. Alguien puede querer algo malo con una gran fuerza de voluntad, pero a causa de una pasión irresistible o de una mala educación. En este caso, su decisión es muy voluntaria, no contradice la inclinación de su querer, pero no es libre, porque se le ha vuelto casi imposible no optar por ese mal. Es lo que sucede con un adicto compulsivo a la droga. Cuando la quiere lo hace con todas sus ganas, pero está tan condicionado que, por el momento, no es capaz de tomar otra decisión. Por lo tanto, su decisión es voluntaria, pero no es libre”.

Precisamente porque su libertad está disminuida o anulada, no podemos “dejarle elegir”, porque de hecho no puede elegir. Necesita la ayuda de los demás y un camino educativo. Sin olvidar nunca que la meta de la educación es llevar al educando a que se dé cuenta por sí mismo de lo que le conviene y de dónde está su bien. “Una formación ética eficaz implica mostrarle a la persona hasta qué punto le conviene a ella misma obrar bien” (Amoris Laetitia, n. 265).

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JM Valderas
9 de septiembre de 2016 a las 11:15

Sobre la voluntad y libertad hay abundante información filosófica y, ahora, neurocientífica desde los experimentos de Libet. Al libre albedrío le llaman los alemanes freien Willen y los ingleses Free Will. En ambos casos, voluntad libre. En ciencia y en filosofía, lo que no es voluntario es instintivo o determinista, no libre. Y no hay libertad sin voluntad. Como diría un escolástico, voluntas et libertas convertuntur. Por desgracia, es una opinión personal, la Amoris laetitia no ha traído luz. Obliga a disquisiciones sin cuento para intentar ahormarla no sólo en la doctrina católica, sino también en un pensamiento racional en muchos aspectos. Sé que son palabras duras. Acabamos de enterarnos que las distinciones casuísticas de los obispos argentinos constituyen la interpretación genuina de algunos puntos. Vale. Conozco a personas preparadas que, por respeto al Papa, prefieren silenciar el documento. A mí me parece que lo honrado es pedir que se retire lisa y llanamente.

AEL
11 de septiembre de 2016 a las 00:45

Con el sistema nervioso voluntario (SNV) los seres vivos se relacionan, de hecho, se llama también sistema nervioso de relación. Hay otro sistema nervioso, en el campo de la fisiología, que controla la vida vegetativa, los fisiólogos lo llaman sistema nervioso involuntario o autónomo (SNA). Los centros nerviosos encefálicos que controlan el SNV dieron origen en los seres humanos a lo que entendemos como voluntad. Por el instinto, el animal, se relaciona y lo hace por los centros nerviosos del SNV; así, a veces tras muchos intentos, encuentran nutrientes los animales, por ejemplo, los carnívoros. Una vez que los nutrientes llegan al estómago sobre ellos actúa el SNA o vegetativo. Este sistema nervioso controla también el sistema circulatorio y respiratorio. Por tanto "lo que no es voluntario es instintivo" no lo veo tan claro como si las cosas fueran sólo blancas-negras ¿no han sido creados también los grises? Hay, también, grandes expertos para los que las circunstancias atenuantes de Amoris Laetitia son doctrina tradicional de la Iglesia y por tanto hay que tener en cuenta las muy diferentes situaciones personales con las circunstancias concretas, en muchas ocasiones, derivadas de la misma naturaleza creación humana de Dios.

Anónimo
12 de septiembre de 2016 a las 00:15

El hijo pródigo no fue libre hasta que no se dio cuenta de dónde estaba el bien. Lo otro, aunque permitido por el padre, no se podía llamar libertad, era espejismo. Por eso es mejor, creo, definir la libertad como la opción por el bien cuando éste es conocido. No se trata de la simple indeterminación, aunque sea requisito de la misma la ausencia de coacción.

César Buendía
12 de septiembre de 2016 a las 00:17

Continúo.
No se puede decir que todo lo que deciden los que mandan sea, por eso mismo, lo mejor necesariamente. Pero tampoco es de recibo obligar a lo mejor. Por ese motivo me gusta en esto lo que dice Adela Cortina: tiene que haber un mínimo donde haya un acuerdo. Y eso no es relativismo. Se trata de dejar que crezca la ética aunque impidiendo la injusticia flagrante contra el inocente.

César Buendía.
12 de septiembre de 2016 a las 00:18

El hijo pródigo no fue libre hasta que no se dio cuenta de dónde estaba el bien. Lo otro, aunque permitido por el padre, no se podía llamar libertad, era espejismo. Por eso es mejor, creo, definir la libertad como la opción por el bien cuando éste es conocido. No se trata de la simple indeterminación, aunque sea requisito de la misma la ausencia de coacción.Saludos Padre Martín.

Elias
4 de septiembre de 2020 a las 22:16

vine a buscar que era acto no libre y me encontre con algo muy distinto

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