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A favor de todas las víctimas
12 comentariosEl domingo, 13 de octubre, tendrá lugar en Tarragona la beatificación de 522 mártires. De ellos más del 80 por ciento eran religiosos y religiosas que, durante la última contienda civil en España, murieron porque pensaron que era más importante mantener la fe y la vocación religiosa que salvar la vida.
La Conferencia Episcopal Española, hace ya un tiempo, emitió un comunicado avisando que no se permitirá, en el recinto donde tendrá lugar el acto religioso, la entrada de ninguna bandera ni de ninguna pancarta. Una prohibición de este tipo es indicativa del riesgo de que algunos aprovechen el acto para hacer reivindicaciones de tipo político o, lo que es peor, para clamar contra aquellos que consideran culpables de la muerte de esos cristianos que van a ser beatificados. Si así ocurriera el acto religioso quedaría completamente desvirtuado para convertirse en un acto cristianamente inaceptable.
La Unión de Religiosos de Cataluña ha emitido una nota, muy ponderada, en la que se afirma que se trata de un tema social y políticamente muy sensible, que puede utilizarse al servicio de intereses diferentes y hasta contrapuestos. Reconoce, además que estas dificultades, en algunos casos justificadas, no exoneran del derecho de buscar la verdad y de cumplir con el deber de agradecer la fidelidad y la coherencia de la vida de los mártires. Y añade: nadie se equivoca cuando opta a favor de las víctimas, siempre que reconozca a todas las víctimas sin excepción.
Ninguno de los religiosos que va a ser beatificado mató. Muchos eran jóvenes y desarrollaban una labor encomiable a favor de los pobres y necesitados. Vivieron tiempos difíciles y, sin duda, fueron víctimas de un terrible malentendido que es de desear que nunca más se repita: les confundieron con lo que no eran, con agentes al servicio de una política determinada. En todo caso hay que decir muy alto y muy claro que todas las víctimas merecen honor y respeto, pero que un cristiano está en contra de que haya víctimas. Porque un cristiano está a favor de la paz, la reconciliación y el entendimiento entre todas las personas y los pueblos.
Es de esperar que los responsables de la organización del acto logren resaltar la primacía de la fe y del amor, la sensibilidad por el pluralismo cultural y lingüístico de las comunidades cristianas, la comunión eclesial; la armonía, colaboración y complementación entre los distintos carismas y ministerios; la atención a los pobres y desamparados, y la necesidad del diálogo y el entendimiento entre todos los ciudadanos, sea cual sea su sensibilidad y su color político.