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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

10
May
2009
Peregrino de paz
3 comentarios

Benedicto XVI está visitando uno de los lugares del mundo más necesitados de concordia y entendimiento. Lo hace como peregrino de paz. Peregrino porque busca laboriosamente, con todos sus gestos y palabras, alcanzar algo tan extraño y al mismo tiempo tan necesario en Israel y Palestina, como es la paz. Paz en nombre de Dios, ese Dios tantas veces invocado como pretexto de división y enfrentamiento. Falsa invocación, sin duda, porque el Dios de la guerra, el que fomenta odios y divisiones, no existe. Invocar a Dios para justificar enemistades es una de las peores blasfemias.

Los problemas entre judíos y palestinos no son religiosos. Son políticos. La religión no es lo que divide, sino la tierra. De ahí la oportunidad de esta visita del Papa, porque no hay nadie con más autoridad para decir una palabra neutral y creíble sobre la paz. ¿Será escuchado? Digo escuchado, que no es exactamente lo mismo que oído. Los animales oyen. Solo los humanos pueden escuchar. Escuchar requiere prestar atención, poner interés, tener un corazón bien dispuesto: “si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón”.

Por nuestro común origen, todos hijas e hijos de un mismo Padre, los seres humanos estamos llamados a entendernos. Invocar a Dios y no buscar la sororidad y fraternidad es profanar su nombre. Pero incluso sin creer en Dios, lo más razonable y lo más favorable es el entendimiento, la concordia, la búsqueda de compromisos que permitan vivir y dejen vivir. La visita de Benedicto XVI a Jordania, Israel y Palestina es una oportunidad para que se oiga y, sobre todo, para que prevalezca la voz de la conciencia y la voz de la razón, que son las más universales mediaciones de la voz de Dios.

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7
May
2009
El acto conyugal, acto religioso
6 comentarios

Me escribe un lector, y me dice que el primer párrafo de mi último post es “novedoso y liberador”. Pero añade que “no le saco partido y me ciño al guión que se espera, a saber, la castidad en la vida religiosa”. Luego me indica que algunos de los comentarios “son testimoniales, hechos por consagrados”. Y me ofrece este consejo: “¿por qué no poner el acento en la castidad marital y en qué se traduce concretamente? Un Maestro en Sagrada Teología hablando y fomentando el buen sexo (calidad y hasta cantidad) en el matrimonio es más original y más sugestivo que un fraile dominico escribiendo sobre el voto de castidad. Además, así llegas al corazón de más personas y no te ciñes al público de oficio”.

Hago caso del consejo. Antes repito lo que ya dije, a saber, el “público de oficio” de la castidad no son monjas y frailes. Es todo cristiano, incluso toda persona decente. Quizás haya que insistir en que el cristianismo no es enemigo de la dicha y de la felicidad en este mundo. Está claramente a favor del placer, palabra a la que hay que devolver sus títulos de nobleza, como expresión del carácter placentero y lúdico del ser humano, creado por Dios para la dicha y no para la desdicha. Cierto, algunos escritores cristianos han difundido la idea de que el placer sexual es consecuencia del pecado y, por ello, afirman que en el paraíso, antes del pecado, no se daban movimientos libidinosos o deleite sexual.

Tomás de Aquino opina todo lo contrario. Califica a estos escritores de “no razonables” porque el sexo es una realidad natural. Eso sí, dice Tomás, como el ser humano no es solo animal, debe vivir la sexualidad razonablemente. Pero eso, en vez de disminuir el placer, lo aumenta, de la misma forma que disfruta más del buen vino la persona sobria que la alcohólica. Cuando el acto sexual se realiza como expresión de amor es más humano, gozoso y placentero. Más aún, según Sto. Tomás el acto conyugal, o sea, la manera cristiana de vivir la sexualidad, es un “acto religioso”. Acto religioso: el acto conyugal es una manera de ¡dar culto a Dios! Eso hacen los esposos cristianos cada vez que lo realizan.

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5
May
2009
Castidad para religiosos y casados
6 comentarios

La castidad no es exclusiva de monjas y religiosos. Es propia de todo cristiano; más aún, de toda persona decente. El diccionario define la castidad como virtud opuesta a la lujuria. La lujuria es un uso desordenado de la sexualidad. La sexualidad, como tal, es buena, bendecida por Dios. Vivida cristianamente en el matrimonio es un sacramento en el que Dios se hace presente. Porque Dios, en contra de lo que algunos imaginan, se hace presente sobre todo en lo más placentero y agradable de la vida. El nuestro es el Dios del juego, de la fiesta, de la vida y de la alegría. Ocurre que la sexualidad, como todas las cosas buenas, puede vivirse y utilizarse mal. También el vino es una buena bebida; pero el mal uso del vino puede conducir a la muerte. Solo si los cristianos dejamos claro que estamos a favor del placer, solo entonces tendremos audiencia cuando critiquemos el uso desordenado del placer.

Si la castidad es propia de todo cristiano, ¿cómo entender el voto de castidad de los religiosos? Los religiosos se comprometen a vivir la castidad en la continencia, de la misma forma que un casado debe vivir la castidad en el matrimonio. Insisto, vivir la castidad en el matrimonio no es abstenerse de tener relaciones sexuales, sino vivir cristianamente la sexualidad. El religioso hace de su modo de vivir la sexualidad un signo, el signo de que la Iglesia tiene como único esposo a Cristo. El casado vive la sexualidad como signo de la entrega de Cristo a su Iglesia.

Vivir la castidad en la continencia llama la atención, porque no es lo más corriente. En este sentido la vida religiosa es un signo llamativo, un recordatorio que algo que interesa a todos y a lo que todo cristiano debe tender: la entrega total a Cristo. Es un signo, y como tal signo, apela a la responsabilidad de quienes se comprometen a vivirlo. Y a vivirlo en la alegría y la apertura a los demás. Pues el voto no nos encierra en nosotros mismos. Si nos abre a Dios, nos abre también a los demás. Eso queda claro en la labor misionera de muchas religiosas y religiosos que manifiestan el amor de Cristo hacia los más marginados, solitarios y abandonados. El voto se convierte así, además de en signo de consagración, en denuncia profética contra una sociedad que margina a los que no considera útiles.

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3
May
2009
El mundo entero desborda de alegría
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Siempre me ha sorprendido esta afirmación que se encuentra en todos los prefacios de las Eucaristías del tiempo pascual: “con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría”. ¿El mundo entero? Dejémoslo en el mundo que acoge el misterio de la resurrección de Cristo. Pero aún así, podemos preguntar: ¿cómo puede desbordar la alegría cuando, a todos los niveles, sigue habiendo injusticia, sufrimiento, desgracia, muerte? La resurrección de Cristo no ha impedido que, una y otra vez, los seres humanos que creen en Dios clamen a él “desde lo profundo” (según dice el libro de los Salmos). Y entre los que no creen en Dios, se oyen muchos gritos que claman por la salvación.

La Pascua de Cristo es el lugar de nacimiento y la referencia constante de la fe cristiana. Pero esta fe no hace del cristiano un ingenuo ni un triunfalista. Más bien le abre a la esperanza, una esperanza que le ofrece nuevos motivos para tomar partido a favor del bien y luchar con todas las fuerzas contra el mal. Si solo existiera este mundo de injusticia, la superación del mal sería algo trágico, pues únicamente la muerte lo haría desaparecer. Pero si Cristo ha resucitado, a pesar de las muchas preguntas que siguen sin resolverse y de las muchas tareas que siguen pendientes, es posible mirar al sufrimiento con esperanza.

La alegría cristiana, “que nadie nos puede quitar”, según prometió Jesús, tiene su fundamento en un futuro de plenitud que ahora sólo poseemos en esperanza (Jn 16,22). Esta esperanza es la que nos impulsa a proclamar la buena noticia de la resurrección de Cristo. En la medida en que, gracias a nuestro testimonio, esta noticia se vaya extendiendo, será verdad eso de que por el gozo de la Pascua el mundo desborda de alegría.

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1
May
2009
Ganas de molestar
5 comentarios

La admisión a trámite de la propuesta de un pequeño grupo parlamentario para que el Parlamento español repruebe las palabras del Papa en África sobre el preservativo y para que el Gobierno proteste por vía diplomática ante la Santa Sede, además de poco original, me parece poco seria. Poco original, porque se han limitado a copiar lo que hizo el parlamento belga. Pero sobre todo poco seria, porque con esta iniciativa no se busca el bien de los enfermos africanos, sino sencillamente molestar.

Una propuesta seria hubiera sido que el Parlamento español apoyase la fabricación de medicamentos genéricos contra el Sida para librarnos del monopolio de su fabricación por las grandes empresas farmacéuticas, de modo que estos medicamentos fueran un poco más asequibles a las precarias economías de los países del tercer mundo. Esa hubiera sido una buena cooperación al desarrollo que, además, hubiera logrado desenmascarar a aquellos diputados que apoyan los intereses del gran capital representado por las multinacionales farmacéuticas. Si estos diputados están de verdad preocupados por la salud que insten al Gobierno a tomar medidas eficaces a favor de los pobres que no pueden pagar determinados medicamentos, o a dedicar recursos para investigar vacunas contra enfermedades que solo se dan en el tercer mundo, como la malaria.

Tengo mis dudas de que una iniciativa así resulte políticamente rentable. Es demasiado fácil, demasiado infantil. No es seria. Se les ve el plumero.

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30
Abr
2009
La pedofilia no hace al clero más humano
6 comentarios

Hay que ir con mucho cuidado cuando se habla en público, porque los medios retienen lo más comprometedor, llamativo y desafortunado. Así ha ocurrido con unas desacertadas declaraciones del Obispo Secretario de la Conferencia Episcopal Mexicana. Ante la pregunta de un periodista sobre si la implicación de un sacerdote en asuntos de pornografía infantil y pederastia, afecta a la imagen del clero, el Obispo respondió: “Al contrario, cuanto más humanos nos vean, más nos va a apreciar”. El Obispo mexicano lamenta luego que lo noticiable sea siempre lo malo y que el bien no sea noticia. Y se explaya en citar las muchas cosas buenas que hace tanta gente de Iglesia, sacrificando incluso sus vidas en bien de los demás. Pero sus primeras palabras anularon todo lo acertado que después dijo.

Lo que el Obispo quiso decir es que los sacerdotes también son humanos y cometen errores. Pero hay que dejar claro que no todas las equivocaciones son humanas. Las hay que tienen mucho de degradantes, que son una vergüenza para la humanidad. Y no pueden excusarse bajo el calificativo de “humanas”, sino que deben ser calificadas como lo que son: pecados graves para un creyente, delitos ante toda ley digna de este nombre, y escándalos mayúsculos cuando son cometidos por aquellos que con su palabra dicen lo contrario de lo que hacen.

Desgraciadamente todavía quedan cristianos que piensan que pecar es “humano”. En realidad, es todo lo contrario: el pecado rebaja al ser humano, impidiéndole lograr su propia plenitud. El pecado deshumaniza, daña a la naturaleza propia o ajena. El Concilio Vaticano II afirma que la perfección de lo humano está en asemejarnos a Cristo . En el seguimiento de Cristo, Hombre perfecto, nos perfeccionamos cada vez más en nuestra propia dignidad de personas. El pecado es inhumano. Lo humano es la santidad.

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27
Abr
2009
El Reino de los cielos sufre violencia
6 comentarios

Un lector habitual me envía una noticia, “por si sirve”. En la elección de Miss Estados Unidos, la representante de California perdió la corona porque en la ronda de preguntas del juez, al pedirle su opinión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, respondió que le parecía fantástico que los estadounidenses pudieran elegir, pero añadió que ella pensaba que el matrimonio debía ser entre un varón y una mujer. Al parecer esa respuesta le costó la corona de belleza. Recientemente, en España, la presidenta del Parlamento vasco, manifestó que ella ni usaba ni pensaba usar preservativos en su matrimonio, y fue criticada por algunos periodistas.

No estoy muy seguro de que podamos hablar de ataques a la libertad de expresión, porque en España y en USA unos y otros podemos criticar a los que no piensan como nosotros. Donde hay posibilidad de crítica mutua y de manifestar públicamente los desacuerdos, hay libertad de expresión. Otra cosa es que a algunos les moleste la crítica. Pero, como cristianos no debería sorprendernos la crítica de los que no piensan como nosotros. El anuncio del Evangelio nunca ha sido un camino de rosas. A Jesús le llevó a la cruz. Y mantener las propias convicciones, sean católicas o no, si esas convicciones son minoritarias, siempre llama la atención. Los católicos no debemos pensar que somos mayoría o que una mayoría silenciosa piensa como nosotros. A lo mejor somos minoría. En este caso, podemos ser levadura que fermenta la masa. Podemos ser, como decía un escritor del siglo II (en el Discurso a Diogneto), y precisamente cuando se nos critica, el alma del mundo.

Siempre he pensado que son las minorías trabajadoras y sacrificadas, y encima muchas veces criticadas, las que sostienen las buenas instituciones y hacen el bien. Ya Jesús lo dijo: El Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan (Mt 11,12). O sea, el Reino se establece con fuerza a despecho de todos los obstáculos. El día que el mundo nos aplauda habrá que empezar a preocuparse por la pureza del testimonio cristiano.

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25
Abr
2009
Por los pobres abusando de los pobres
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No tenía ganas de volver a hablar de Fernando Lugo. Pero los hechos son muy serios. Incluso el número de hijos que se le atribuyen ha pasado a segundo plano, porque lo que ahora importa es que el Presidente de Paraguay haya abusado de gente humilde y pobre, en cuyo nombre buscó la poltrona política: “Mi gobierno será socialista y derrotará a la pobreza en todas las casas”. Pero antes, ejerciendo como Obispo en la zona más pobre del país, abusó de jóvenes humildes e ignorantes, haciendo valer su liderazgo religioso. El escándalo ha subido de tono porque, al parecer, la Conferencia Episcopal y la Nunciatura estaban al corriente de las tropelías episcopales. De hecho la Conferencia Episcopal se ha visto obligada a publicar una nota muy matizada, en la que tras las exculpaciones formales, se adivina la cantidad de basura que trata de esconder. Afirman no “haber recibido nunca ninguna denuncia formal” (no se dice si las ha habido no formales), insinúan la posibilidad de que hubiera “denuncia ante la Nunciatura Apostólica” y “rechazan las expresiones de monseñor Rogelio Livieres Plano”, que dio a entender que sí hubo encubrimiento y complicidad. (atención: la Conferencia rechaza las expresiones Mons. Livieres, no lo que las expresiones denuncian). Todo muy penoso. Porque a la gente ya no se le puede engañar a base de artilugios jurídicos o verbales.

Está en juego la Presidencia de la República, puesto al que se aferra Lugo, porque el poder es una delicia tan apetecible que nadie la quiere soltar, aunque ya están los sucesores preparados para ocupar el puesto. A mi me importa la credibilidad de la Iglesia. No se puede estar con los pobres abusando de los pobres o maltratando a las mujeres (tal como se dice que hizo Lugo con alguna de las madres). No se puede ser un buen Pastor desde el ocultamiento y la mentira. Se está perdiendo la decencia. Un futbolista, expulsado recientemente por agredir gravemente a un compañero declaró: “Sin televisión el fútbol era más duro. Ahora hay que tener mucho cuidado con la dureza porque te pillan las cámaras”. Eso digo yo: quizás antes había más pecados en la Iglesia. Pero no había internet, ni prensa libre, y las sotanas daban miedo. Ahora hay que ir con cuidado y, puestos a pecar, no pecar de cualquier modo. ¡Viva la luz y los taquígrafos! Somos hijos de la luz.

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23
Abr
2009
Se abren los comentarios en los blogs de Dominicos
1 comentarios

Para facilitar a los usuarios la participación en los blogs, ya no es necesario registrarse para escribir comentarios en ninguno de los blogs de dominicos.org. En adelante, se puede comentar libremente y de manera anónima si se desea. Sin embargo, con el objetivo de evitar abusos, los comentarios no aparecerán inmediatamente en los blogs, debiendo ser autorizados por los administradores previamente.

Esperamos que esta medida fomente el diálogo libre pero sin descalificaciones entre los usuarios y los propios autores.

           Oficina Internet Dominicos

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23
Abr
2009
Los amiguitos del alma de nuestros políticos
11 comentarios

¿Qué entenderán nuestros políticos por amiguitos del alma? Para hacerse una idea nada mejor que una conversación, grabada por la policía por orden judicial, entre el Presidente de la Generalitat valenciana y el responsable de Orange Market en Valencia. Ni entro ni salgo en las responsabilidades políticas que allí se adivinan. Hago como un conocido entrenador de fútbol, que declaraba hace poco: “nunca hablo de los árbitros, pero eso no significa que no me dé cuenta de las cosas”. Leyendo la conversación viene a la mente, por contraste naturalmente, una canción, me parece que de Serrat, que habla de palabras de amor, sencillas y tiernas. En efecto, la conversación entre político y contratista parece, pero no es, una conversación de amor; uno llama al otro “amiguito del alma”, y el otro responde: “te sigo queriendo mucho”; otras expresiones es mejor no reproducirlas. Una conversación en la que además de decirse lo mucho que se aman hablan de los regalitos recibidos por el político.

En boca del político y del contratista, amor y amistad son palabras degradadas porque siempre asoma en ellas, de una u otra forma, el interés, a veces inconfesable. La auténtica amistad es siempre desinteresada y se fundamenta en el bien. Por eso, amar, lo que se dice amar, eso solo lo hace el Dios de Jesucristo. El salmo 15, en la traducción que San Jerónimo hace de la Biblia, suena así: “Oh Dios, tú eres mi Dios, porque no necesitas de mis bienes”. Se trata de un Dios que no quiere pedirme nada, que no necesita nada mío porque me ama desinteresadamente. Un Dios que me quiere porque si, como resultado de la gran bondad de su corazón. Me ama por mi mismo, no por lo que puede sacarme. No me quiere por mis cualidades corporales (belleza) ni espirituales (saber); se fija en lo que me hace irremplazable, único y distinto, en lo que me identifica como ser. En el amor lo importante es lo que el otro es y no lo que tiene, y así podemos decirle: gracias por existir, gracias por ser tú, por ser así, y no por ser fuerte, bello, inteligente valeroso.

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