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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

20
Ago
2025
La fe en Cristo es creer en el amor
2 comentarios

rosariosentrelazados

Hay un texto, en la primera carta de Juan (3,23) que podría muy bien ser una de las frases del Nuevo Testamento que mejor expresa la esencia del cristianismo: “este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó”. La fe en Cristo como revelación del Padre, se relaciona con el amor recíproco, como si este amor fuera la realización práctica de la fe. La fe en Dios, o mejor, en Jesucristo que como Hijo nos revela al Padre, y el amor mutuo están indisolublemente relacionados, en el fondo forman una única realidad; por eso no puede darse la fe sin el amor. La fe en Cristo se traduce en amor al prójimo. Y a la inversa: el amor al prójimo manifiesta y expresa la fe en Cristo. La dimensión vertical del amor que Dios nos ha mostrado (Dios que toma la iniciativa de darse a conocer y espera nuestra acogida) se prolonga en la dimensión horizontal, en la relación de amor de los seres humanos.

Lo que se revela en Cristo como Hijo es que Dios es Padre de todos los hombres. Pues si en Cristo todos participamos de la filiación divina, entonces todos somos hermanos, por ser hijos del mismo Padre. Si como dice Gal 3,29, “somos uno en Cristo Jesús”, entonces todos participamos de la filiación divina. Unidos al Padre y al Hijo, todos somos uno (Jn 17,21). Si unidos al Padre y a su Hijo Jesucristo todos somos hijos y por eso estamos profundamente unidos, es claro que somos hermanos. Y lo que une a los hermanos no es la carne y la sangre, sino el amor. Del mismo modo que lo que nos une al Padre no es la carne y la sangre sino la fe y el amor. A cuantos reciben al Hijo, el Padre les da el poder de ser hijo de Dios, y esos no nacen de carne, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nacen de Dios (Jn 1,12-13).

En este versículo de la epístola de Juan, quedan claras dos cosas: 1) que el objeto de la fe cristiana no es un Dios cualquiera, sino el Dios de Jesucristo, que es Amor y que se revela; y 2) el modo de unirnos a este Dios, a saber, respondiendo a su Amor con amor y extendiendo este amor a los hermanos. O, dicho de otra manera: el objeto de la fe, Aquel en quién debemos creer, es Dios que se revela como Amor; y el acto de fe, o sea, el modo de acoger a este Dios y de unirnos a él, es el amor al Dios que se revela y, en Él, a los hermanos. Esta carta de Juan deja también claro que el amor al hermano es concreto: “si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (1 Jn 3,17). La acogida del amor de Dios hay que hacerla historia en lo cotidiano de la vida.

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16
Ago
2025
Valoración católica del Islam
26 comentarios

meca

Lo ocurrido en el municipio murciano de Jumilla, a saber, las dificultades que el consistorio ha puesto para que puedan celebrarse en un recinto deportivo algunas celebraciones musulmanas, ha provocado que algunos políticos hayan descalificado a los obispos españoles que han defendido la libertad religiosa. La descalificación ha mezclado muchas cosas, la mayoría, por no decir todas, impropias de alguien que se confiesa católico. Pongo un solo ejemplo: decir que el dinero que recoge una institución tan seria como “Caritas” no se destina por completo a ayudar a los necesitados, porque parte se dedica a sostener infraestructuras, es confundir las cosas. Claro que parte del dinero se dedica a sostener infraestructuras, porque estas infraestructuras están al servicio de una mejor atención a las muchas personas que acuden a “Caritas”.

Para que cada uno saque sus propias conclusiones, ofrezco la postura más oficial de la Iglesia Católica sobre la religión islámica: “La Iglesia mira con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno”. Cierto, la Iglesia reconoce que “en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes”, pero también “exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres” (Concilio Vaticano II).

Por otra parte, cada religión y cada Iglesia deberían ser los primeros interesados en defender el derecho a la libertad religiosa de las demás confesiones y religiones, lo que implica el derecho a profesar la religión tanto pública como privadamente. Y hacerlo por su propio bien, porque la defensa del derecho de los demás es también la defensa del propio derecho. Y es, además, una exigencia a las demás Iglesias y religiones para que en aquellos lugares donde ellas sean toleradas y hasta privilegiadas y en donde mi propia religión encuentre dificultades, sean ellas las que defiendan mi derecho que es tan legítimo como el suyo. Y, si no lo hacen, es problema suyo, aunque ese problema vaya en perjuicio mío. Pero lo que no puede hacer un cristiano es responder al mal con el mal. En suma, las Iglesias y religiones deben tratar a las demás como ellas quieren ser tratadas. Solo así es posible la paz y el entendimiento entre personas y pueblos.

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12
Ago
2025
Asunción de María: en Dios hay un lugar para el cuerpo
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asuncion2025

La fiesta de la Asunción de María es un día de alegría. María fue elevada al cielo en cuerpo y alma: en Dios hay un lugar para el cuerpo. En el cielo tenemos una Madre: el cielo tiene un corazón.

Al hablar de la Asunción de María, estamos también hablando de nosotros: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría, nos indica con claridad que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa. Y estamos llamados a entrar en esta Casa divina con toda nuestra realidad, con todo nuestro ser, en cuerpo y alma, porque Dios conoce y ama toda nuestra realidad humana, todo lo que somos, tal como proclamamos en el Credo: “espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro”. Dios no nos abandona ni siquiera en la muerte; nos tiene reservado un lugar en el cielo y nos da la eternidad; en Dios hay un lugar para nosotros. Mirando el destino de gloria de María, estamos llamados a mirar lo que el Señor quiere también para nosotros.

El cristianismo no anuncia solo una salvación del alma en un impreciso más allá, sino que promete la vida eterna, “la vida del mundo futuro”. Nada de lo que para nosotros es valioso y querido se corromperá, sino que encontrará plenitud en Dios. Esta promesa implica una tarea: como cristianos estamos llamados a anticipar y edificar ya este mundo nuevo, a trabajar para que esta tierra en la que habitamos ahora se convierta cada día en un mundo de Dios. Solo viviendo evangélicamente resulta posible esperar las promesas divinas. María nos señala no solo la meta del cristiano, sino también el camino que conduce a la meta, expresado sintéticamente en estas palabras que ella dirige a los sirvientes de una boda en Caná de Galilea: “haced lo que Jesús os diga”, palabras que deben ser la norma de nuestra vida en este mundo para así poder vivir con esperanza.

Seguimos en el año jubilar de la esperanza. Mirando a la Virgen comprendemos que nuestra vida de cada día, aunque marcada por pruebas y dificultades, corre como un río hacia el océano divino. Los cristianos, ante el triste espectáculo de angustia y dolor que se difunde por el mundo, debemos ser signo de esperanza y de consuelo, y anunciar con nuestra vida que el mal no tiene futuro. Solo tienen futuro la verdad, la justicia, el bien y el amor. Vivimos en tiempos grises. Necesitamos tiempos azules, pues el azul es el color del cielo hacia el que sube María.

María, desde el cielo, nos acompaña y estimula en nuestra tarea, pues estando en el cielo, sigue estando muy cerca de cada uno de nosotros, precisamente porque está con Dios y en Dios. Cuando estaba en la tierra solo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, que está cerca de nosotros, más aún que está dentro de nosotros gracias al Espíritu santo, María participa de esta cercanía de Dios. Porque está cerca de nosotros, conoce nuestro corazón, puede escuchar nuestras oraciones y ayudarnos con su bondad materna. Ella nos escucha siempre.

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8
Ago
2025
Cuando se hace política con lo religioso
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Jumilla

En la región de Murcia, en España, hay muchos inmigrantes que trabajan honrada y legítimamente en la agricultura y producen riqueza para todos. La mayoría están bien integrados y conviven pacíficamente con los habitantes que nacieron en su actual lugar de residencia. Por eso, son de lamentar y condenar aquellas manifestaciones que culpabilizan a los emigrantes de los posibles males que puedan ocurrir, como ha sucedido ya en algunos pueblos de Murcia.

El último hecho, que no contribuye al buen entendimiento entre las personas, ha ocurrido en Jumilla. Allí, el ayuntamiento, desde hace varios años, permite que los musulmanes celebren dos importantes momentos de oración multitudinarios (el fin del Ramadán y la fiesta del Cordero) en el polideportivo municipal, pues no es suficiente el espacio de la mezquita. Sin embargo, hace dos días se supo que el pasado 28 de julio el Consistorio aprobó una ley que prohíbe celebrar en espacios deportivos otros acontecimientos distintos a los deportivos. La ley aprobada no nombra directamente las celebraciones musulmanas, pero es igualmente claro, si no más, que apunta directamente a esas celebraciones. Y más cuando los motivos de quienes han presionado para que se apruebe la ley son claramente ideológicos y políticos.

Uniéndose a la postura de la Comisión Islámica de España, la Conferencia Episcopal Española ha publicado una nota en la que deja claro que la limitación aprobada por el Consistorio de Jumilla “atenta contra los derechos fundamentales de cualquier ser humano, y no afecta solo a un grupo religioso, sino a todas las confesiones religiosas”. Y añade: “hacer estas restricciones por motivos religiosos es una discriminación que no puede darse en sociedades democráticas”. Hay que felicitar a nuestros Obispos por su rápida reacción que contribuye a la paz y a la solidaridad entre las religiones y, en consecuencia, al buen entendimiento entre las personas, sean de la nación, de la raza o de la religión que sean.

Argumentar que los actos religiosos solo pueden celebrarse en recintos religiosos es una falacia que puede volverse en contra de quienes la proclaman. Actos religiosos son las procesiones católicas o las ofrendas de flores a imágenes de la Virgen que se hacen en plazas públicas. Y argumentar que hay lugares en los que se persigue a los cristianos y en los que están prohibidas manifestaciones religiosas cristianas o la erección de iglesias vuelve a ser un pésimo argumento. El que en algunos países o por algunos grupos políticos se haga un uso perverso de la política contra la religión no es motivo para que otros adoptemos la misma actitud. La maldad ajena no justifica la maldad propia. Al contrario, debería ser un motivo más para reafirmarnos en la propia bondad. Eso sí, defendiendo los derechos de todos y respetando cualquier manifestación religiosa que no atente contra el orden público o resulte insultante para otras religiones. Usar la religión para hacer política es un uso perverso de la religión y una mala manera de hacer política.

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4
Ago
2025
Domingo de Guzmán y los predicadores de la fe
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Domingo guzman 2025

Domingo de Guzmán era un hombre apasionado por dar a conocer a Jesucristo, por predicar el evangelio. Esta pasión fue la que hace 800 años le condujo a fundar la Orden de Predicadores, conocida como los dominicos. Pero es mejor llamarla Orden de Predicadores. No de predicadores de cualquier cosa, sino de predicadores de la fe. En tiempos de santo Domingo una fundación así era muy necesaria. Santo Domingo se encontró con dos problemas: los herejes cátaros, que predicaban bien y daban ejemplo de vida evangélica, pero no estaban en comunión con la Iglesia. El otro problema era que los Obispos y los encargados de predicar en aquella época, además de hacerlo mal, llevaban una vida alejada del evangelio, muy poco ejemplar. Santo Domingo quiso que sus frailes no solo predicasen bien, sino que estuvieran en comunión con la Iglesia y vivieran tal como lo pide el Evangelio. Para que predicasen bien les envío a las mejores universidades de Europa, para que estuviesen bien preparados y formados.

Santo Domingo era un hombre de acción y un hombre de oración. Lo que animaba su oración, su trabajo y su predicación era la misericordia. Varón lleno de misericordia. Todas las noches pasaba muchas horas en oración. Durante el día pasaba muchas horas predicando, consolando y ayudando a los demás, repartiendo alegría por donde pasaba. Santo Domingo era un hombre alegre. Era muy devoto de la Virgen. En todas estas cosas, Santo Domingo puede ser un buen modelo para nosotros: oración, testimonio de nuestra fe cristiana, formación, alegría, cuidado de los pobres.

Para hacer estas cosas tan fundamentales no hace falta hacerse dominico, aunque si alguno quiere ser dominico yo le puedo dar algún consejo. No necesariamente para ser fraile o monja. Hay dominicos seglares. Ya desde los orígenes Santo Domingo reunió en torno a sí no solo a los frailes; antes fundó a las monjas; y desde el inicio había también grupos de seglares que colaboraban con él. Lo importante es que todos, a ejemplo de Domingo, estamos llamados a ser testigos de la fe, a vivir una fe seria y, por tanto, a tener una buena cultura de la fe, a ser personas de oración, y a traducir en nuestras vidas, en todo lo que hagamos, la misericordia de Dios. Eso puede ser un buen resumen del espíritu y de la vida de Santo Domingo: un hombre lleno de misericordia, y por eso, abierto a Dios y abierto a los hombres. El mundo actual sigue necesitando escuchar la buena noticia de Jesús, porque Jesús y su Evangelio responden a lo que todos, de una u otra forma, buscamos. Esta buena noticia debe predicarse de forma alentadora, comprensible y positiva, tal como hacía Domingo.

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31
Jul
2025
Políticos que buscan engañar con apariencias
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titulouniversidad

La expresión: “las apariencias engañan” significa que no se debe juzgar a las personas y a las cosas solo por su apariencia, porque lo que aparece en el exterior a veces puede darnos una idea equivocada de la realidad. Pero lo que pretende indicar el título de mi artículo es algo más serio: a veces, la apariencia es falseada conscientemente buscando convencer a quienes contemplan esa apariencia falseada de que lo que allí se dice o presenta es verdadero, creyendo además que eso falsamente verdadero enaltece a la persona y contribuye a que los demás la consideren más importante o más inteligente. O sea, buscando mentir para que quien contempla u oye la mentira se imagine que hay lo que en realidad no hay. Es lo que ha ocurrido con algunos políticos españoles de distintos partidos que han distorsionado sus currículos para que los votantes los consideren más listos, más hábiles o más expertos de lo que son. En concreto esos políticos se han atribuido títulos universitarios que no tienen.

Las acusaciones y denuncias que los de un partido han hecho a políticos de otros partidos han sido mutuas. Gracias a estas denuncias todos han quedado mal parados. En vez de taparse mutuamente sus mentiras, unos han aireado las de los otros y así todos han aparecido como mentirosos. Al falsear su currículo quizás han pensado que uno es tanto mejor político cuantos más títulos universitarios tiene. Y ahí es donde ellos mismos viven engañados y autodenuncian su propia incapacidad para la política. Pues uno no es mejor político por tener títulos universitarios, sino por ser una persona honrada que trabaja por el bien común. Una carrera universitaria sirve para muchas cosas, pero para ser un buen diputado o un buen gobernante lo primero es ser prudente, responsable, tener capacidad de escuchar las necesidades de los ciudadanos y voluntad de resolver esas necesidades. Cuando en la política uno no busca servir a los demás, sino aprovecharse del puesto, es mayor la tentación de presentarse como lo que uno no es.

Algunos teólogos medievales dijeron que para ser buen superior de una comunidad religiosa era más importante la prudencia, el amor a la justicia y la capacidad de gobierno que la santidad. Eso no quita que la santidad pueda reforzar la prudencia, pero no la sustituye. Donde no hay sensatez, la oración no la crea, aunque donde la hay, la oración puede fortalecerla. Análogamente: para dedicarse a la política, la honradez, el sentido de la justicia, el anhelo por el bien común, sirven más que un título universitario, porque el título sin la prudencia y la honradez puede incluso servir para ser un peor político.

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27
Jul
2025
Cadáveres andantes en Gaza
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Gaza2025

¿Qué se puede decir sobre Gaza que no se haya dicho ya? ¿Sirve para algo lo que se dice? Todas las guerras son crueles, odiosas e injustas. Lo más grave es que la mayoría de los perjudicados y de los muertos son personas no combatientes, personas que no llevan fusiles ni tienen capacidad para decidir. Los más beneficiados son los fabricantes de armas. Los políticos de las naciones implicadas, los que tienen capacidad de decisión, por el mero hecho de no parar la guerra, son unos impresentables.

El jefe de la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos ha empleado palabras muy fuertes para calificar lo que ocurre en la franja de Gaza, pero siguen siendo palabras que no tendrán mucho efecto, aunque es bueno se digan: “las personas de Gaza son cadáveres andantes”. Y ha añadido que en los cruces fronterizos hay el equivalente a 6.000 camiones de comida y de suministros médicos”. Gran parte de estos alimentos se están pudriendo. Y los pocos que logran repartirse se convierten en una trampa para la gente desesperada que acude a recibirlos, puesto que lo hacen en medio de disparos. Las fotografías que se publican de niños pidiendo comida o muertos por inanición son espeluznantes. Realmente es el no va más de la insensatez y de la crueldad.

León XIV ha levantado su autorizada voz clamando por un final inmediato de esta guerra, en la que no se respeta nada, ni siquiera Iglesias y otros lugares de culto. ¿Los disparos contra la Iglesia de Gaza, en la que está el sacerdote que todos los días hablaba con el Papa Francisco, fueron un error o fueron intencionados? Cada parte dirá lo que más le convenga, y seguramente muchos mentirán, pero si no hubiera armas no habría disparos. Los países que siguen vendiendo armas a las partes en litigio son igualmente responsables de lo que ocurre. Al final, el último responsable resulta ser el dinero, el negocio. Y el negocio de armas es el más lucrativo. Penoso, muy triste. La condición humana es capaz de lo mejor y de lo peor, capaz de crear voluntarios que ayudan a los hambrientos y a los heridos, jugándose la vida; y capaz de crear personas sin escrúpulos a los que no importan nada las vidas ajenas.

¿Qué podemos hacer las personas alejadas (al menos, físicamente) de las guerras? Seguramente poco o nada sobre el terreno. Quizás algo si nos piden ayuda ONGs e instituciones que ayudan a las personas perjudicadas. Quizás algo si votamos a partidos que estén claramente en contra del comercio de armas. No sé si hay alguno, pero unos lo están más que otros. Y algo si creamos un ambiente de paz a nuestro alrededor, si en nuestras escuelas educamos para la paz y el entendimiento entre las personas, si en nuestras iglesias dejamos muy claro que los principios religiosos están por encima de nuestras preferencias políticas. Y si logramos formar la conciencia de los posibles candidatos, obligados o engañados muchas veces, a empuñar fusiles, para que cuando los políticos de turno les entreguen el fusil se lo devuelvan diciéndoles que vayan ellos a la guerra. ¡Menudo milagro si ocurriera algo así!

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23
Jul
2025
Visitar a un anciano es encontrarnos con Jesús
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27julioancianos

El domingo, 27 de julio, casi coincidiendo con la fiesta de san Joaquín y santa Ana, los padres de la Virgen María según el evangelio apócrifo de Santiago y, por tanto, los abuelos maternos de Jesús, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de los abuelos y de los mayores. Es la quinta jornada mundial de los abuelos y mayores. Eso significa que su creación es reciente. Fue el Papa Francisco el que tuvo esta feliz idea, buscando promover el encuentro entre generaciones, abuelos y nietos

El lema de la jornada de este año está sacado del libro del Eclesiástico (14,2): Feliz el que no se desvanece en su esperanza. Un buen ejemplo de una esperanza que no se desvanece en la ancianidad lo tenemos en la figura de Abraham que, según dice la carta a los romanos, no vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor y el seno de Sara igualmente vacío, sino que mantuvo la esperanza en que Dios era capaz de cumplir sus promesas y de darle un descendiente, cuando humanamente eso parecía imposible. Abraham creyó en un Dios capaz de sacar vida de donde parece imposible que la haya. Ese es el Dios de Abraham y, por supuesto, el Dios de Jesús, poderoso para resucitar muertos. Y, si es poderoso para lo más, también lo es para lo menos, para sacar vida de nuestros desánimos, depresiones, malos momentos.

En su mensaje para esta jornada, el Papa León XIV recuerda que se puede conseguir la indulgencia de este año jubilar visitando, por un tiempo adecuado, a los ancianos en soledad, “como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos”, pues “visitar a un anciano es un modo de encontrarnos con Jesús, que nos libera de la indiferencia y la soledad”. Me parece un recordatorio importante, que insiste en que lo fundamental en la vida cristiana no son los ritos, ni las peregrinaciones, ni las visitas a la Iglesias, ni el celebrar mirando a la pared o mirando al techo, sino el encuentro con Cristo, siempre vivo en el prójimo, sobre todo en el necesitado, en el enfermo, en el preso y también en el anciano que está solo.

El lema de la Jornada: felices aquellos que no ven desvanecerse su esperanza, es un buen recordatorio de que, aunque nuestras fuerzas físicas se debiliten, nada puede impedirnos amar, rezar, entregarnos. “Tenemos una libertad que ninguna dificultad puede quitarnos, dice el Papa: la de amar y rezar”. Pues el amor por nuestros seres queridos “no se apaga cuando las fuerzas se desvanecen. Al contrario, a menudo ese afecto es precisamente el que reaviva nuestras energías, dándonos esperanza y consuelo”. Podemos ser signos de esperanza a cualquier edad.

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19
Jul
2025
Distinguir entre individuo y persona
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individuopersona

En la parábola del hijo pródigo de la que hablaba en el post anterior, hay dos palabras fundamentales: hijo y hermano. Las dos tienen que ver con la relación, o sea, con la disponibilidad. Las dos son la negación del individualismo. A veces buscamos seguridad en el individualismo, porque abrirnos al otro supone un riesgo. Si nos abrimos al otro, a lo mejor nos pide lo que nos incomoda. Pero lo que nos hace humanos no es el aislamiento, sino la relación. Es importante distinguir entre individuo y persona. El individuo es el ser humano aislado de los demás, que solo interactúa con ellos en la medida en que le conviene. El individuo actúa siempre en función de sí mismo. Reconocernos como personas, y no solo como individuos, supone aceptar que soy yo gracias a los demás, gracias a que otros me han dado la vida, a que otros me han ayudado de crecer y madurar, a que otros me sostienen.

La persona es el ser en relación: “la persona humana más crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas” (Francisco, Laudato si’, 240). Ser hermano y ser hijo es ser persona, porque es afirmarse a sí mismo en relación a los demás. El hijo mayor de la parábola es un individualista. El padre es el ser de relaciones. El individuo a veces está dispuesto. La persona siempre está disponible. Disponibilidad es una actitud permanente a salir de sí mismo, para poner al otro en el centro de la propia vida, de modo que el otro sea siempre mi punto de referencia. Disponibilidad es lo contrario de autorreferencialidad.

En nuestra sociedad hay mucho individualismo. Según Francisco, el individualismo es el virus más difícil de vencer. En él se recapitulan todos los males. Un buen ejemplo de individualismo social es que cada vez son más las familias sin hijos, porque (son palabras literales leídas en una página de Facebook) “tener hijos supone perder horas de sueño, capacidad económica y de hacer viajes, de disfrutar… complica mucho la vida, por lo cual, mejor no tenerlos”.

La prevalencia de los intereses individuales, denuncia el Papa, hace que otros se conviertan en “objeto de descarte”. Ancianos, enfermos, inválidos, incapacitados son abandonados como basura inservible, se prescinde de ellos porque ya no sirven. El descarte, además, asume formas miserables como el racismo que se esconde y aparece una y otra vez. Los cristianos, y toda persona de bien, deberíamos ser una alternativa a esta cultura del descarte, y crear con nuestra vida y con nuestras palabras una cultura de la sinodalidad, del caminar juntos, del darnos la mano. Una vida abierta a los demás es la única que tiene futuro. Nuestra vida o es relación permanente o es fracaso permanente, porque quien no está integrado se desintegra.

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15
Jul
2025
¿Dispuesto o disponible?
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dispuestodisponible

Estar dispuesto y estar disponible parecen expresiones similares. Sin embargo, hay un matiz que las diferencia. Y, en ocasiones, las diferencia grandemente. Todos estamos dispuestos a hacer aquello que nos agrada o nos favorece. Pero no todos estamos disponibles, en el sentido de estar en disposición de acudir a donde se nos requiere o de responder a cualquier llamada que se nos haga. Siempre estoy dispuesto a hacer lo que me gusta. Pero no siempre estoy disponible para hacer algo que me cuesta o supone renunciar a mi tranquilidad.

Amar es algo más que estar dispuesto. La disposición se acerca más al negocio que al amor. Dispuesto a trabajar si me dan una buena paga, dispuesto a tomarme vacaciones en cualquier momento. Pero no disponible para cuidar a un enfermo que no me agrada. No disponible para ayudar a un necesitado y desprenderme de mi dinero. Jesús nos llama a la disponibilidad, o sea, a amar sin condiciones. Nuestros amores son siempre pobres porque están condicionados. Un amor condicionado no es verdadero amor, porque es limitado: te quiero si haces lo que yo digo; en el mejor de los casos: te quiero si me quieres. O sea, te quiero con condiciones. El amor auténtico, el amor divino es gratuito. Dios ama en toda circunstancia, incluso cuando no es amado. Dios ama a sus enemigos. Siempre está disponible y, como está siempre disponible, está siempre dispuesto. El que no está disponible, no siempre está dispuesto.

Esta es la gran lección del padre de la conocida como parábola del hijo pródigo. Un padre siempre atento, siempre esperando, siempre vigilante por si volvía su hijo. Y cuando el hijo vuelve con la fórmula del perdón bien aprendida, y comienza a recitarla, se encuentra con un padre que le impide hablar porque le besa y le abraza, ya que su disposición al perdón es total, y no necesita ningún motivo para ello. El motivo está en su corazón amante y no en la buena disposición del hijo. Eso sí, la buena disposición del hijo, aunque no condiciona al padre, hace bien el hijo, porque le dispone a recibir con más agradecimiento el perdón.

En la parábola hay otro hijo. Un hijo que parece dispuesto, pero no disponible. Un hijo que “nunca ha dejado de obedecer una orden del padre”, o sea, un hijo cuya relación con el padre no está basada en el amor, sino en la sumisión y el temor. Por eso se queja de que el padre nunca le ha dado un cabrito para ir de fiesta con sus amigos. Un hijo que busca recompensa por su obediencia. Este hijo no está disponible para entrar en la fiesta. Y eso que el padre desea con toda su alma que entre en la fiesta, porque piensa que la fiesta solo será completa si los hermanos se acogen y se abrazan. La fiesta significa calidad de relaciones, en donde cada uno contribuye a la alegría del otro.

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