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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

12
Jun
2010

Debilidades del sacerdote

11 comentarios

De nuevo interrumpo mis crónicas “israelitas” para hacerme eco de la homilía del Papa en la Eucaristía de clausura del año sacerdotal. Posiblemente los medios destacarán que el Papa volvió a pedir perdón “a las personas afectadas por los pecados de los sacerdotes, sobre todo el abuso a los pequeños”. Una vez más, el Papa hizo de barrendero. Además, prometió “que en la admisión al ministerio sacerdotal y en la formación que prepara al mismo haremos todo lo posible para examinar la autenticidad de la vocación”. Parece un buen camino, aunque no siempre es fácil detectar en realidades de presente lo que puede acontecer en el futuro.

 

La homilía es un hermoso comentario al salmo 23: “el Señor es mi pastor”. Eso significa que cuida personalmente de mi, que no me ha dejado solo ni desorientado, que no estoy ante un Dios lejano, sino ante un Dios que me conoce, me quiere y se preocupa por mi. ¿De qué modo Dios se hace presente en mi vida? Ahí es donde se sitúa el ministerio sacerdotal. El sacerdocio, dice el Papa, no es un oficio, es un sacramento. Dios se vale de hombres, con sus limitaciones, para hacerse presente entre los hombres y actuar en su favor. Se abandona en las manos de los hombres, aún conociendo nuestras debilidades.

 

Dios sólo llega a nuestras vidas a través de mediaciones antropológicas. Una de estas mediaciones es el ministerio sacerdotal. Pero no hay que olvidar que, por nuestro bautismo, todos participamos del único sacerdocio de Cristo y formamos un pueblo sacerdotal. Por tanto, todo cristiano debe sentirse mediación, transparencia, epifanía, presencia de Dios entre sus hermanas y hermanos. A través de nuestras debilidades, como bien dice el Papa, Dios hace visible su amor en el mundo.

 

Eso de las debilidades me ha emocionado. Y he recordado que un alumno mío, el día de su ordenación presbiteral, me dijo: para mi es una alegría que una persona débil, como tú, me haya impuesto las manos. Todos pasamos por noches oscuras. Y yo, para animar a este religioso cuando pasaba por un momento difícil, le conté alguna de mis debilidades para que no pensase que eso era obstáculo para seguir adelante con su vocación.

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ellas también
12 de junio de 2010 a las 12:25

El sacerdote del siglo XXI vive otra época y coyuntura diferente a la del Santo Cura de Ars, propuesto como modelo de este año sacerdotal.El Papa habla de esa palabra que pronuncia el ministerio sacerdotal en nombre de Cristo. Dice de Cristo, no de Jesús.De Cristo,en Quien no hay hombre ni mujer, esclavo ni libre. Más allá de género y clase social.

Un recuerdo por todas las mujeres con vocación al ministerio sacerdotal en la Iglesia Católica, que trabajan, estudian,como sus hermanos sacerdotes. Avanzadilla de un futuro que ya se adivina, que llegará. Tambien ellas han celebrado este año sacerdotal.

Perpetuo Socorro
12 de junio de 2010 a las 13:10

Ayer vi una peli, La ultima cima, hablaba de un sacerdote ,Pablo, que en medio de sus debilidades paso su vida en oracion, y por tanto pensando en los demas, tenia tiempo para los otros. No hizo cosas extraordinarias, cualquiera puede ser Pablo,porque las cosas que hizo son tan simples que pasan desapercibidas. Tal vez de vez en cuando debemos ver a los hombres buenos, porque de tanto mirar el fango, al final se nos puede pegarñ Tal vez es mas facil hablar de lo malo, asi cualquiera parece bueno, pero hablar de lo bueno nos cuesta mas, nos compromete mas. Es tan sencillo como estar siemple disponible para el otro. Pero que facil, y a veces lo complicamos

su chico
12 de junio de 2010 a las 13:26

¡Por fin ha vuelto de viaje el predicador!
Bien hallado
Un abrazo en la fortaleza del Amigo: su debilidad, digo, su humanidad.

perpetuo socorro
12 de junio de 2010 a las 14:53

el sato cura de Ars me parece un maravillsos ejemplo, me gustaria ser como el, darme sin esperar nada, ante todo esperar desprecio y cruces vulgares, donde poder descubrir el amor de Dios

Perpetuo S, se me ha olvidado
12 de junio de 2010 a las 15:10

me parece un maravilloso ejemplo, no solo de sacerdote, sino de cristiano para todos los tiempos,el santo cura de Ars, porque en su debilidad, no puse su confianza en el, ni en el poder de este mundo, ni en el figurar, ni en sus fuerzas, ni en su conocimiento. Sino en ser simplemente un instrumento de Dios, que se manifiesta, en nuestra debilidad. Que dificil me resulta, pues mas bien quiero ser yo quien gobierne mi vida, y ser reconocida y admirada por todos, y mandar y ser famosa. Que diferente es la realidad que nos enseña el Maestro que en el silencio y la humildad se nos demuestra,es un niñito muy pober o un crucificado que nadie quiere y todos abandonan, por eso no lo encuentro, porque mis caminos no son los suyos. A mi me gustaria ser importante y tener poder, que todos me quieran, me valoren y me den la razon pero mas bien sera todo lo contario,
Cuando sigo los caminos del señor , me encontrare sirviendo a los que nadie quiere, y nadie se enterara,incluso me malinterprerarn y querran que yo estoy buscando algo, ¿pero acaso importa?

silencios presbiteriales
12 de junio de 2010 a las 18:39

Hay silencios en este año sacerdotal, de los que se hace eco la revista Vida Nueva digital: las religiosas que dedican su vida a los presbíteros diocesanos, y los religiosos presbiteros pertenecientes a la Iglesia local.

En una Iglesia -Pueblo de Dios, de estructura fraterna y horizontal, nadie se sentiría " en segundo plano", silenciado.

Perpetuo socorro
12 de junio de 2010 a las 20:27

eso me parece increible, que los sacerdotes necesiten religiosas que les hagan la faena, que lo hagan ellos, como todo hijo de vecino.S Pablo trabajaba...no es humillante y se aprende mucho....
limpiar, cocinar...es necesario, un servicio...deben hacerlo, como todos...menuda vidorra,,,,si yo no tuviese que hacer los trabajos del hogar, a lo mejor me cundia menos, porque me organizaba peor

Martín Gelabert
12 de junio de 2010 a las 20:36

Como siempre se agradecen todas las participaciones. Pero me gustaría que no hubiera malentendidos. Precisamente para clarificar la aportación de la penúltima intervención ("silencios presbiterales") y responder a la dificultad que plantea la última ("perpetuo socorro"), transcribo el texto literal de la Revista "Vida Nueva", al que se refiere "silencios presbiterales", y con el que me estoy fundamentalmente de acuerdo: "En medio de tanta noticia y tanto encuentro; tanta celebración y congreso, hay dos ausencias que, en esta página, duelen especialmente: aquellas religiosas, sobre todo, que hacen posible la fidelidad de no pocos presbíteros diocesanos y aquellos presbíteros que son consagrados. Unas y otros aparecen en el Año Sacerdotal casi “a calzador”.
Miles de religiosas están realizando en nuestro mundo y en nuestra España tareas ayer confiadas a un clero abundante. Lo saben ellas, los presbiterios y los pastores. No voy a decir que no se agradece, me consta que sí, pero sí voy a decir que se silencia. El Año Sacerdotal es el año de la acción de gracias a tantas hermanas que han encontrado en el acompañamiento, cuidado y socorro de no pocos sacerdotes, el sentido fiel e íntimo de su consagración.
A su lado, muchos religiosos presbíteros están viviendo su pertenencia a la Iglesia local, sirviendo desde el Ministerio de Cristo a la comunidad. De nuevo, en el silencio de no pocos pastores y presbíteros, hay mucho agradecimiento a este ministerio coral que enriquece y motiva a la Iglesia a ser comunidad en la diversidad".

Bernardo
13 de junio de 2010 a las 00:52

Entiendo el sacerdocio cristiano como un muy otro sacerdocio. No se trata del sacerdocio de las religiones imperiales, ni tampoco de la judía, donde se vino a traicionar el sentido primigenio del mismo. El problema aquí es entender el sacerdocio como un servicio, un servicio desde la "ultimidad", así lo quiso Jesús y se vivió en las primeras comunidades. Todos somos servidores de todos, algunos ejercen este sacerdocio como un ministerio ordenado específico y tanto en estos como en el resto Dios se muestra, en las grandezas, pero sobre todo en las debilidades. ¿O es que los que no estamos ordenados no tenemos debilidades? Si yo contara...

celebrando el año sacerdotal
13 de junio de 2010 a las 10:35

El futuro de la Iglesia depositaria del mensaje evangélico pasa por la necesidad de volver a Jesucristo,pastor, para quien lo prioritario fué el sufrimiento de las víctimas de la historia, no un sacerdocio cultual vinculado al poder y al estatus social. Un sacerdocio que encarna la compasión de Dios por sus criaturas, por su creación. La identificación Iglesia-jerarquía-clero-poder social y económico plantea la pregunta de si es al Dios de Jesucristo a quien representa.

En este año sacerdotal, se sigue planteando la cuestión del celibato opcional dentro del ministerio sacerdotal. Voces como la del benedictino Anselm Grun, o el Cardenal C.M. Martini,abogan por ello. Y unido a ellos los numerosos sacerdotes católicos casados. Algunos insertados en comunidades cristianas siguen ejerciendo su ministerio sacerdotal, atienden a estas comunidades. Sus obispos lo saben y hacen la vista gorda. Sus comunidades se benefician de ello. Al tiempo se afrontaría la situación irregular de muchos sacerdotes que mantienen relaciones sentimentales. Un grupo de " mujeres de sacerdotes" de Suiza e Italia, ha publicado ultimamente una carta manifestando su situación.Silencio clandestino. Apoyo afectivo cuyo gran beneficiario es el sacerdote. Los medios escritos, y digitales se han hecho eco. Una realidad que no se puede obviar y conviene tener presente.
Matices diversos en la celebración del año sacerdotal. Un cordial saludo

luis orlando
6 de mayo de 2018 a las 16:54

no hay lo q busco

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