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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Jun
2015

Vida y espiritualidad ecológicas

2 comentarios

La encíclica del Papa Francisco termina con un canto a la esperanza. El Papa confía en el ser humano y en su capacidad de conversión y de mejora, pues “no hay sistemas que anulen por completo la apertura al bien, a la verdad y a la belleza, ni la capacidad de reacción que Dios sigue alentando desde lo profundo de los corazones humanos”.

A veces, ante los graves desafíos que se plantean a nuestras sociedades, y a la vista de la inoperancia y hasta la corrupción de los políticos, de aquellos que deberían tomar iniciativas e impulsar soluciones, las personas adoptamos actitudes pasivas y nos desanimamos. A lo sumo, nos quedamos en una queja impotente. Pero el Papa, al final de su encíclica, propone una serie de actitudes humanas y cristianas que cada uno de nosotros estamos en condiciones de adoptar. Estas actitudes contribuyen decisivamente a la protección de la naturaleza y a una mejor calidad de vida, aunque a veces no seamos conscientes y no veamos resultados inmediatos.

Es necesario cambiar nuestros hábitos consumistas. “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir”, escribe el Papa. De ahí la necesidad urgente de una educación ecológica y de cobrar conciencia de nuestra responsabilidad como consumidores: cuando dejamos de adquirir ciertos productos, obligamos a modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental. Hay que educar a nuestros jóvenes para que asimilen que el consumismo no da la felicidad. Hay que evitar el uso de plásticos y de papel, reducir el consumo del agua, separar los residuos, cocinar solo lo que se puede comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar el transporte público. La familia es el lugar para cultivar los primeros hábitos del amor y del cuidado de la vida.

Y para los cristianos una espiritualidad ecológica. Una denuncia: “tenemos que reconocer, dice el Papa, que algunos cristianos comprometidos y orantes, bajo una excusa de realismo y pragmatismo, suelen burlarse de las preocupaciones por el medio ambiente”. Un recordatorio: la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo, ni de la naturaleza, ni de las realidades de este mundo. Una propuesta: la espiritualidad cristiana propone un crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco; no apegarnos a lo que tenemos ni entristecernos con lo que no poseemos. Una referencia a Jesús: cuando habla de los pájaros y dice que ninguno de ellos está olvidado ante Dios, ¿seremos capaces de maltratarlos o de hacerles daño?

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JM Valderas
24 de junio de 2015 a las 02:31

Fray Martín, desde una perspectiva simbólica, metafórica, parece impecable y estimulante el texto de la encíclica y la glosa que usted hace. Pero, siendo rigurosos, él núcleo de la ecología tiene que ver con la información y la termodinámica de los procesos irreversibles, que explica el trasiego de energía en la cadena trófica. En ningún texto de ecología científica hallará usted referencias a la espiritualidad. Ni falta que le hace. Eso es así aunque hablen, por ejemplo, del principio de san Mateo o el modelo de santa Rosalía. Hablar de espiritualidad ecológioa es un abuso del lenguaje. Podríamos hablar, por la misma razón de espiritualidad astrofísica y nos sonaría disparatado. ¿Por que? Recuerdo que a un miembro de la comisión que preparaba en tiempos de Benedicto XVI ls encíclica le avisé del peligro del uso inapropiado, abuso, del término ecología. Me dijo que la emplearían en un sentido vulgsr. Pero resulta que ese sentido vulgar en el que ahora aparece se identifica con ecologismo. Quizá me falta muchas relecturas del texto. No sabe hasta que punto me tranquilizaría. Lástima que contra ello labore enterarme que en su redacción definitiva intervino un rector de universidad autor de novelas.

Luciana
26 de junio de 2015 a las 14:43

Me gusta el recuerdo que haces P.Martin sobre jesús cuándo nos dijo o habló sobre los pájaros,podría ser sobre cualquier otro animal creado por Dios para nuestro disfrute o admiración.He oido mas de una vez que" para qué dar de comer o cuidar a animales que no producen para provecho del hombre",por ejemplo pavos reales,no son comestibles pero,son de tal belleza y hechos para nuestro disfrute,riqueza de la naturaleza que te llevan al gozo y alabanza de su Creador.

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