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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

11
Jul
2010

Lapidar a las adúlteras

4 comentarios

Lapidar a las adúlteras tiene raigambres religiosas y culturales. Jesús defendió la dignidad de las mujeres adúlteras y manifestó la indignidad de la lapidación. No porque estuviera de acuerdo con el adulterio, sino porque estaba a favor de la vida y confiaba en la capacidad de arrepentimiento de las personas infieles a sus deberes matrimoniales. Personalmente estoy a favor de la abolición de la pena de muerte, aunque comprendo que hay crímenes especialmente aberrantes y personas siniestras. Considero, además, que entre los distintos modos “legales” de dar muerte a alguien, la lapidación parece de lo más cruel. Si además, esta pena se aplica a actos relacionados con lo sexual me parece, además de cruel, degradante para las personas que la promueven o favorecen, incluso con su silencio. ¿Qué tendrá el sexo que, por una parte, resulta tan atractivo cuando uno lo practica y luego, incoherentemente, resulta culpable cuando lo cometen los demás? Estoy pensando en sexo libremente consentido y entre personas adultas.
 

Viene esto a propósito de esta mujer iraní, acusada de adulterio y condenada a ser lapidada, aún cuando las garantías procesales han sido vulneradas, ya que la confesión ha sido arrancada tras propinarle 99 latigazos. Más aún: sus hijos varones defienden la inocencia de la madre, cuando lo habitual en estos casos es renegar del familiar acusado de adulterio. ¿En nombre de qué principios se puede aplicar no ya una condena de muerte, sino una condena de muerte tan cruel y por un motivo tan desproporcionado? Esa es la cuestión: el tipo de muerte y el motivo. ¿Cuestión cultural? Si cultura viene de cultivo, entonces hay cultivos que son perjudiciales y que cuanto antes se erradiquen más sano resultará el ambiente. ¿Cuestión religiosa? Peor aún. Un Dios que pregona estas prácticas es mejor que no exista. Y los “religiosos” que apelan a ese diablo al que llaman dios, son eso, hijos de Satanás. Porque Dios, de existir, seguro que está en contra de todos los sacrificios humanos, aunque desgraciadamente alguna vez se haya apelado a él para practicarlos. Estoy convencido que esta apelación es uno de los pecados contra el Espíritu Santo, esos que no tienen perdón.
 

Tenía preparada otra reflexión que continuaba la del pan del que no sólo vive el hombre. La ofreceré otro día.

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vida de-pena
11 de julio de 2010 a las 10:47

Para la futura lapidada, no hay vacaciones. Nos pone frente al espejo la consecuencia de la no separación Religión-Estado. El poder de unas estructuras patriarcales llevadas hasta el paroxismo. Porque al varón no se le lapida en ninguna cultura. En todo caso el mismo se suicida despeñándose. Un condenado a muerte norteamericano pidió ser ejecutado mediante fusilamiento, alternativa a la silla electrica. Le fué concedido. Estas diferencias ponen de manifiesto la distancia abismal que existe hoy en día entre distintos sistemas de gobierno, y sistemas religiosos. Mediante la palabra se dialoga sobre signos religiosos en sociedades secularizadas. En otras el escarnio público de una mujer. Porque en ese sistema el adulterio del varón se llama harén y está permitido por ley. Aún hay diferencias.

Jesús de Nazaret escribía con su dedo en la arena mientras la intolerancia quería cebarse en una mujer. Pan Vivo, siempre Nuevo. La Vida no puede cimentarse en ultimatum-s. Se abre a horizontes nuevos, de Vida Abundante
Los hijos de la mujer iraní quizá abran una brecha de Vida en el fanatismo intolerante.

Gracias Martín Gelabert por tu fina sensibilidad a los signos de los tiempos, que no saben de canículas estivales.

moderación islámica
11 de julio de 2010 a las 12:33

Abu Zayd ha realizado una investigación creativa de los textos del Corán. Entabló un diálogo del Islam con la modernidad. Fué declarado apóstata por las autoridades islámicas y tuvo que exiliarse con su mujer a Holanda desde donde continuó su labor docente universitaria. Llama la atención que dichas autoridades disolvieran su matrimonio porque una mujer no podía estar casada con un apóstata. A la mujer ni se le pidió opinión.

Un padre, islamista moderado, ha sacado a su hija de las clases de árabe de la mezquita de Reus, foco del islam integrista, según publica la prensa de hoy. Obligaban a su hija a llevar manga larga y velo en la cabeza, siendo menor de edad. Ahora recibe clases de árabe en una academia. Cuando tenga 18 años decidirá sobre el tema del velo.

Al hilo de tu post, Martín, es bueno reseñar estos ejemplos de moderación en el Islam. Poco a poco van abriendose paso. La historia les da ya la razón

Una de los peligros de las religiones monoteistas es el fanatismo religioso, intransigencia derivada de pensar que su religión es la única verdadera. El Sembrador lanzó sus Semillas al aire. Algo de Verdad en cada una. Diversidad Una

josemaría esteve i pallarés,op
11 de julio de 2010 a las 22:09

Lapidar a las adúlteras en Irán,salta alguna vez a la prensa y otras barbaridades muy parecidas Ern nuestra sociedad del siglo XXI nos dá repelús,pero en el XII hacíamos cosas parecidas...La inmensa mayoría de la sociedad afirma que la religión, sin especificar,trae el fanatismo y la violencia. En nombre de Dios se mata y se autoinmola pensando en que se hace un servicio a Dios.
Los hombres hemos fabricado "imágenes" de Dios.Casi todas no pasan de ser ídolos.La educación,los hechos,nuestro entorno...nos han dado una interpretación de Dios y esa es la que hemos transmitido. Han y hemos de "sanar" la imagen de Dios.. Hemos de dejar a Dios ser Dios...y no lo que queremos que sea...Dios es amor y donde hay amor allí está Dios. El problema es que no nos lo creemos y necesitamos leyes y condenas.

perpetuo socorro
12 de julio de 2010 a las 11:24

lo que nunca he entendido, para ese pecado se necesitan 2 personas, ¿Donde esta el hombre adultero?, !caramba! ¿porque siempre pagamos nosotras los platos rotos?

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