Jul
No sólo de pan vive el hombre
7 comentariosUna vez dejado claro que también de pan vive el hombre, me parece necesario volver sobre la palabra de Jesús: “no solo de pan vive el hombre”, para recoger la primera consecuencia que de ella se deduce, a saber, que el ser humano, además de necesidades básicas materiales, tiene que satisfacer otras necesidades inmateriales. Nos cuesta comprender estas últimas, porque parecen más abstractas. No sabemos cómo medir el afecto, la creatividad, la amistad. No cabe duda que esta búsqueda de pan a toda costa, esta carrera desenfrenada para conseguir cada vez más dinero, ha hecho que nos olvidemos de lo verdaderamente valioso, valioso precisamente porque no tiene precio.
Si viviéramos con más sencillez, disminuirían nuestras preocupaciones y tendríamos más tiempo para gozar de aquello que da sentido a la existencia: las relaciones familiares, el tiempo libre, la buena lectura, y también, ¿por qué no decirlo?, la oración y el tiempo para Dios. Hoy los padres no tienen tiempo para educar a sus hijos y delegan esta responsabilidad en la escuela. Pero la escuela no puede suplir lo propio de la familia. No tenemos tiempo para la fiesta, para la charla distendida con los amigos; sustituimos las relaciones personales por llamadas telefónicas o por correos electrónicos. Pero la mediación de la técnica no puede suplir el encuentro personal.
Los hay que dicen que para salir de la crisis hay que consumir más. Yo me pregunto si no habría que consumir menos para salvar nuestra vida personal. Al consumir menos podríamos trabajar menos. De rebote este trabajar menos permitiría que otros tuvieran acceso al trabajo y al pan. El trabajo no es la vida. El ser humano necesita trabajar, pero no ha sido creado para trabajar, sino para disfrutar de la vida, para dedicar su tiempo a relacionarse con Dios y con los semejantes. No crecer económicamente podría ser la condición para crecer en humanidad.