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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

6
Mar
2011
Espiritualidad sin Dios
5 comentarios

Hay quienes asocian lo espiritual a lo divino. Más aún, con frecuencia contraponemos espiritual a material; y lo entendemos como invisible, intangible. A quienes así piensan puede sorprenderles una propuesta atea formulada por el filósofo francés A. Comte-Sponville, en un libro reciente que lleva por título: “Introducción a una espiritualidad sin Dios”.
 

Dice el filósofo: No creer en Dios no significa carecer de espíritu. El espíritu es la más alta función del ser humano, lo que nos hace distintos al resto de los animales; por ser tan importante no conviene dejarlo abandonado a sacerdotes y espiritualistas. Hay que distinguir, pues, entre religión y espiritualidad. Toda religión implica una espiritualidad, pero no toda espiritualidad es necesariamente religiosa. El budismo, por ejemplo, es una espiritualidad no religiosa, sin Dios. Según los defensores de la espiritualidad sin Dios, todo lo que existe es inmanente, el espíritu también; todo es natural, la espiritualidad también. Se trata de promover un misticismo sin Dios y sin misterio, o mejor dicho, se tratar de afirmar al ser mismo como misterio; una espiritualidad sin trascendencia, pues todo se halla dentro del mundo, sin eternidad futura, sin angustia ni esperanza. Pero no una espiritualidad inmoral, pues es posible una ética laica, atea; es posible distinguir el bien y el mal sin referirnos a Dios. Se trata de un ateismo que promueve y admira lo humano. Se trata, en definitiva, de salvar el espíritu negando el espíritu, salvarlo en cuanto acto y negarlo en cuanto sustancia.
 

¿Qué decir como cristianos? Lo primero, reconocer que la espiritualidad es un dato antropológico. Espiritualidad es el espíritu, el talante, con el que afrontamos lo real. Ahora bien, la espiritualidad puede explicitarse de manera cristiana. La espiritualidad cristiana es la consecuencia de la acogida del Espíritu divino en la vida humana. Por otra parte, el que haya espiritualidades distintas a la cristiana no significa que sean condenables. Al contrario, un cristiano debe apoyar todo lo que promueve la dignidad humana y sentirse compañero de aquellos que buscan el bien, aunque no lo refieran a Dios. Alguna “razón” tendrán para hacer el bien, pues el bien no se hace sin motivo. El que los ateos no llamen Dios a esta razón, no impide que los cristianos lo hagamos. Esta “razón” para practicar la justicia y el bien que pueden tener los ateos es el correlato humano de lo que los cristianos llamamos Dios.

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3
Mar
2011
El Papa, Facebook e internet
1 comentarios

Si uno se entretiene buscando en Facebook los nombres de Joseph Ratzinger, Benedicto, Benedetto o Benedikt XVI encontrará bastantes páginas. Pero basta una mirada superficial para darse cuenta de que no las maneja el Papa ni tampoco alguien que actúe en su nombre. No porque pongan cosas irreverentes, sino porque en ellas aparecen cosas extrañas. Por ejemplo, en la lista de “personas a las que les gusta esto” (en una de las páginas atribuida a Benedicto XVI) figuran, entre otros, Bernard Lonergan, Jean Daniélou y Karl Rahner, famosos teólogos del siglo XX que posiblemente eran amigos y, sin duda, conocidos de Joseph Ratzinger, pero hace años que fallecieron. Los responsables de estas redes sociales, ¿no deberían evitar este tipo de fraudes o, al menos, esta utilización de personajes públicos?

Cosa distinta es que Benedicto XVI valore de forma positiva los nuevos lenguajes que se desarrollan en la comunicación digital. Recientemente ha manifestado que “hoy estamos llamados a descubrir, también en la cultura digital, los símbolos y las metáforas significativas para las personas que puedan ser útiles al hablar del Reino de Dios al hombre contemporáneo”. Es una reflexión importante, ya que desde siempre la Iglesia ha utilizado los medios de expresión de cada época para comunicar el mensaje evangélico de forma más adecuada a los contemporáneos.

En esta línea, el Papa puso de relieve que “no se trata sólo de expresar el mensaje del Evangelio en el lenguaje de hoy, sino que debemos tener la valentía de pensar de una manera más profunda, como ocurrió en otros tiempos, la relación entre la fe, la vida de la Iglesia y los cambios que está viviendo el ser humano”. Por eso, añadió, hay que ayudar a “comprender, interpretar y hablar el nuevo lenguaje de los medios de comunicación en el ministerio pastoral, dialogando con el mundo contemporáneo”, preguntándose: “¿Qué desafíos plantea a la fe y a la teología el llamado pensamiento digital? ¿Qué preguntas y exigencias?”

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1
Mar
2011
La desalmada madre de los Macabeos
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En un artículo reciente el periodista Manuel Rodríguez Rivero califica la historia de “los siete hermanos Macabeos y su desalmada madre” como “una de las más gore de toda la Biblia”. Supongo que no voy muy desacertado si interpreto que gore quiere decir terrorífica y sanguinolenta. En todo caso, nada bueno según el periodista, más bien una historia muy “sádica”. Este es un ejemplo más de lo importante que resulta lo que ha escrito Benedicto XVI en la Verbum Domini sobre “las páginas oscuras de la Biblia”, a saber: “la lectura de estas páginas exige tener una adecuada competencia, adquirida a través de una formación que enseñe a leer los textos en su contexto histórico-literario y en perspectiva cristiana”.

Bien leídas, las palabras de la madre, que exhorta a sus hijos a mantenerse fieles a Yahvé aún a riesgo de sus vidas, son una magnifica profesión de fe en la resurrección de los muertos: “el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, os devolverá el espíritu y la vida con misericordia, porque ahora no miráis por vosotros mismos a causa de sus leyes”. La madre argumenta de esta manera: del mismo modo que Dios os dio la vida al crearos, por el mismo poder os la devolverá. El que puede dar el ser, puede devolverlo; el que puede suscitar vida de la nada, por el mismo poder puede devolver la vida a los muertos. La fe en la creación de la nada resulta ser así una verdad llena de promesa y de esperanza, que ofrece un sentido a la vida de los mártires, algo por lo que vale la pena vivir, pero también morir.

Estamos ante uno de los primeros textos que afirman claramente la fe en la resurrección de los muertos. Curiosamente esta fe nació en una guerrilla. En una situación de extrema dificultad, se amplía una verdad que está en el origen de la mejor experiencia de Yahvé: Dios es de fiar, Él es siempre fiel. Y busca mujeres y varones que le sean fieles. Ante la tragedia del martirio, se descubre que para aquellos que han sido fieles a Yahvé no sólo en su vida, sino también en su muerte, lo más normal es que también Yahvé les sea fiel en el momento de la muerte. Visto así el texto no tiene nada de sádico ni de trágico. Está cargado de esperanza.

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27
Feb
2011
La muerte, amor a Dios y al prójimo
3 comentarios

Si no hay vida sin muerte, ¿cómo puede el hombre comprenderse si no acepta la muerte? Todos, de una u otra forma, nos preguntamos por la muerte. Quién dice que esta pregunta es propia de personas egoístas, está ya dando una respuesta y reconociendo que la pregunta se plantea, puesto que no es posible creer que este “egoísmo” desaparecerá un día hasta el punto de que nadie se plantee la pregunta por la muerte. ¿Cómo hacer desaparecer una cuestión así, sin suprimir sencillamente la dignidad humana y su defensa?

La muerte está en todas partes. Dios no debe considerarla un escándalo, incluso en sus formas más brutales (niños que mueren de hambre, por ejemplo), puesto que si así fuera no la habría consentido. Hoy parece que somos muy sensibles ante la muerte. Y sin embargo, hoy como ayer, provocamos muertes por doquier, con la política, la guerra, la explotación del débil y desamparado. Casi estoy tentado de decir que todos somos muy comprensivos ante la muerte, cuando el que muere es el adversario o el que nos cae mal.

Si la consideramos fríamente, la muerte es la condición biológica para dejar sitio a otros. No hay espacio para todos y para que unos sean y tenga sitio, otros deben desaparecer. En este sentido la muerte tiene un carácter inter-comunicativo. Ella puede convertirse así en un acto radical de amor para el prójimo más lejano, puesto que al morir no dejamos espacio para una persona concreta, sino para todos en general. Si uno vive abierto al porvenir de los demás, entonces la disposición a morir forma parte de esta apertura.

Ahora bien, si el porvenir del hombre se encuentra en el futuro absoluto que llamamos Dios, entonces la muerte y la apertura a este futuro absoluto están íntimamente ligados. El que muere libremente, o sea, se desprende libremente de esa humanidad que considera su propiedad total, sin buscar conciliar el hecho de la muerte con la importancia absoluta de su persona, éste afirma, aunque sea implícitamente, a Dios como porvenir absoluto del hombre, un porvenir del que el hombre no dispone, pero al que está abierto.

Reconocer el derecho de los otros a su propio porvenir y abrirse al porvenir de Dios, es amar a Dios y a los hombres en el acto radical de aceptación de la muerte.

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24
Feb
2011
El "inhumano" humanismo cristiano
1 comentarios

El famoso teólogo Karl Rahner afirma que el cristianismo ha hecho posible, por primera vez y de manera insuperable, un humanismo inhumano. Humanismo inhumano es una expresión paradójica que invita a pensar. Dice Rahner que el cristianismo convierte en contingente cualquier otro humanismo, porque lo considera reemplazable por un humanismo futuro, ya que todo lo humano está abierto al futuro de Dios. Dado que el ser humano proviene de Dios y tiende hacia Dios, mientras no se encuentra plenamente con Dios su situación es provisional. En esta línea el Nuevo Testamento afirma que todavía no se ha manifestado lo que seremos. En este contexto entiendo que Rahner afirme que el cristianismo hace posible un humanismo inhumano, o sea, un humanismo que encuentra su verdadera realidad en Dios, por tanto, más allá de lo humano.

A la luz del misterio de Dios, el cristianismo prohíbe al ser humano comprenderse únicamente a partir de sí mismo y de las posibilidades de la naturaleza, y nos abre a la esperanza de un mundo y una humanidad nuevas. Ahora bien, el que el cristiano considere todo humanismo, toda realización humana concreta, como contingente, no sólo no le impide, sino que por el contrario le estimula a decidirse a favor de todo lo que promueve, en esta realidad concreta, la dignidad, el bienestar y la felicidad de toda persona. De esta manera el cristianismo se hace compatible con toda cultura. Lejos de estar atado a una civilización determinada, por ejemplo, la civilización europea con sus secuelas imperialistas y colonialistas, el cristianismo reconoce la legitimidad de un pluralismo en la forma de concebir y realizar lo humano. Este pluralismo no se refiere sólo a las formas de vivir lo humano existentes actualmente, sino también a formas que todavía no han llegado, pero que pueden ser creadas por el hombre.

El cristianismo no pretende ratificar ningún humanismo particular, ninguna cultura concreta, ninguna política por muy buena que parezca. Más bien condena todo humanismo (toda política, economía, técnica, desarrollo, cultura) que pretenda ser único y absoluto. Porque esta pretensión limita las posibilidades humanas y le cierra al porvenir absoluto de Dios.

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23
Feb
2011
Antisistema utiliza visita del Papa
7 comentarios

Una noticia publicada por “eclesalia” me ha dejado sorprendido. No porque parezca increíble, sino porque no he encontrado el modo de confirmarla. Una noticia que cita una rueda de prensa de un comisario de policía, o un comunicado del Banco de Santander, y que se refiere a mensajes interceptados en redes sociales entre participantes en las Jornadas Mundiales de la Juventud que arengan a la desobediencia civil y a la ejecución de actos vandálicos, no es algo baladí. Si además estas arengas están “inspiradas” en palabras del mismísimo Jesús de Nazaret, tales como: he venido a prender fuego a la tierra, no se puede servir a Dios y al dinero, raza de víboras (refiriéndose a los políticos), y pretenden así convocar a jóvenes críticos e insatisfechos para que acudan al encuentro con el Papa, resulta lógico que los organizadores del encuentro y la policía española se muestren alarmados. Pero insisto, no he podido confirmar la noticia más allá de la agencia que la ofrece.

Es posible que algunos quieran aprovechar la visita del Papa para lanzar reivindicaciones política y eclesialmente incorrectas. Sospecho que si lo intentan van a tener poco éxito. Pero el mero hecho de que se haya planteado esa posibilidad nos debería hacer pensar algunas cosas: una, que cuanto menos se politice la visita, cuanto más sobria sea y cuantos menos apoyos financieros tenga (no olvidemos que Emilio Botín fue uno de los más entusiastas en apoyar las Jornadas, aunque según esa noticia ahora parece que su Banco retira su patrocinio), más coherente con el Evangelio será. Otra reflexión es que el Evangelio no es patrimonio de nadie y que sus aspectos indomesticables siempre escapan por algún sitio. ¿Serán estos supuestos gritos que corren por las redes sociales una vía de escape de un evangelio indomesticable?

Ahora bien, de ser cierta la noticia, resulta a todas luces incorrecto titular: “Benedicto XVI convoca a los jóvenes antisistema”. Respondería mejor a la realidad que se pretende ofrecer otro titular, como: jóvenes antisistema buscan aprovechar para sus proclamas la visita de Benedicto XVI; o este otro: jóvenes antisistema utilizan palabras de Jesús que parecen ir en línea con sus reivindicaciones.

Quizás la noticia sea auténtica y se prefiere guardar silencio porque no es eclesialmente correcta, o para no alarmar, o para desactivarla mejor. O quizás sea falsa, y eso explicaría el silencio de los medios convencionales, incluidos los digitales.

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21
Feb
2011
El que no puede ser definido
3 comentarios

Leyendo un artículo de Karl Rahner, escrito hace 45 años, me encuentro con esta definición del hombre: “el que no puede ser definido”. La frase me ha recordado otra que Miguel de Unamuno escribió en los márgenes de los Diarios de Sören Kierkegaard que se encontraban en su biblioteca: “un Dios definido es un dios acabado” (en realidad lo escribió en francés: un Dieu défini c’est un dieu fini). En efecto, si definir es poner límites, entonces definir a Dios es acabar con él, porque un dios finito, un dios limitado, eso no es Dios. De forma similar, definir al ser humano, creado a imagen de Dios, es también acabar con él, limitarlo, encerrarlo en unos esquemas, no hacerle justicia. Cierto, el ser humano tiene sus límites pero, paradójicamente, es también un ser con capacidades infinitas. Sus límites están abiertos y parece que nunca se agotan.

El ser humano nunca está satisfecho con lo que tiene. Esta es una característica que le distingue de los otros animales. Hay un desajuste, una contradicción en el ser humano que no se constata en los animales: el hombre es un ser pequeño, pero con deseos tan grandes que la naturaleza nunca logra saciar. El hombre “está hecho de tal manera que no puede ser para sí mismo el bien que le hace feliz”, decía san Agustín. La ambición humana es tan desmesurada que, aunque no lo sepa, ambiciona a Dios. Esta es la paradoja: la grandeza y la miseria del sujeto humano (todo junto): es un ser pequeño y limitado, pero insaciable, de modo que por mucho que se le dé y por mucho que consiga, nunca acaba de llenarse.

Al contrario de lo que ocurre con los animales, que se encuentran adaptados a su ambiente, el ser humano se encuentra depositado en un mundo en el que sus deseos de autorrealización y crecimiento personal no son satisfechos por su ambiente natural, evidenciando así un mal-estar con nuestro estado evolutivo, un desajuste que reclama explicación y, si es posible, cura. ¿Por qué el proceso de evolución que ha generado organismos conformados y adaptados a sus respectivos entornos, no ha conseguido garantizar un ajuste parecido en el caso del homo sapiens? ¿Cuál es el entorno propio del florecimiento de lo humano? Si nada de lo que el mundo ofrece nos satisface, ¿habrá algún mundo que pueda satisfacernos? ¿Cuál es el verdadero entorno de lo humano? ¿Hay alguna realidad con la que la humanidad se sienta en armonía?

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19
Feb
2011
De esos tan católicos, líbranos Señor
6 comentarios

Una vez más el nombre de José María Ruiz Mateos aparece en los periódicos acusado de supuestas malas prácticas financieras. No me corresponde a mi juzgar tales prácticas. Otros se ocupan de ello. Tampoco quiero hacer valoraciones de tipo personal sobre las intenciones de un empresario que tiene, como todos, derecho a su buen nombre y a una legítima defensa. Pero sí quiero referirme a una de sus declaraciones. Dijo D. José María que “si no pudiera satisfacer esa obligación (la de devolver el dinero a los inversores de sus empresas) y no tuviera fe, me pegaría un tiro”. Eso parece muy laudable porque, por una parte, manifiesta el propósito de devolver lo que no es suyo y, por otra, afirma que su fe (su fe católica, porque él es declaradamente católico, apostólico y romano) le impide llegar al extremo al que pudiera empujarle su desesperación.

Dejo aparte la cuestión de unos pequeños o grandes ahorradores que hicieron inversiones de alto riesgo, pensando en enriquecerse fácilmente, y ahora en su pecado llevan la penitencia. Prefiero contrastar la declaración de una fe que conlleva una valoración de la propia vida y el propósito de devolver lo que otros le han confiado, con la última noticia sobre los dineros de “Nueva Rumasa”, a saber: que están bien guardados y protegidos en paraísos fiscales, de modo que va a resultar muy difícil que el Estado español pueda expropiarlos o recuperarlos. Con precauciones así no resulta muy clara la intención de satisfacer las deudas.

Si el empresario está tan a favor de la vida en nombre de su fe, esa misma fe debería inspirar sus operaciones económicas y su modo de manejar el dinero. Porque la fe católica no sólo tiene que ver con políticas familiares, sino sobre todo con el mandamiento del amor, que se extiende a niveles mucho más amplios y exigentes. La fe católica tiene consecuencias en el terreno de lo económico y lo empresarial. Apelar a lo católico para algunas cuestiones y olvidar las consecuencias de la fe católica para otras, tanto o más importantes, es una burla y una manipulación de esa misma fe que se pretende defender.

Cuando se sirve al dinero, lo mejor es dejar a Dios de lado. Sobre todo si damos a entender que ese Dios es el revelado en Jesús de Nazaret, ese que declaró que no se puede servir a Dios y al dinero (sí, sí, dijo al dinero, no al sexo).

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16
Feb
2011
Transmitir certezas respetando al oyente
4 comentarios

El testimonio es inherente a la fe cristiana. Ahora bien, el testimonio de nuestra fe, nuestra transmisión de certezas y valores, no puede convertirse en proselitismo, en celo desmesurado para introducir dentro a los que están fuera. Hay que respetar la posición de los otros, fundamentalmente porque la acogida de la fe siempre es fruto de la libertad y nunca puede ser resultado de la presión. Y luego, porque hoy nuestro testimonio, ante un mundo plural tanto cultural como religiosamente, debe tomar la forma de diálogo. Un diálogo en el que ofrecemos, pero antes escuchamos, y también recibimos. Así ponemos en práctica el amor cristiano, que es acogida, respeto, comprensión y oferta.

Lamentaba un alumno de la Facultad de Teología, al escuchar esto del respeto, la libertad y el diálogo, que nosotros, los católicos, no fuéramos tan proselitistas como otros, porque entendía que el proselitismo es signo de convicción y certeza. A mi entender el proselitismo puede ser manifestación de fanatismo e inseguridad. La falta de buenas razones se compensa con gritos y amenazas. La fe cristiana busca convencer, no busca llenar iglesias. Busca cambiar el corazón, no vaciar el bolsillo de dinero. Busca un encuentro con Jesucristo, no el aplauso de la autoridad.

No se puede ofrecer el tesoro que llevamos sin haber primero experimentado la fuerza transformadora de la fe, y luego sin un respeto exquisito a la respuesta de quien recibe nuestra oferta. En línea con lo que dice la primera carta de Pedro: estad siempre dispuestos a dar razones de vuestra esperanza y vuestra fe, pero con buenos modos y respeto, siguiendo las huellas de Cristo que, cuando le insultaban no devolvía el insulto, en su pasión no profería amenazas, y siempre respondía con una bendición.

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13
Feb
2011
Prueba científica: Cristo en la Eucaristía
6 comentarios

¡Hay que ver las ganas que tienen algunos, no de que la ciencia venga en ayuda de la fe (eso sería poco), sino de que la ciencia pruebe irrefutablemente los más grandes misterios de la fe! De ahí se seguirá que todo el que no crea es porque es un ignorante o un pertinaz rebelde contra Dios. Aunque yo, personalmente, pienso que si, por una hipótesis imposible, la ciencia lograse lo que algunas almas cándidas y piadosas esperan de ella, habría desaparecido para siempre la fe en Dios y la relación de amor que con nosotros quiere establecer.

Digo esto porque, de los muchos videos y montajes que circulan por internet en una incansable campaña de apostolado supuestamente católico, acaba de llegar a mis manos un vídeo en el que Ricardo Castañón (que era ateo, ¡así aumenta el valor del asunto!), especialista en psicología clínica, dice haber probado la presencia física de Cristo en la Eucaristía (¡nada menos!), mediante unas experiencias de laboratorio sobre unas formas consagradas. Yo quisiera decir a todas esas buenas personas que se emocionan ante este y otros casos parecidos, que vayan con mucho cuidado, no sea que en vez de afianzar su fe, en realidad la estén degradando, aún pensando precisamente lo contrario.

En primer lugar, para considerar algo científicamente probado hay que repetir la prueba varias veces y, sobre todo, asegurarse de que al realizar pruebas similares, los resultados coinciden en todos los casos. Yo desafío a quien quiera, a pinchar una forma consagrada a ver si sale sangre. Si no sale, es la prueba evidente de que lo que el Dr. Castañón califica de científico, no lo es. Porque en la inmensa mayoría de los casos (por no decir en todos), lo que él dice que sucede, en realidad no sucede. Por tanto, la ciencia más bien demuestra que en las formas consagradas sólo hay trigo.

Teológicamente hablando, la presencia de Cristo en la Eucaristía no es una presencia carnal, sino sacramental. Según Tomás de Aquino: “que en este sacramento está el verdadero cuerpo de Cristo y su sangre, no lo pueden verificar los sentidos”. Por eso, “nuestros ojos corporales no pueden ver el cuerpo de Cristo”. Por tanto, si uno ve allí “figura de carne”, se trata de “una visión subjetiva”. O sea, que lo mejor que puede hacer es ir al oculista. Ahí les dejo el vídeo, espero que para su divertimento y no para la corrupción de su fe.

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