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Los votan no a la abdicación, ¿qué votan?
10 comentariosEl rey de España, Juan Carlos I, ha abdicado. Para que su gesto sea efectivo y legal, las Cortes del reino deben votar una ley que ratifique la abdicación. Algunos partidos políticos han anunciado que se abstendrán y otros que votaran en contra de esta ley. Una pregunta ingenua: ¿qué sentido tiene votar en contra de la abdicación? Un no a la ley, evidentemente, tiene un sentido político que puede resumirse así: estamos en contra de la monarquía. Pero, estrictamente hablando, si a uno le preguntan si está a favor o en contra de la abdicación, y responde que está en contra, lo que en realidad está diciendo es que quiere que Juan Carlos I continúe siendo el rey del España.
Hay dos modos de dimitir: en la mayoría de las instituciones, eclesiásticas y no eclesiásticas, si yo presento mi dimisión de un determinado cargo, y el superior al que se la presento no me la acepta, significa que me está pidiendo que yo continúe en mi puesto. Hay otro tipo de dimisión: yo me voy, y dejo mis cargos y cargas, digan lo que digan los demás. La dimisión de Benedicto XVI, por ejemplo, no debía ser aceptada por nadie. El Papa actuaba como soberano absoluto y su dimisión era efectiva en el mismo momento en que él lo decidía. Lo único que cabía era elegir un nuevo Papa.
En el caso de Juan Carlos I la dimisión no tiene efectos inmediatos. Su responsabilidad no acaba cuando Juan Carlos I lo decide, sino cuando las Cortes aprueban una ley, en la que se dice que Juan Carlos ha dejado de ser rey. Votar en uno u otro sentido sobre esta ley es realizar un acto político. Pero, repito, jurídicamente ¿qué significa abstenerse? Que al que se abstiene la resulta indiferente que continúe o no continúe en su puesto Juan Carlos I. Y ¿qué significa votar en contra? Estrictamente hablando significa que el que así vota quiere que el rey no dimita y continúe siendo rey.
Las cosas nunca son como parecen. Ni siquiera en un terreno que se quiere tan exacto y estricto como el derecho. Uno, con su voto, puede decir que quiere que continúe siendo rey Juan Carlos I, cuando en realidad está diciendo otra cosa totalmente contraria: que desea que se acabe para siempre la monarquía.