Abr
La primera comunión, asunto de familia
6 comentariosEs tiempo de primeras comuniones. Hay un aspecto que, a veces, olvidamos y que me parece fundamental para que la primera comunión no sea la última, o se reduzca a una fiesta casi profana sin trascendencia futura. La primera comunión, tal como actualmente se plantea, es la culminación de una etapa de vivencia infantil de la fe, y el comienzo de otra que debe conducir a la madurez de la fe cristiana. Para que el niño camine hacia esta madurez es fundamental el acompañamiento y apoyo de la familia, empezando por los padres. Por eso habría que dejar muy claro que la primera comunión es un asunto familiar. No basta con dar una serie de catequesis a los niños. También son fundamentales las catequesis para los padres, pues la comunión del niño hay que encuadrarla en un entorno de vida familiar cristiana.
Los primeros responsables de la educación en la fe de los niños son sus padres. La mejor ayuda para apoyar y alimentar la fe del niño es la vida cristiana de sus padres. No tendría sentido acompañar a los hijos el día de la primera comunión y no acompañarles en la fe durante los años siguientes, tan importantes para su crecimiento humano y cristiano. Sin este contexto cristiano tiene muy poco sentido la primera comunión del niño, pues corre el alto riesgo de reducirse a una fiesta de “puesta de largo” en la que lo único importante son las fotos, la comida y los regalos. Conviene que todos tengamos muy claro que la única comida que importa es la eucarística y el mejor y único regalo es Jesús mismo que se nos da para ser alimento de nuestra vida y transformarla en una vida como la suya.