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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

26
Abr
2010

La primera comunión, asunto de familia

6 comentarios

Es tiempo de primeras comuniones. Hay un aspecto que, a veces, olvidamos y que me parece fundamental para que la primera comunión no sea la última, o se reduzca a una fiesta casi profana sin trascendencia futura. La primera comunión, tal como actualmente se plantea, es la culminación de una etapa de vivencia infantil de la fe, y el comienzo de otra que debe conducir a la madurez de la fe cristiana. Para que el niño camine hacia esta madurez es fundamental el acompañamiento y apoyo de la familia, empezando por los padres. Por eso habría que dejar muy claro que la primera comunión es un asunto familiar. No basta con dar una serie de catequesis a los niños. También son fundamentales las catequesis para los padres, pues la comunión del niño hay que encuadrarla en un entorno de vida familiar cristiana.

Los primeros responsables de la educación en la fe de los niños son sus padres. La mejor ayuda para apoyar y alimentar la fe del niño es la vida cristiana de sus padres. No tendría sentido acompañar a los hijos el día de la primera comunión y no acompañarles en la fe durante los años siguientes, tan importantes para su crecimiento humano y cristiano. Sin este contexto cristiano tiene muy poco sentido la primera comunión del niño, pues corre el alto riesgo de reducirse a una fiesta de “puesta de largo” en la que lo único importante son las fotos, la comida y los regalos. Conviene que todos tengamos muy claro que la única comida que importa es la eucarística y el mejor y único regalo es Jesús mismo que se nos da para ser alimento de nuestra vida y transformarla en una vida como la suya.

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Paul T.
27 de abril de 2010 a las 14:06

resulta difícil hacer concentrar a los niños y padres en el verdadero y fundamental sentido de la 1ª comunión; aunque muchas veces los catequistas se dejen la piel en dar el sentido real al sacramento, la sociedad y el capitalismo invaden los corazones de todos, permitiendo que esto sea el centro de esta fiesta. Los trajes ya forman parte del "flolcklore" de este sacramento. Esos vestidos casi de novias y esos capitanes de navío que no se sabe donde ha aparcado el barco, oscurecen el sacramento. Pero de esto ya sabemos y no lo cambiamos. NO sería bueno reflexionar ya de una vez seriamente, en lo esencial de la mesa eucarística. Y quitar tanto traje e incluso postergar el mismo sacramento para una edad con más conciencia de vida de fe; esto no es el Bautismo que celebra la comunidad y recibe al niño. Unir confirmación y comunión en la juventud sería algo serio si queremos mantener la vida de fe en los jovenes. QUe el Espíritu de Dios no ayude también a todos los cambios.

Bernardo
27 de abril de 2010 a las 14:11

Me apetece contar una pequeña historia real sobre esto de las comuniones. Hace ya unos cuantos años, en la parroquia donde vivo actualmente, un sacerdote que quiso tomarse en serio las comuniones (sacerdote bastantante conocido por sus publicaciones sobre la Biblia) decidió que la parroquia impartiría las catequesis de comunión pero que no efectuaría las típicas celebraciones conjuntas, de modo que cada familia, domingo tras domingo, celebraría la comunión de su hijo/a. De este modo se intentaba eliminar el agravio que suponía para las familias pobres ver la ostentación de las otras y de paso intentar que se perdiera la relación entre el gasto fastuoso que hacen las familias y el sacramento de la eucaristía. No pudo ser, el pueblo, encabezado por los dueños de tiendas y restaurantes, se puso en pie de guerra y el obispo optó por invitar al sacerdote a cambiar de parroquia.
Resulta difícil hacer cambios pequeños en esto. Hay que atreverse a hacer cambios profundos y radicales en la vida de los sacramentos, no sólo en la comunión.

Catalina
27 de abril de 2010 a las 15:03

Me pregunto ¿como es posible que en un lugar donde cada vez la gente se muere sin sacramento, se le de tanto empuje a este? Y creo que es como el dia de la madre, S valentin...es un negocio y simplemente eso, y no pienso que sea culpani de la catequesis, ni de la parroquia ni de nada. Es solo culpa de cada uno, el cambio del corazon del que habla Jesus y nada mas. Nos dejaremos la piel, pero no hay mas sordo que el que no quiere oir.Para mi en este momento es mas importante dedicarme al sacramento de la Uncion, pues es lo que veo mas necesario, pero no se como, en el momento que deberia hablar de el, es tanta la preocuupacion y stress que vivo para salvar simplemente mi pellejo que se me olvidsa, un a vez que lo hice, y de manera super respetuosa, invitando, casi me pegan.
De todas formas me dan mucha pena las familias que sin ser catolicas hacen susu hijos "la comunion", que gran quebradero de cabeza; arreglar casa, fotos sesion, lista de comunion, ropa, targetones de invitacion, banquete...uf!!!!!!!!!!!!!!!!!!!en el pecado llevan la penitencia, que dineral y que stress. No me gustaria vivir eso, es algo sencillo, pero lo complican tanto que ya no se ni que es eso

josemaría esteve,op
27 de abril de 2010 a las 17:51


Ese folclore,lo hemos fomentado nosotros y ahora resulta dificil dar marcha atrás.
Los párrocos y la dirección de colégios de un cierto "nivel" lo mantienen con gusto. Los párrocos y solegios,sobre todo de monjas, que quieren cortar,se encuentran con el muro de la impotencia.
Tendría que venir de más arriba la orientación para recicir el Sacramento.

julio quintana
15 de octubre de 2019 a las 22:47

En mi Pías Paraguay pasa lo mismo, por momento pensé que era solo nuestro, pero al parecer se vive por todo lado.
Esta metodología de catequizar a los niños, prepararle por 2 años, cae en desgracia al momento de la comunión, por el consumismo, por lo social y esto debido ala falta de una catequesis kerigmatica profunda a los padres que son los primeros que deben tener un encuentro personal con nuestro Señor Jesucristo si queremos realmente que la comunión se viva y que la familia festeje con fe esa comunión primera de su hijo con Jesucristo nuestro Señor.
Estamos errando el camino catequicemos primero a los padres y el camino estará allanado, y quien dijo que fuera fácil?. Paz y Bien.

Pilar Bendicho
30 de abril de 2021 a las 21:16

Si el niño convive en una família practicante, seguramente no será su primera y última comunión, ya que vive en la fe de sus padres aunque él no comprenda muchas cosas, pero sus padres lo llevan de la mano para que crezca en la fe.
Si por el contrario sus padres no se acercan nunca al templo, ni sus hijos han oido nunca hablar de Dios, están abocados a primera y última comunión.

Sin embargo hay casos curiosos, donde los niños no viven en un ámbito familiar prácticante y son verdaderas joyas, por el interés que tienen en conocer a Jesús, es maravilloso, por eso fomentar que los padres participen de la catequesis, puede ser interesante, siempre queda algo, y quizá reflexionen y sean conscientes de la importancia que tiene el sacramento.

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