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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

12
Ene
2009
Sobre morfina y agonías
4 comentarios

Reconozco que entiendo poco de medicina. Y estoy convencido de que en todas partes hay más gente buena que mala. Esto hace posible que la sociedad y las instituciones funcionen. Por otra parte, considero que todo profesional debe ser consciente de sus responsabilidades y practicar su profesión como un servicio. Ahora añado que, en ocasiones, me cuentan determinadas prácticas médicas que me parecen cuando menos discutibles. Por ejemplo, que en nuestros hospitales se practica la eutanasia con aquellos ancianos, en estado grave, que no tienen personas que les cuiden, buscando así reducir costes. O que hay personal que avisa a las funerarias de la proximidad del fallecimiento, tras asegurarse el pago de una buena comisión. Últimamente alguien me ha contado de una enfermera que pretendía dar una dosis mayor de morfina de la necesaria a un anciano, pues así el enfermo estaba más tranquilo y se evitaba que la familia llamase de nuevo al personal sanitario. Cuando la profesión no se vive como un servicio a los demás lo único que importa es cobrar y trabajar lo menos posible, aunque sea a costa de acelerar la muerte con una dosis excesiva de morfina.

Como contraste cuento la reflexión que no hace mucho me hizo un médico. Me decía que durante mucho tiempo no entendió porqué las agonías eran tan largas. Después pensó que tal vez ese tiempo era necesario para que la familia pudiera asumir la situación, para que el enfermo pudiera despedirse en paz, para que tuviera su tiempo de decir una palabra a su esposa y a sus hijos. ¡Hay que respetar los tiempos de las personas!, me decía. Cierto: el tiempo de las personas que, para los creyentes, es el tiempo de Dios.

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10
Ene
2009
Unos vienen y otros se van
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Unos vienen y otros se van. Es ley de vida. Cuando se trata de poder suele ocurrir lo contrario de lo que dice un salmo, a saber, que al ir se va cantando y al marchar se vuelve llorando. Pero cuando no se trata de poder, sino de servicio, entonces uno nunca se va, y vive de esa alegría que, como decía Jesús, nadie puede quitarle.

En algunas idas y venidas hay acompañantes. Los que vienen y van se convierten así en multitud. Y la multitud disimula peor los sentimientos que el propio interesado. Porque entre la multitud hay intereses que son más dependientes del que viene o se va. Y al ser más dependientes son menos controlables. Por eso producen ansiedad.

Un nuevo Pastor viene a la diócesis de Valencia. Lo mejor que podemos desearle es que sea de verdad pastor y pontífice, que cuide de todos y tienda puentes que a todos unan, que cuente con todos, que sus relaciones principales sean con los pobres y necesitados, que apoye las buenas iniciativas que parroquias e instituciones puedan tener. Evidentemente, otro Pastor nos deja. Y deja una herencia, como todos los que se van. Esta herencia es de toda la diócesis. Nadie debería querer una parte para él solo. Lo digo porque el mismo día del anuncio oficial del cambio, la prensa publicaba que la considerada hija predilecta, la Universidad Católica, pretendía continuar vinculada al Cardenal. Es de esperar que con vínculos afectivos, porque si fueran jurídicos podría interpretarse como el temor de la hija a que con el nuevo padre las cosas ya no sean como antes. Seria algo así como pensar que ese nuevo padre tendrá también sus predilectos. Si así fuera, sería una pena, porque los padres deben querer a todos por igual, tratar a todos con objetividad en función de su valía y competencia. El que vale, no vale por los padrinos que tiene.

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8
Ene
2009
El Bautismo es Epifanía
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La fiesta de la Epifanía no se celebra sólo el seis de enero. Continúa dos domingos más: el del bautismo del Señor y el siguiente en el que la Iglesia recuerda el episodio de esa boda en Caná de Galilea en el que el agua se convirtió en vino. Es una pena que actualmente ese Evangelio sólo se lea en el segundo domingo del tiempo ordinario del Ciclo C y se haya sustituido por otros en los ciclos A y B. Las antífonas de Laudes y Vísperas de la fiesta de la Epifanía dejan muy clara la profunda unidad, más aún, el entrelazamiento, entre estos tres acontecimientos: la adoración de los Magos, el Bautismo de Jesús y la boda en Caná: “Hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el Jordán, Cristo la purifica de sus pecados; los magos acuden con regalos a las bodas del Rey, y los invitados se alegran por el agua convertida en vino”.

Digo esto para prevenir contra una mala comprensión de la fiesta del Bautismo de Jesús, que celebraremos el próximo domingo. No se trata de ver en el bautismo de Jesús ni un anticipo ni un modelo de nuestro propio bautismo. El bautismo de Cristo en el Jordán es una epifanía, una manifestación. De nuevo se manifiesta que Dios se ha solidarizado con el ser humano, no con una humanidad ideal, sino con una humanidad real, una humanidad pecadora. Por eso Cristo es bautizado con un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados. El, ya desde el comienzo de su ministerio, se manifiesta como el que “carga con el pecado del mundo” y así se une a esta historia humana de pecado y de alejamiento de Dios. Se une porque sólo desde la unión y la solidaridad es posible salvarla.

La relación que puede y debe verse entre el bautismo de Jesús y el nuestro hay que situarla en el nivel de la acogida de la Palabra. En el bautismo de Cristo, Dios hizo oír su voz para que el mundo creyera que Jesús es la Palabra enviada por el Padre. El bautismo de cada cristiano es signo de la fe, o sea, de la acogida de esta Palabra de salvación. No hay paralelismo entre los dos bautismos. Lo que hay es relación, la que se da entre una epifanía, una manifestación, y la recepción, la acogida de la epifanía.

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5
Ene
2009
El silencio del emperador
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Dentro de unos días tomará posesión el nuevo emperador Barak Obama. ¿Irá a adorar al niño, cual nuevo Rey mago, para volver luego a su casa por otro camino? Están por ver esos nuevos caminos que muchos anhelan que sean de paz, justicia y solidaridad. Para empezar, su silencio clamoroso ante los bombardeos sobre Gaza y la actual invasión, ha hecho rebajar las expectativas. Cierto: él todavía no puede hablar como Presidente. ¿Y qué? ¿No ha hablado como candidato a presidente durante largos meses? Y una vez elegido, ¿no se manifestó a propósito de la crisis económica o de las ayudas a la industria automovilística? Pero, claro, no es lo mismo comprometerse a favor del gran capital que comprometerse a favor de la paz. Lo primero es siempre rentable para el poder. Lo segundo, depende. En ocasiones el poder se mantiene mejor con guerra que con paz. Porque el poder es la otra cara de la economía. Y la guerra favorece el suculento negocio de la venta de armas.

Por sus frutos les conoceréis, dijo Jesús, que desconfiaba enormemente del poder y del dinero. Mirándole a él nos queda una esperanza: lo vulnerable y vulnerado es visitado por Dios. Esta esperanza nos impele a cada uno de nosotros, según la medida de nuestras posibilidades que, a veces, son más de las que imaginamos, a ser constructores de paz, a abrazar lo pequeño y acompañar lo que está roto. Ante la desgracia ajena lo humano no es el silencio. Lo humano es llorar, pero levantando la voz. Humano es también confiar en que Alguien acunará las zozobras, pero poniendo nosotros las manos en la cuna, porque ese Alguien sólo actúa a través de nuestras manos.

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31
Dic
2008
Año nuevo: del peor modo posible
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Acaba el 2008 y empieza el 2009 del peor modo posible: con guerra. La guerra es manifestación extrema de ruptura, tan extrema que cada uno de los contendientes busca la desaparición física del otro. La guerra es culto a la muerte. El otro estorba hasta el punto de desear su desaparición. Hoy tenemos cada vez más claro que toda guerra es injusta y que las diferencias pueden y deben resolverse de otro modo. La paz es, debe ser, un imperativo absoluto. El resultado de la guerra moderna es un cúmulo de víctimas inocentes y de sufrimientos irreparables.

Ante la actual guerra entre Israel y Gaza es urgente, como medida inmediata, intensificar la presión internacional para que cesen los combates. Es urgente ayudar a los heridos y aliviar su sufrimiento. España ha enviado ayuda médica a Gaza. No hay que olvidar que España también fabrica y vende armas. Sí, esas máquinas que matan. Israel es uno de sus buenos clientes. No bastan las ayudas humanitarias y los gestos diplomáticos. Hay que comprometerse más a fondo.

Una cosa más. Las medidas diplomáticas son muy necesarias. Pero a largo plazo yo espero mucho más de iniciativas que buscan la conversión y el acercamiento de los corazones. Pienso en la labor de Daniel Barenboim y su orguesta de músicos palestinos e israelíes. O en los encuentros no muy conocidos, pero muy meritorios, de mujeres israelíes y palestinas. Hay que globalizar los movimientos por la paz y contra la guerra y globalizar la compasión por todas las víctimas.

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26
Dic
2008
Cimientos del porvenir
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Esta sociedad está envejeciendo. Se trata de una constatación sociológica. Ahora bien, el que cada vez haya personas con más edad pudiera ser algo muy positivo. Significa que la esperanza de vida, y de una vida con calidad, se prolonga cada vez más gracias a los avances de la medicina. Lo grave del envejecimiento sería que condujera a la desesperanza, al aislamiento, a la soledad; igualmente grave sería que los cuidados no llegasen a todos, o estuvieran condicionados por la situación económica, porque esto sería signo de una sociedad acomodada, en la que muchos seres humanos son con frecuencia olvidados, aislados, despreciados.
   
Entre las personas mayores, como ocurre en todos los grupos sociales, hay unos que están más integrados, o tienen más nivel económico o cultural. Pero, de un modo u otro, todos tienen una experiencia y unos recuerdos más abundantes que los de los jóvenes. En ocasiones han perdido algo de vitalidad. Se diría que los ancianos, de entrada, deberían tener más insatisfacciones que los jóvenes. En realidad no es así. La satisfacción no depende de la edad, sino de cómo se vive la vida, de los amores que se conservan, de la mirada con la que nos dirigimos a los demás, de la riqueza interior que se tiene y, para el creyente, de su grado de encuentro con Dios. Eso sí, cada etapa de la vida tiene sus propias necesidades. Y es posible que, en relación a la llamada Tercera Edad, sea verdad que la capacidad de hacerse oír no sea precisamente proporcional a las necesidades que uno tiene. De ahí la importancia de descubrir debajo de muchos silencios los gritos que no se hacen oír.

Nuestros mayores merecen gratitud. Seamos o no conscientes, todo lo que tenemos lo hemos recibido. Tener conciencia de ello es signo de lucidez. Ser agradecido es signo de grandeza de espíritu. Los mayores no son el pasado. En todo caso son el presente sobre el que se cimienta el porvenir. Si no cuidamos nuestro presente tampoco tendremos ningún futuro.

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24
Dic
2008
Sin nacer entre tú y yo
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Si a Betlem mil cops naixés,                                      Si mil veces naciera en Belén
sense néixer entre tu i jo,                                           sin nacer entre tú y yo,
no el veuriem pas mai créixer.                                  nunca le veríamos crecer

A las lectoras y lectores de este blog les deseo la alegría que nace de saber que Dios nos ama. ¿Pruebas del amor? El amor no se prueba, se experimenta, se vive y se manifiesta. Un gesto que lo delata: el amante quiere acercarse todo lo posible al amado e incluso ser como el amado.

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21
Dic
2008
Hartazgo de lo sobado y manido
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Eso de la Navidad es un tema tan sobado, tan manido, tan ajado y tan usado, que produce pena, risa y hartazgo. Todo a la vez. Da grima escuchar anuncios sobre "el lugar de la Navidad". Da risa leer artículos periodísticos, como ese que cuenta, entre otras tonterías, la estupidez ocurrida en un restaurante de Madrid en el que aparecieron unos orangutanes con el niño Jesús en brazos. Y da un poco de pena leer textos creyentes, escritos con la mejor intención, pero con poca teología. Para sorpresa mía todavía hay quien sigue presentando a José como un hombre “mayor de edad”. ¡Ya está bien! Ni mayor ni blandengue. Como dice una amiga mía, “un hombre que todas quisiéramos tener como marido. Un hombre hecho y derecho, que ama en profundidad a Dios y a su pareja y, en este Amor, él también pronuncia su Fiat

Puestos a contar historias no estaría mal recordar una poco conocida sobre la joven pareja. Cuando María y José llegaron a Belén, según el relato de Lucas, un relato no histórico, sino teológico y que por tanto no se puede leer con la ingenuidad del que se imagina que está viendo un video, digo que según este relato la pareja no encontró posada. Posada no es un hotel ni una pensión, sino una habitación que las pobres familias campesinas usaban para hospedar a los huéspedes, si alguna vez los tenían. José y María, no según la historia, sino según la teología de Lucas, debieron llegar a casa de los padres de José. ¿No había ido José a su ciudad? Y la familia de José, ¡la familia de David!, no les recibió, porque seguramente se escandalizaron del embarazo de una mujer que llevaba pocos meses casada. ¡Un embarazo antes del matrimonio! ¡Vaya escándalo para la gente bien pensante, como debía ser la familia de José! ¡La casa de David no les recibió! “Vino a los suyos”, dice el cuarto evangelio, y los suyos no le recibieron.

Ya sé que la teología no salva. Pero aún salva menos la poca teología. Una buena teología ayuda a vivir mejor la fe. Con mala teología y peor exégesis hacemos una espiritualidad pobre y raquítica. Por cierto, y para acabar con este desahogo, la tradición judía inicia hoy la celebración de la Januká, la fiesta de la Luz. Luz en el Antiguo Testamento. Luz en el Nuevo Testamento.

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19
Dic
2008
Descubrir la presencia de Jesús en Navidad
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Es muy difícil luchar contra la inercia de una Navidad convertida en fiesta del consumismo. Si antiguamente los cristianos lograron bautizar las fiestas en honor del sol naciente, convirtiéndolas en fiestas cristianas en honor del verdadero Sol que nace de lo alto y se hace hombre en Jesús, hoy ha ocurrido exactamente lo contrario: la sociedad ha paganizado la Navidad cristiana. Hay quién desearía que toda la simbología cristiana fuera sustituida por referencias paganas, o cambiar el vocabulario llamando fiestas de invierno a esa semana con la que acaba el año. A pesar de los intentos en este sentido, la gente sigue llamando navideños a estos días. Da lo mismo. Porque lo que importa es lo que hay en el corazón. En algunos corazones hay muchas ganas de fiesta, de juerga, de comida, de bebida, de regalos y de lotería. En otros hay ganas de descanso, de visitar a los amigos, de pasar unos días agradables en compañía de la familia.

También quedan corazones que quieren vivir el Misterio de un Dios que en Jesús se ha unido, de algún modo, con todo hombre. Cada ser humano, aunque no lo sepa, es morada del Espíritu. El cristiano descubre esta presencia, a pesar de los muchos obstáculos que impiden discernirla. Hay tanto que hacer, y son tan enormes los problemas, que lo normal es que uno prefiera no verlos, porque si mira de frente se agobia pensando que nada puede hacer. Es posible pensar así: el pobre que pide limosna nos crea mala conciencia, pero ese es su único triunfo, porque seguirá siendo pobre; y si vendo todos mis bienes seguirá habiendo pobreza en el mundo. Pensar así paraliza. Pero es posible pensar de otra manera: no alcanzo a solucionarlo todo, pero pongo mi grano de arena para resolver necesidades concretas. Y lo hago con la esperanza de que muchos otros pongan también su grano de arena, para así grano a grano lograr pequeños montones. Quién viva con esta esperanza y tenga un corazón para amar, seguro que encontrará a Dios esta Navidad.

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16
Dic
2008
Reyes prematuros y equivocados
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Desde la pasada semana puede escucharse por la radio este coloquio:
-    ¡Mira qué fantástico teléfono móvil me han traído los Reyes!
-    ¿Pero los Reyes no son el seis de enero?
-    Es que yo lo he encargado en los Reyes de Miró

No hace falta aclarar que Miró es una casa comercial. Aquí no se trata de Reyes, aquí se trata de negocio. Y en eso de los negocios los hijos de este mundo son muy sagaces. Hace unos diez y seis siglos los cristianos tuvieron la habilidad de bautizar unas fiestas paganas en honor del sol naciente y festejar a Jesús como el verdadero Sol que nace de lo alto. Actualmente el mundo ha tenido la habilidad de paganizar unas fiestas cristianas. Por eso es importante que los cristianos nos hagamos la pregunta que le hacían a Juan el Bautista: ¿qué dices de ti mismo? Dicho de otra manera: ¿qué vas a celebrar estos días? ¿Qué significa para ti eso de la Navidad? Nuestro modo de celebrar y de vivir es manifestativo de la calidad de nuestra vida cristiana, de la pureza de nuestra fe.

Por cierto, el seis de enero los cristianos no celebramos a ningunos Reyes legendarios. Lo que celebramos es la fiesta de la Epifanía del Señor. Epifanía significa manifestación. Para eso vino el Señor Jesús, para manifestarse al mundo y para que el mundo le recibiera, aunque “el mundo no le conoció”. Los cristianos somos hoy la manifestación de Cristo, los que lo hacemos presente ante el mundo. De ahí la necesidad de no equivocarnos de fiesta. Ni el día de la Epifanía ni el día de Navidad.

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