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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

26
Sep
2011

Eucaristía perdona pecados graves

21 comentarios

Hay una dimensión importante de la Eucaristía que tenemos olvidada: ella nos reconcilia con Dios y en ella se nos perdonan los pecados, incluso lo más graves. A este respecto hay un texto poco conocido del Concilio de Trento que vale la pena recordar: el sacrificio de la Misa es verdaderamente propiciatorio, o sea perdonador. Y eso hasta el punto de que el sacrificio eucarístico concede el perdón de todos los pecados, “por graves que sean”. Ya Tomás de Aquino había escrito: “No hay ningún sacramento más saludable que la Eucaristía, pues por él se borran los pecados, se aumentan las virtudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los dones espirituales”. Resulta lógico que el primer efecto de la Eucaristía sea el perdón de los pecados, porque este perdón es condición necesaria para que se produzcan los otros dos efectos: aumento de las virtudes y abundancia de dones espirituales.
 

Esta relación entre eucaristía y perdón de los pecados aparece explícitamente en las plegarias de la celebración. En el momento central de la eucaristía la Iglesia recuerda que en la Cruz, Cristo derramó su sangre “por todos los hombres para el perdón de los pecados”. Y a lo largo de la celebración, la liturgia se refiere a la Víctima por cuya inmolación el Padre devuelve la amistad a los hombres, Víctima de reconciliación que trae la paz y la salvación al mundo entero. Recordemos que el inicio de la celebración es un rito penitencial: “yo confieso que he pecado mucho”; viene luego la absolución: “Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados”. Esta fórmula eucarística es la que luego se repite en el sacramento de la penitencia. La penitencia prolonga la eucaristía, la aplica, la repite, y no a la inversa. Y en los ritos finales, antes de la comunión, se reza: “líbranos, Señor, de todos los males… para que vivamos siempre libres de pecado” (también el sacerdote en la “Secreta”, dice: líbrame de mis pecados).
 

Esto significa que la reconciliación y la penitencia hay que situarlas en el contexto de la eucaristía. El amor incondicional de Dios, expresado en la eucaristía, explica el perdón y lo hace posible. De este modo el sacramento de la reconciliación o penitencia se convierte en el signo y la continuación de algo previamente dado ya en la eucaristía: la amistad de Dios con el hombre, una amistad incondicional, porque tiene su razón primera y única en el amor de Dios, que nos amó cuando éramos pecadores.

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Juanjo
26 de septiembre de 2011 a las 11:14

Entonces a la eucarística ¿también podemos acudir los pecadores?. ¡Qué buena noticia si es así!
Lo digo porque ya he escuchado varias veces y en varias homilías la misma reprimenda; “Ojito quien se acerque a comulgar porque puede cometer un sacrilegio” (este mismo año 2011 lo he oído más de una vez). Hay sermones enteramente basados en serias advertencias, sobre la necesaria pureza para comulgar como “Dios manda” bajo la amenaza de estar cometiendo un nefasto sacrilegio. Parece que todo el esfuerzo del celebrante está encaminado a lograr una excluyente purificación previa para poder acudir a la celebración puro como un ángel.

se evitan efectos colaterales
26 de septiembre de 2011 a las 12:40

En el sacramento de la penitencia aparte del perdón de los pecados,el sacerdote ontenía información privilegiada sobre la vida privada de los penitentes. Información de la que no se ha hecho siempre un uso adecuado. O directamente se ha manipulado vidas, conciencias, e incluso patrimonios.

Ese valor sacramental de la Eucaristía, Martín, hace tiempo que muchos cristianos lo tienen en cuenta. Sus pecados son perdonados. Y evitan los efectos colaterales de un uso incorrecto de la confesión auricular . Una de las causas de que los confesonarios están vacíos. La centralidad de la Eucaristía, tambien para la reconciliación.

Moisés
26 de septiembre de 2011 a las 13:22

Qué importante es, Martín, que nos recuerdes estas cosas. Gracias.

Mercedes
26 de septiembre de 2011 a las 16:20

Hace ya algunos años, vengo observando que los confesionarios están vacios....y no obstante , los fieles acuden en masa a comulgar .Por qué será ? Creo que el sacramento de la penitencia , independientemente del buen o mal uso que se haga de él, debe fomentarse y no confiar exclusivamente en el perdón proporcionado por la Eucaristía . Suscribo plenamente lo manifestado por el Prof. Gelabert

Desiderio
27 de septiembre de 2011 a las 00:38

¡Qué diferente enfrentarte a tus miserias desde un entorno amoroso o desde un entorno exigente! En el primer caso desaparecen como tales para convertirse en partes de un proceso que te lleva a lo profundo de ti mismo y a Dios; en el segundo, entiendo que se convierten en pesados fardos que provocan una huida, aunque esa huida sea inconsciente y esté recubierta de prácticas religiosas que se quedan en la costra, pues actuamos desde el miedo que provoca la exigencia y el castigo y no desde la libertad consecuencia de un amor auténtico. Me surge la duda, Martín, de por qué entonces el sacramento de la Penitencia.

Martín Gelabert
27 de septiembre de 2011 a las 01:58

Tengo preparado otro post que será la continuación del actual y en el que responderé a la pregunta que hace Desiderio a propósito de la relación entre los sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia o reconciliación.

Anónimo
27 de septiembre de 2011 a las 02:30

Gracias Martín por tu reflexión. Totalmente de acuerdo con ella porque si no hay perdón de todos los males ocasionados, ¿no tendríamos que suprimir el acto penitencial de la Eucaristía?.
En el confesionario se han manipulado muchas conciencias, es un riesgo; además el perdón, amén del personal, es comunitario. Francamente, no me siento a confesar porque hemos perdido esta dimensión y siempre que me sentaba ¡vaya "matraquilla"!, siempre lo mismo, sin conversión, claro.
Hay un intento fuerte dentro de la jerarquía de volver a los confesionarios(¿ recuerdan los del Retiro en la JMJ?. Me gustaría saber en qué parte de la Escritura o de la Tradición primigenia se habla de estos espacios "tan estrechos". Jorge

JM Valderas
27 de septiembre de 2011 a las 10:51

Querido Martín, dominas muy bien el arte de la captatio benevolentiae. Decirla gorda...hasta el límite, para provocar la paradoja. Nadie discute que el sacramento de la Eucaristía, culminación y centro de los demás, en cuanto memorial de la Pasión y la Resurrección, fundamento de la salvación, salva en efecto, perdona los pecados. Pero, para salvarse hay que quererlo. Cierto que los sacramentos actúan ex opere operato. No obstante, el sujeto ha de quererlos recibir adecuadamente. Adecuadamente. A veces me traes a la memoria el ejemplo citado en abundancia por un fraile a quien tuve en alta estima, el padre Claudio Solano. Recordaba que había un predicador que, para despertar al auditorio, empezaba: "Maldito sea el Padre, maldito sea el Hijo, maldito sea el Espítu Santo (larga pausa)... dicen los condenados en los infiernos". Un abrazo.

Villiam
27 de septiembre de 2011 a las 17:54

Definitivamente,Dios envio a su hijo Jesucristo a nacer en este mundo para que conociera el corazon duro de los hombres, murio y resucito por cada uno de nosotros y con su misericordia nos regalo el perdon de TODOS los pecados. Estar en una Eucaristía no solo es recordar la pasión de Cristo, sino tambien, si te lo crees, Cristo esta ahí en el momento de la consagración, es decir, que su Cuerpo y Sangre se hace presente en ese unico y especial momento para nosotros y por nosotros. El nos sigue perdonando nuestros pecados, porque no ha muerto CRISTO HA RESUCITADO.

La confesión de los pecados, es una acto de humildad, de reconocernos pecadores, humanos que cometemos errores y maldades, que no nos creemos Dioses. Y que estamos concientes que actuamos mal ante las enseñanzas de Jesucristo. Muchas veces no nos confesamos porque creemos que somos buenos y no dañamos a nadie.
Dice Proverbios 28,13 "Al que encubre sus faltas, no le saldrá bien; el que las confiesa y abandona, obtendrá piedad".
Eclesiastico 4,26 " No te averguences de confesar tus pecados, no te opongas a la corriente del río."
Santiago 5,15-16.20 "Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante y si huibera cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seais curados....Sepa que el que convierte a un pecador de su camino desviado, salvará su alma de la muerte y cubrira multitud de pecados".

mariana
29 de septiembre de 2011 a las 19:06

Soy guatemalteca, católica desde pequeña, me enseñarona tener temor a Dios, Dios es misericordioso, me enseñaron a que me tenía que confesar por lo menos una vez al mes.
Por qué Jesús le dijo a Pedro, Tú eres la piedra, sobre tí edificaré la Iglesia. Los pecados que se deshaten en la tierra serán deshatados, los que queden atados, quedarán atados. En Guatemala, los confesionarios se mantienen llenos, y por lo mismo, todos somos pecadores, que tire la primera piedra él que no haya pecado.... y tenemos constantemente que confesarnos por nuestros pecados. Estoy estudiando para Agente Pastoral, no soy nada de Dra. ni Licenciada en Teología. Por eso tengo dudas. un abrazo, Mariana 29-9-2011

Martín Gelabert
29 de septiembre de 2011 a las 19:26

Querida Mariana: Le agradezco mucho su intervención. Puede usted hacerlo cuántas veces lo desee. Tengo la impresión de que me pregunta cuántas veces tiene que confesarse. La respuesta es muy sencilla: cada vez que usted lo considere conveniente o necesario. Es oportuno aprovechar el tiempo de cuaresma o de adviento para participar en alguna celebración comunitaria de la penitencia y así lo hacen muchos con gran provecho.

lola
30 de septiembre de 2011 a las 18:38

No se puede acercar al sacramento de le Eucaristia quien este en pecado mortal. Hay que confesarse antes. Podemos hacer un acto de contriccion, pero siempre con la intencion de confesarnos en cuanto podamos.

María Ángeles Julve Santos
5 de septiembre de 2014 a las 15:02

Yo recuerdo dolor muy fuerte y un hambre de Dios al mismo tiempo que en varias ocasiones he comulgado al margen de la Eucaristía. Momentos en los que sentía que iba a morir. Y después de la comunión me ha venido primero una sonrisa, que me ha provocado un gozo espiritual. Dios nos quiere por encima de nuestros pecados, esos él no los ve, lo cubre la sangre de Cristo. Y nos ama tanto que ansía unirse a nuestra alma a pesar de que esté llena de pecados. Pero hay que confesarse lo antes posible.

victor manuel tellez florez
28 de abril de 2016 a las 04:28

la sagrada eucaristía perdona los pecados veniales pero no los pecados mortales ya que van encontra de la doctrina de cristo por lo tanto estos pecados se deben confesar dentro del sacramento de la penitencia o reconciliación para volver tener la gracias o el auxilio del señor

Bruno
23 de febrero de 2017 a las 09:56

Hola, me gustaría saber donde puedo encontrar estos testos del concilio de trento y de Tomas, gracias!

Martín Gelabert
23 de febrero de 2017 a las 10:47

Para Bruno:
El texto de Santo Tomás está en Opúsculo 57, en la Solemnidad de Corpus Christi, lect. 1-4. El texto del Concilio de Trento por el que usted pregunta se puede encontrar en el Diccionario de H. Denzinger y P. Hunermann, número 1743

Imelda Nareo
7 de noviembre de 2017 a las 04:12

Uh, se borró.
O sea, que si estás en pecado grave, dice San Pablo que si comulgas te condenas...Y aquí dice que perdona pecados graves. Sí, pero supongo que antes te confiesas, no ??

Nider
3 de febrero de 2018 a las 07:24

Hola, mi pregunta es sobre la confesion.

Que pasa si me asaltan dudas sobre el perdon recibido en el sacramento de la confesion despues de la absolución. Ya que al confesarme lo hice con fe pero tiempo despues me pregunto si en realidad fui perdonado.
Por dudar se me regresan los pecados y tengo que volver a confesarne?

Dan
5 de febrero de 2019 a las 01:52

" Concilio de Trento habla de la Eucaristía como del sacramento que otorga la remisión de los pecados graves, pero a través de la gracia y el don de la penitencia (cf. Decreto De SS. Missae sacrificio, cap. 2, Denz.-Schön. 1743), la cual está orientada e incluye, al menos en la intención —"in voto"—, la confesión sacramental. La Eucaristía, como Sacrificio, no sustituye y no se pone en paralelismo con el sacramento de la Penitencia: más bien se establece como el origen del que derivan y el fin al que tienden todos los otros sacramentos, y en particular la Reconciliación; "perdona los delitos y los pecados incluso graves" (ib.) ante todo porque INCITA a la confesión sacramental y la EXIGE...
Por esto, el Concilio de Trento —salvo en casos particularísimos en los que, por lo demás, como se ha dicho, la contrición debe incluir el "votum" del sacramento de la Penitencia— exige que quien tiene sobre su conciencia un pecado grave, no se acerque a la comunión eucarística antes de haber recibido, de hecho, el sacramento de la Reconciliación (Decreto De SS. Eucharistia, cap. 7, Denz.-Schön. núms. 1647; 1661)." JUAN PABLO II,
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 18 de abril de 1984

NACHO GONZALO
17 de enero de 2020 a las 12:08

Transcribo literal el final del punto 1385 del Catecismo de la Iglesia Católica (está vigente, no?):
"Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación ANTES DE ACERCARSE A COMULGAR"
Y el final del punto 1415:
"Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmente no debe acercarse a la Eucaristía sin haber recibido PREVIAMENTE la absolución en el sacramento de la Penitencia".
Con todos los respetos Padre Gelabert, está faltando a la verdad, porque la doctrina católica no dice eso que usted afirma, aunque nos convenga a todos porque es más cómodo. Es como cuando se estilaba lo de "yo me confieso con Dios directamente". No nos engañe por favor, la Eucaristía perdona los pecados veniales pero no los mortales, digamos las cosas como son y así lo dice la Iglesia Católica. Es tan grande el amor que Dios nos tiene que nos REGALA un montón de gracias en el sacramento de la Penitencia. Lo vamos a despreciar?
Los protestantes también empezaron a relativizarlo todo si se tenía una fe fuerte, y así han acabado, con cientos de iglesias distintas. La Iglesia de Jesucristo permanecerá siempre y tiene sus sacramentos instituidos por Él. No interpretemos la doctrina al margen de lo que dice la Iglesia católica, porque eso es ENGAÑAR y CONFUNDIR a la gente, que en eso el demonio es un maestro. Con todo cariño un saludo

Martín Gelabert
17 de enero de 2020 a las 12:59

Para Nacho Gonzalo: le respondo sin buscar polémica. Este un post antiguo. Pero es doctrina eclesial que la Eucaristía es reconciliadora. Eso no es incompatible con otro aspecto de la doctrina eclesial, el que usted recalca: para recibir la Eucaristía es necesario estar reconciliado con Dios y, en circunstancias normales, la reconciliación tiene su propio sacramento. Lamento que mi post se preste a malentendidos. Precisamente para evitar malentendidos después de este post, publiqué dos más que lo completan. Puede verlos en estos enlaces: http://nihilobstat.dominicos.org/articulos/reconciliacion-y-penitencia/
http://nihilobstat.dominicos.org/articulos/por-que-decirle-a-un-cura-mis-pecados/

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