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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Dic
2013

Familia cristiana

11 comentarios

La expresión “familia cristiana” sugiere prácticamente a todos los que la oyen un tipo de familia muy definido y muy característico: se trata de la unión sacramental de un varón y una mujer, que bautizan a sus hijos y los educan cristianamente. Esto es, dicho de forma muy resumida, lo que evocan las palabras “familia cristiana”. Y, sin embargo, sin negar lo precedente, los evangelios nos invitan a ampliar el concepto de familia cristiana y a situar la idea corriente de familia cristiana en este contexto más amplio.

Jesús no puso en entredicho la estructura familiar, pero sí la relativizo en función del reino de Dios. Mi madre y mis hermanos no son los de la carne, vino a decir en un momento dado, sino los que escuchan, acogen y ponen en práctica la Palabra de Dios. Jesús mismo vivió fuera de las estructuras familiares de su época y en contraste con ellas. El era célibe. Formar parte de la familia de Dios no requiere, por tanto, el establecimiento de familias biológicas. Por eso, las familias biológicas cristianas deben vivir orientadas e integradas en la familia más amplia de Dios. En una familia cristiana importa la fidelidad, la compasión y el perdón entre sus miembros, pero estas actitudes deben ampliarse hacia todos los seres humanos. La familia cristiana es una escuela de amor universal.

La familia cristiana está además relacionada con la comunidad cristiana local, con la parroquia. Una no puede prosperar sin la otra. Una pareja cristiana se casa en el seno de una comunidad para formar parte así del cuerpo de Cristo. Por eso el fracaso de un matrimonio no es solo un fracaso de la pareja, sino de la Iglesia entera. Esta Iglesia que debería estar presta para acoger y comprender a aquellas personas que, tras una ruptura, han encontrado nuevos caminos y han logrado rehacer su vida.

Una cosa más a propósito de la familia y, en concreto, del matrimonio entre dos cristianos. En esta unión no se trata de un amor distinto al que puede darse en otras parejas que se quieren. Se trata de una distinta orientación del amor. Una pareja cristiana celebra su amor como un don transformador de Dios. En esta pareja hay “un tercero”, siempre atento y siempre dispuesto a conducirlos hacia Dios. La comprensión sacramental del matrimonio subraya la conciencia de la presencia de Dios y la perspectiva de eternidad del amor humano.

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el puñetero de turno
28 de diciembre de 2013 a las 09:56

.... y que tampoco la validez, la santidad y la dignidad de esa familia sea proporcional al número de hijos que esa pareja sea capaz de concebir.

Anónimo
28 de diciembre de 2013 a las 13:27

Hay familia cristiana y cristianos que viven en familia. Urge actualizar la situación de tantos cristianos y cristianas que viendo truncado su proyecto familiar, quieren seguir en plena comunión eclesial. Quieren comulgar en la Eucaristía, y no sentirse creyentes " de segunda". De forma oficial, porque la realidad v se impone. En según que parroquias, comulgan cristianos divorciados y vueltos a casar. Comulgan gays que han formado una familia. Antes el amor y la misericordia. Y reformemos las leyes que sean menester para que sean reflejo de la vida cristiana, de toda vida cristiana, que se vive hoy en la Iglesia.

En linea de su comentario, Fray Martín, no solo las comunidades religiosas son familia cristiana, sino nuevas realidades eclesiales en las que casados con hijos o sin hijos, solteros, sacerdotes forman una familia espiritual, en la linea evangélica de los primeros seguidores de Jesús. La comunidad del Arca, por ejemplo. Quines buscan el Reino de Dios son familia de Jesús de pleno derecho. Son palabras del mismo Jesús. ¿ No estará la letra ahogando el espíritu en determinados temas ? En el de la familia, por ejemplo.
¿ No habrán demasiados intereses de todo tipo, políticos incluidos, sobre el tema? ¿ No hay un peligro de involución social y eclesial?.

Que se hagan realidad tantos buenos deseos expresados estos días. Feliz Navidad y Año Nuevo.

Juan
28 de diciembre de 2013 a las 20:41

El tipo de familia cristiana que presentas, fray Martín, me parece muy ideal. El que hace la voluntad de mi Padre..no es candidato para formar parte de la familia de Dios?.. Y si Cristo es el fundamento de unión entre el hombre y Dios y el origen de todo lo creado y sus leyes.. no será parte de la familia ¨cristiana´´
aquél que sigue las leyes naturales? Como esposo, padre y abuelo, trato de seguir tu esquema Cristiano, pero los esclusivismos me interrogan.

mar
30 de diciembre de 2013 a las 01:45

Toda mí familia ha leído su
comentario y nos unimos a él en éste día.
Gracias Fray Martin.

Valero
31 de diciembre de 2013 a las 10:23

Es cierto Martín, Jesús no absolutizó nada, salvo el amor, y el amor nunca es excluyente y llama al encuentro y el papa, al hablar de la familia, lo ha hecho desde esa luz. Pero como ocurre con todos los papas, muchos sacan de contexto sus palabras para arrimarlas a su visión, ya sea conservadora o "progre". Me ha venido al pensamiento la “Carta a Diogneto” (siglo II) que habla de manera indirecta de la familia cristiana y dice que el cristiano cumple con sus deberes de ciudadano, pero sin amoldarse a los criterios del mundo –ya sean conservadores o progres- “…toda tierra extraña es su patria, pero están en toda patria como en tierra extraña” Pero ese desarraigo no es expresión de rechazo o distanciamiento, sino que acentúa el hecho de que La familia cristiana –la eclesial y la doméstica- no puede amoldarse a los parámetros de este mundo, ni ahora ni hace dos mil años, porque cuando Cristo es el centro de algo, inevitablemente se va contracorriente.

Gabriel Mistral
2 de enero de 2014 a las 13:18

Me pregunto Fray Martín, a colación de este interesante artículo, si en una pareja del mismo sexo: creyentes, abiertos al amor de Dios y a al encuentro con Él, Dios también se hace presente como un tercero en esa comunidad. ¿Dos personas del mismo sexo, que se amen en coherencia a su naturaleza y tal como Dios los creo, pueden santificarse viviendo su amor desde la fidelidad, el respeto, el amor, la libertad y la coherencia de sus vidas? No es también éste un vinculo sagrado de amor entre la pareja y esta con Dios?
Felicidades por sus post, siempre abiertos al diálogo y la reflexión.

JMV
2 de enero de 2014 a las 19:16

Hay, fray Martin, un punto en su exposición que no entiendo. El de entrada: La expresión “familia cristiana” sugiere prácticamente a todos los que la oyen un tipo de familia muy definido y muy característico: se trata de la unión sacramental de un varón y una mujer, que bautizan a sus hijos y los educan cristianamente. Esto es, dicho de forma muy resumida, lo que evocan las palabras “familia cristiana”. Y, sin embargo, sin negar lo precedente, los evangelios nos invitan a ampliar el concepto de familia cristiana y a situar la idea corriente de familia cristiana en este contexto más amplio.

No entiendo qué entiende usted por sacramento. Parece como si el sacramento quedara restringido a un acto que el Evangelio superaría... Salvo que hable usted metafóricamente, una tendencia en la que personalmente, por formación y oficio, me siento incómodo. Gracias.

M. Gelabert
2 de enero de 2014 a las 19:37

Mi intencion ha sido mostrar las amplias perspectivas evangelicas del matrimonio cristiano que evidentemente estan implicadas en el sacramento

Anónimo
3 de enero de 2014 a las 11:19

Alemania va a reconocer oficialmente a las personas que no pertenecen al sexo varón o al sexo hembra. Transexuales. O pertenecientes al tercer sexo. Es de suponer que algunos sean cristianos y católicos. Personas que aman, que tiene proyectos de vida. Algunos incluso llamados e integrados en el sacerdocio y la vida consagrada.
La homosexualidad está presente en la Biblia, en el AT y NT, incluso en la genealogía de Jesús.Hay homosexuales en la Iglesia, como en el resto de las instituciones humanas. Las jóvenes generaciones no arrastran los prejuicios de sus mayores. Cristo, como recuerda Pablo a los Colosenses, es la síntesis de todo y está en todos.
¿ El amor que se profesan una pareja heterosexual es más hondo, más cristiano que el que se profesan una pareja de homosexuales o transexuales católicos. ¿ O los eunucos o castrati por el Reino de los cielos? Amor de primera o de segunda, según el sexo? Urge una consciencia actualizada sobre la realidad de la Iglesia y quienes la integran.Porque se trata de que todos seamos felices. Es la voluntad de Dios. O seguiremos hablando del sexo de los ángeles.

Martín Gelabert
3 de enero de 2014 a las 16:42

Agradezco mucho todos los comentarios. Este es un blog "libre" en el que caben todas las opiniones dichas con respeto y bien razonadas. Es cierto que, además del matrimonio sacramental, hay otro tipo de uniones, que tienen su propia problemática y merecen un tratamiento serio y respetuoso. Algunos comentaristas del blog lo han hecho notar. Por otra parte, me parece que estas cuestiones tocan solo tangencialmente el tema central del post, aunque ciertamente pueden ser suscitadas por él. Ya ha quedado claro que "tenemos un problema". Es bueno tomar conciencia de ello. Más aún, me parece que algunas cuestiones requieren soluciones personalizadas, que los cristianos debemos tomar a la luz del Evangelio y bajo la orientación de la Iglesia. Si les parece bien a mis lectores, dejamos aqui este asunto, no sin agradecer, una vez más, las aportaciones de unas y otros.

Anónimo
27 de agosto de 2014 a las 15:25

En un tema tan delicado como es el de la familia, es importante tener las ideas claras. La familia, sea cristiana o no, siempre arranca de la base de la unión de un hombre y de una mujer y en su seno nacen los hijos, porque nos pongamos como nos pongamos, los hijos no pueden nacer naturalmente de otra manera. Está claro que si la familia es cristiana, intentará educar a sus hijos en la misma fe y dentro de sus posiblidades participará activamente en la vida de la comunidad parroquial. Así se ampliarán sus horizontes y se enriquecerá en muchos aspectos ya que la familia no es una comunidad cerrada. También hay que decir que cada familia tiene sus vivencias, sus peculiaridades y que hay aspectos de su vida que sólo pertenecen a su intimidad y deben ser respetados.
Pasemos ahora a otras formas de convivencia que aunque hayan existido anteriormente de forma más o menos velada, actualmente han aumentado significativamente y si antes tenían que sufrir el rechazo social, hoy en día parecen contar con todo su apoyo. Pero no basta el beneplacito de la mayoría de la sociedad para definir una cosa o un hecho, cada cosa es lo que es y una pareja homoxesual, por ejemplo, puede convivir sí, lo respetamos, sí, pero no se puede convertir en una familia porque su misma naturaleza lo impide.
Una madre y abuela de nuestro tiempo

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