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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

26
Ago
2011

Descendió a los infiernos

4 comentarios

Muchas personas siguen preguntando por el sentido de este extraño artículo del Credo. Extraño por el desconocimiento de lo que significa. Porque una vez explicado, el artículo resulta “lo más normal del mundo” para cualquier creyente.
 

Infiernos, en plural, eran para los antiguos el lugar al que iban los muertos. Por tanto el sentido más directo de este artículo del Credo es que Cristo, al morir, fue al lugar a donde van todos los muertos. Jesús conoció la muerte igual que todos los humanos y se reunió con ellos en la “morada” de los muertos. Entendido así este artículo sería la última consecuencia de la Encarnación de Cristo, de su realísima humanidad, una humanidad como la nuestra, limitada y finita como la nuestra. La solidaridad de Cristo con nuestra humanidad no tuvo nada de ideal y sí mucho de real.
 

Conviene aclarar que, para los antiguos, había, al menos tres “moradas” a las que podían ir los muertos: el lugar de condenación, el de purificación y el de la gloria. Uno de los infiernos podía ser, por tanto, lo que nosotros llamamos cielo. El descenso de Cristo a los infiernos podría ser su entrada en la gloria del Padre. También así este artículo sería una prolongación de la Encarnación: gracias a ella, se han abierto para todos las puertas de la esperanza y Jesús se ha convertido en el primero de una larga lista de hermanos que el Padre introduce en la salvación. Se comprende así que este artículo siempre haya ido unido de forma indisoluble con la siguiente afirmación del Credo: “y al tercer día resucitó de entre los muertos”. De modo que ambas afirmaciones: descendió a los infiernos y al tercer día resucitó forman un único artículo: la muerte de Cristo (como la de todo cristiano y posiblemente como la de todo ser humano) es la entrada en la gloria del Padre.
 

Finalmente, los antiguos entendían que Cristo libró en los infiernos un combate contra la muerte y todo lo que nos mata. En este combate, resultó vencedor. Cristo atraviesa las fuerzas del destino. Descender a los infiernos para vencerlos es mostrar que ningún destino pesa sobre el hombre hasta el punto de que Dios no pueda forzarlo. La esperanza cristiana es lo opuesto a la sumisión al destino, y su fuente es el acto por el que Cristo ha afrontado y ha vencido al destino de la muerte. Incluso en esos lugares impenetrables, Jesús nos precede abriendo camino y ofreciendo futuro a todos aquellos que aparentemente no tienen futuro.

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Todo en todos
26 de agosto de 2011 a las 13:13

Suscribo ese posiblemente. ¿ Puede querer Dios - Sumo Amor- que alguien no participe de la fiesta de la Resurrección ? ¿ Puede ser, algo o alguien, fuera de Dios? El viaje es eterno, para ir avanzando de claridad en claridad en Dios ( purgatorio-infierno). Para morir a nuestros propios infiernos personales, y sociales y resucitar con Cristo y toda la creación hoy, ahora. No hay motivos para des-esperar : Dios nos espera a todos con los brazos abiertos. Lo será Todo en todos. Fuera del espacio-tiempo solo la Eternidad. Dios. Ya es conocido aquello de que el infierno existe, posiblemente vacío. La apocatastasis del buen Orígenes.

O.N.
27 de agosto de 2011 a las 16:47

A mi me suena que esto que usted dice de unir el descendió a los infiernos con el al tercer día resucitó de entre los muertos, es lo que hace el Catecismo de la Iglesia Católica.

Isabel
27 de agosto de 2011 a las 23:29

De momento,los comentarios no dejan de ser conjeturas.
Siendo niña recuerdo que,una mujer pobre que vendía cosas comestibles para solucionar su pobreza me dijo:..el Cielo es lo que tienen los ricos que disfrutan de todo en esta vida,el infierno lo pasamos los pobres que carecemos de todo.- Esa era su esperanza.En las ocasiones oportunas no la he olvidado.
El Cielo ya lo tenemos anticipado habiendo recibido gratuitamente la fe que nos sostiene en la lucha de la vida con sus privaciones y sus compensaciones,por ejemplo la creencia de ser templos de Dios .Experimentamos el descenso a los infiernos con nuestro pecado,en él encontramos la penitencia pero,gracias a Cristo estamos salvados y perdonados.Infierno y Gloria.
Mientras caminamos en esta vida mortal este es nuestro destino;en nuestra mano está la gloria y el gozo eterno.Jesucristo nuestra salvación.

¿Y si no quiero?
28 de agosto de 2011 a las 13:58

Oiga, a mí eso del Cielo, donde se da el perdón, donde hay amor entre todos, donde somos hermanos, a mí no me va. Como que paso. Usted y todos se arrodillan ante mí, estoy por encima de ustedes, arrodillense ante mí, y lo que ustedes tienen es mío, su dinero, su casa, su mujer, sus hijos, para mí, mi placer y como esclavos míos. Todos ustedes. Soy más que Dios. Quiero que todo sea según mis principios, mis ideas, y quien no lo acate recibirá la muerte. Porque si yo deseo la muerte de la gente, su dolor, y deseo someter a Dios y destruirle tambiébn, a mí me dejen en paz, que no quiero ir a ningún Cielo donde esto no sea así. ¿Por qué el bueno de Orígenes me tiene que obligar a ir? Déjemne en el Infierno.

Así es. Dios desea que todo el mundo se salve, para eso nos creó, para la felicidad, y eterna. Pero es que hay gente que no quiere el amor ni la salvación, ni el perdón ni la paz, ni la fraternidad ni la humildad, sino la arrogancia, la guerra, el control total, ellos son la ley, la Ley, lo desean todo, son avariciosos y soberbios, se creen dioses. Ellos desean el infierno, diga lo que diga Orígenes o "Todo en todos". Y que no les obliguen a ir a ningún Cielo.

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