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De pérfidos judíos a hermanos mayores
11 comentariosLa liturgia pre-conciliar del Viernes Santo calificaba a los judíos de “pérfidos” y oraba por la conversión de este pueblo “obcecado”. En la oración que actualmente hace la Iglesia el viernes santo se califica a los judíos de “pueblo de la primera alianza”. Juan Pablo II, en su primera visita a la Sinagoga de Roma, dio un cambió espectacular a las relaciones judeo-cristianas al dirigirse a los rabinos allí reunidos como a “nuestros hermanos mayores”.
Israel es un pueblo complejo, con casi tantas opiniones políticas como personas. Lo peor: vive en estado permanente de guerra. En un parque infantil cercano a la frontera con el Líbano pude observar, junto a los tradicionales columpios, tres tanques de juguete que sustituían a las casitas y coches infantiles de la mayoría de nuestros parques. En Israel los cristianos son una minoría: unos 120.000 de todas las confesiones, entre algo más de siete millones de habitantes.
Entre algunos hebreos está emergiendo lentamente una valoración nueva y positiva de su compatriota Jesús de Nazaret. Hay algunos grupos organizados de judíos que, sin renegar un ápice de su religión, reconocen a Jesús como Mesías. Fuera de estos grupos también otras familias y personas confiesan el mesianismo de Jesús. Y todo ello a partir de una lectura de algunos textos de la Torá, especialmente del profeta Isaías.
Por parte cristiana es importante redescubrir las raíces judías de Jesús. La continuidad, el contraste y la novedad de su predicación con relación a lo que calificamos de Antiguo Testamento, sólo se entienden si se conoce el contexto judío en el que Jesús nació, creció y desarrolló su misión. Jesús no es un personaje intemporal. Descontextualizado, pierde mucha de su fuerza. Sólo desde su particularidad puede ser universal. Necesitamos cambiar esta mentalidad que concibe a Jesús como un universal abstracto para verlo como un universal concreto. Pues si es un personaje histórico, habrá que admitir que está sometido a las condiciones de la historia, o sea, que es de aquí y no de allí, de un tiempo y no de otro, que pertenece a un grupo étnico y no a otro. Jesús sólo se entiende situado en su circunstancia.