Jun
Debilidades del sacerdote
11 comentariosDe nuevo interrumpo mis crónicas “israelitas” para hacerme eco de la homilía del Papa en la Eucaristía de clausura del año sacerdotal. Posiblemente los medios destacarán que el Papa volvió a pedir perdón “a las personas afectadas por los pecados de los sacerdotes, sobre todo el abuso a los pequeños”. Una vez más, el Papa hizo de barrendero. Además, prometió “que en la admisión al ministerio sacerdotal y en la formación que prepara al mismo haremos todo lo posible para examinar la autenticidad de la vocación”. Parece un buen camino, aunque no siempre es fácil detectar en realidades de presente lo que puede acontecer en el futuro.
La homilía es un hermoso comentario al salmo 23: “el Señor es mi pastor”. Eso significa que cuida personalmente de mi, que no me ha dejado solo ni desorientado, que no estoy ante un Dios lejano, sino ante un Dios que me conoce, me quiere y se preocupa por mi. ¿De qué modo Dios se hace presente en mi vida? Ahí es donde se sitúa el ministerio sacerdotal. El sacerdocio, dice el Papa, no es un oficio, es un sacramento. Dios se vale de hombres, con sus limitaciones, para hacerse presente entre los hombres y actuar en su favor. Se abandona en las manos de los hombres, aún conociendo nuestras debilidades.
Dios sólo llega a nuestras vidas a través de mediaciones antropológicas. Una de estas mediaciones es el ministerio sacerdotal. Pero no hay que olvidar que, por nuestro bautismo, todos participamos del único sacerdocio de Cristo y formamos un pueblo sacerdotal. Por tanto, todo cristiano debe sentirse mediación, transparencia, epifanía, presencia de Dios entre sus hermanas y hermanos. A través de nuestras debilidades, como bien dice el Papa, Dios hace visible su amor en el mundo.
Eso de las debilidades me ha emocionado. Y he recordado que un alumno mío, el día de su ordenación presbiteral, me dijo: para mi es una alegría que una persona débil, como tú, me haya impuesto las manos. Todos pasamos por noches oscuras. Y yo, para animar a este religioso cuando pasaba por un momento difícil, le conté alguna de mis debilidades para que no pensase que eso era obstáculo para seguir adelante con su vocación.