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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

2
Jun
2014

Es bueno dimitir

5 comentarios

El poder corrompe. Y el poder absoluto, corrompe absolutamente. Todo poder. El religioso también. Es llamativo que, casi en cada página de los evangelios, Jesús advierta a los suyos contra los dos grandes peligros que impiden ser discípulo suyo: no el sexo, sino el poder y el dinero, las dos caras de la misma moneda. Lo que pretenden los poderosos es conservar el poder. Unos lo hacen con métodos más burdos y otros con métodos más refinados. Los refinados son más tolerables. Método refinado es no pretender perpetuarse en el poder, porque el intento de perpetuarse puede ser contraproducente.

De ahí que sea provechoso, para la buena marcha de la sociedad, poner límites al inevitable poder. En los sistemas políticos modernos, el control del poder se ejerce de varias maneras. Una, mediante el reparto de poderes (judicial, legislativo, ejecutivo y, en algunos lugares como España, el poder moderador del jefe del estado). Otra, la convocatoria periódica de elecciones. Otro modo de limitar el poder es poner plazos a su ejercicio: en los Estados Unidos el presidente no puede ser elegido por tercera vez consecutiva.

En muchas instituciones hay cargos vitalicios. Me parece sano que las personas que los ejercen tomen la decisión de dimitir. Benedicto XVI fue un ejemplo que llamó la atención. El rey Juan Carlos es otro ejemplo. Aunque dada la situación compleja de la Iglesia, en el momento de la dimisión de Benedicto XVI, y dada también la situación compleja de España, estas dimisiones fueron en el caso del Papa y puede ser en el caso del rey, la oportunidad de insuflar nuevos aires e ideas, y la oportunidad de soltar lastre. De algún modo, aunque por distintos motivos, ambos personajes estaban lastrados por corrupciones que les afectan de cerca, y de las que seguramente han sido víctimas. Hay que agradecer al rey Juan Carlos sus buenos servicios a la democracia. Y desear que el próximo rey, Felipe, continúe esta línea de servicio a los ciudadanos. Esperemos que al rey Felipe le vaya bien, porque si le va bien a él, nos irá bien a los españoles.

En estos días podremos leer abundantes análisis políticos que, posiblemente, estarán condicionados por la ideología y postura política del que los realice. Algunos se han apresurado a tachar de cobarde al rey; habrá otros que consideren que lo que ha hecho es muestra de valentía. Aunque cada cristiano pueda tener su opinión, a la Iglesia como tal no le corresponden los análisis políticos. Lo que debemos desear, como cristianos, es que podamos vivir en paz y armonía, sea cual sea el gobernante o el régimen político. La Iglesia tiene poco que decir en la “pequeña” política. Cual es el rey más conveniente para España deben decidirlo los ciudadanos y la clase política. Por eso, este post se ha limitado a una serie de reflexiones que pueden parecer marginales, pero que quizás no lo son tanto.

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Juan
3 de junio de 2014 a las 18:25

Una forma de controlar el poder, que ya usaban los romanos, y funciona bien en USA, es el llamado ¨veto power¨. Me gustaría verlo incluido en cualquier sistema de gobierno que el pueblo español elija. Pienso que es lamentable necesitar de un rey para mantener la democracia en España. De cualquier forma, y escuchando las voces de la extrema derecha y de la extrema izquierda, posiblemente sea el mal menor. Heredar el poder me parece algo irracional, y no deja de ser una forma de perpetuar el poder.

Luciana.
4 de junio de 2014 a las 09:13

Pues yo,agradezco a Dios el que tengamos autoridades que nos gobiernen y protejan del mal.Es triste juzgar a todos por el mismo rasero.Es decir,cuando veo a la Policia por ejemplo que,arriesgan su vida por la protección al Pueblo.A los Gobernantes de turno que se preocupan del bienestar del Pueblo tratando de solucionar los problemas que los errores les han causado sean ellos los causantes o no...¿qué sería de nosotros sin esta protección? es mucho mas cómodo vivir sin responsabilidades que tenerlas por un pobre sueldo.Por qué no ver y,agradecer este servicio que nos prestan?.

En mi opinión
5 de junio de 2014 a las 12:39

Pienso en relación a lo que usted comenta, que hay mucha corrupción en todos los niveles, al menos en los que yo tengo próximos, y es debida a individuos corruptos moralmente que realizan cuanquier manipulación, y a veces calumnias, mentiras con tal de llegar algún tipo de poder, ostentación o sillón cómodo.
Resulta muy desorador ver los métodos y todo lo que hacen, entonces no me extraña que haya crisis social y económica. Es necesario que las personas de moral adulta, justa y con valores como la honestidad, sinceridad hagan política y ocupen cargos directivos. Ya que la mentira y corrupción apesta. Es importante una buena formación individual y ha de ser con Dios, ya que es Él el que nos libra del pecado y puede hacer hombres y mujeres nuevos. GRACIAS

anónimo
5 de junio de 2014 a las 15:44


La Iglesia sólo busca servir al Evangelio y al hombre; busca sólo anunciar la verdad que ha recibido de lo alto”. No lo dudo en teoría; incluso mucha gente de Iglesia lo realiza a su modo. Porque esta es la cuestión: el modo y la organización por la que se lleva a efecto este servicio que Jesús nos encargó continuar. Son muchas las personas, dentro y fuera de la Iglesia, que denuncian actitudes, leyes, procedimientos, instituciones, decisiones, etc. que no proceden del Evangelio o la Tradición no reformable, y que pueden tener un tratamiento democrático, y por tanto sólo desde el consenso mayoritario deberían 2aceptarse. El Espíritu Santo y los Apóstoles sólo imponían lo imprescindible (He 15,28), lo recibido de Jesús.
Gracias Fray Martín

sin ánimo de discusión
5 de junio de 2014 a las 16:26

Si no estoy yo mal informada, la Iglesia la constituyen todos los bautizados. Los laicos somos la gran mayoría, y son los que estan llamados por Dios a realizar política y dirigir ciudades, instituciones, y ambitos sociales. Otra cosa es la jerarquía eclesiástica que tiene sus propias funciones en cuanto a dirección de la misma iglesia. El que forma parte de la Iglesia (laico principalmente, aunque no exclusivamente) ha de participar en los asuntos sociales y políticos, de lo contrario estaría no conprometiéndose suficientemente en los asuntos que le competen. Ahora bien, es necesario que se haga de manera adecuada, no de cualquier forma, sobretodo de manera justa y honesta y vivendo la verdad que nos presenta el Evangelio, según los valores predicados por el mismo Jesucristo. En otras palabras, no hay que esconder la cabeza en los compromisos sociales, hay que involucrarse y no dejarlos en manos corruptas.De cualquier forma, no todos estamos llamados a lo mismo; ya sabemos que hay una gran variedad de carismas.

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