14
Dic
2006Dic
Fiesta que dura
3 comentariosEn estos días se escuchan cada vez más propuestas y comentarios sobre el uso y sentido “no religioso cristiano” de estas fechas con las que finaliza el año. Yo no quiero hablar de esa navidad profana que nos invade por todas partes, sino de esta otra Navidad, la de Dios que quiere hacerse hombre para que nosotros nos hagamos divinos. Se trata de una Navidad alternativa, porque hoy la alternativa es la cristiana. La Navidad cristiana rompe moldes, porque en este mundo nuestro resulta chocante. Y sobre todo dura.
Me contaba hace poco un padre de familia todavía joven, recordando su servicio militar, que los sábados por la tarde sus amigos le preguntaban a dónde iba. Y él respondía que a una fiesta. Esta fiesta era -y sigue siendo para él- la celebración de la Eucaristía. Entonces sus amigos le decían: nosotros también vamos a una fiesta, vente con nosotros y te divertirás. Y él respondía: no me interesa una fiesta hecha de borrachera que dura una noche; prefiero una fiesta que dure toda la semana. En efecto, hay fáciles placeres que dejan el corazón vacío; y hay aparentes renuncias que dejan a uno lleno de alegría. Quien lo descubre no sólo encuentra sentido a la vida, sino también las palabras adecuadas para responder con valentía a los que con propuestas aparentemente seductoras tratan de desviarle del camino de la fe.
Es de esperar que en estos próximos días los creyentes nos apuntemos a la fiesta que dura. Que sean muy felices para todos.
Me contaba hace poco un padre de familia todavía joven, recordando su servicio militar, que los sábados por la tarde sus amigos le preguntaban a dónde iba. Y él respondía que a una fiesta. Esta fiesta era -y sigue siendo para él- la celebración de la Eucaristía. Entonces sus amigos le decían: nosotros también vamos a una fiesta, vente con nosotros y te divertirás. Y él respondía: no me interesa una fiesta hecha de borrachera que dura una noche; prefiero una fiesta que dure toda la semana. En efecto, hay fáciles placeres que dejan el corazón vacío; y hay aparentes renuncias que dejan a uno lleno de alegría. Quien lo descubre no sólo encuentra sentido a la vida, sino también las palabras adecuadas para responder con valentía a los que con propuestas aparentemente seductoras tratan de desviarle del camino de la fe.
Es de esperar que en estos próximos días los creyentes nos apuntemos a la fiesta que dura. Que sean muy felices para todos.