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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

6
Feb
2024

Base teológica de la sinodalidad

3 comentarios
caminosinodal

El precedente más inmediato de la sinodalidad podemos encontrarlo en la encíclica Ecclesiam Suam de Pablo VI.   El Papa propone como camino evangelizador el diálogo, y enumera, a modo de círculos concéntricos, los actores de este diálogo de alcance universal: diálogo de la iglesia con todo lo que es humano, diálogo interreligioso, diálogo entre los hermanos separados y, finalmente, diálogo intraeclesial, en el interior de la Iglesia católica, “diálogo doméstico”, decía el Papa. En la constitución Gaudium et Spes del Vaticano II, volvemos a encontrar esos mismos círculos, pero con un cambio de orden. El primer círculo del diálogo se da “en el seno de la Iglesia, reconociendo todas las legítimas diversidades, para abrir con fecundidad siempre creciente el diálogo entre todos los que integran el único Pueblo de Dios, tanto los pastores como los demás fieles”.

Una manera de concretar el diálogo intraeclesial es la sinodalidad. Pablo VI, al inicio de la cuarta sesión del Concilio Vaticano II, instituyó el Sínodo de los Obispos, “una de las herencias más valiosas del Concilio”, según el Papa Francisco. Con él se pretendía y se pretende «prolongar, en la vida y en la misión de la Iglesia», el estilo conciliar, y «fomentar en el pueblo de Dios la apropiación viva de sus enseñanzas». Francisco ha ampliado el método sinodal, apoyándose en la doctrina del sensus fidei: “la totalidad de los fieles que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20.27) no puede equivocarse en la fe” (Lumen Gentium, 12).

El sensus fidei impide separar rígidamente una ecclesia docens (Iglesia que enseña y habla) y una ecclesia dicens (Iglesia que escucha y aprende), pues también los fieles tienen un “olfato” para encontrar nuevos caminos que el Señor abre a la Iglesia: “Dios dota a la totalidad de los fieles de un instinto de la fe -el sensus fidei-, que los ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios” (Evangelii Gaudium, 119). Los fieles no son actores pasivos y simples receptores (Cf. Evangelii Gaudium, 120). En un discurso del año 2015, Francisco abogaba por “una escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender”, fieles, pastores, obispo de Roma; “uno escucha a los otros, y todos en escucha del Espíritu Santo”. “El camino sinodal comienza escuchando al pueblo, prosigue escuchando a los pastores, y culmina en la escucha del Obispo de Roma”. El pueblo fiel tiene su momento profético, los pastores su momento de discernimiento y el Obispo de Roma tiene la última palabra.

Acabo con una referencia al “primer concilio de la Iglesia”, según Hechos 15. Allí hubo una fuerte discusión sobre un asunto que entonces revestía sumo interés, a saber, si “era necesario circuncidar a los gentiles y mandarles guardar la ley de Moisés”. Después de un serio y largo debate, la asamblea escribió una carta con las conclusiones “que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros”. La pregunta interesante es: ¿quién es este “nosotros”? Según el libro de los Hechos este “nosotros” son: “los apóstoles y presbíteros” y, ¡atención!, “de acuerdo con toda la Iglesia”.

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Vicente
6 de febrero de 2024 a las 17:59

Gracies

Chiquet
8 de febrero de 2024 a las 10:41

La serpiente ya no se necesita de verano a verano. Es diaria, tele diaria. El periodismo ha de sobrevivir al ansia de boom generalizada: por falta de ideales buenos tenemos que buscar la vida en noticias y calamidades, buscando sentir en el día a día.
Hasta la panacea democracia resulta insuficiente por manipulable; es deprimente.
Lo sinodal suena bien; como deduzco, guiado por nuestro fraile, siempre ha estado ahí; más o menos reconocida, de distinta forma; en ciertos tiempos debió de estar más en la Providencia que en la vida eclesial.
Pablo VI cuenta en su haber Eclessiam Suam (Gracias fr. Martín) y también Humanae Vitae.
Me gustaría que se ponderara la sinodalidad y también la jerarquía, una hay que rescatarla “sin omitir” la otra.
Cristo se sigue sentando a la mesa de los pecadores, pero se retiraba, también a lugares escogidos (lo conseguía de cuando en cuando): había que preparar a los apóstoles. Procúrese que a las múltiples mesas sinodales lleguen apóstoles … o casi. Que nos preparen para ir a todos los fieles a las mesas de las periferias con el Espíritu del Maestro.
Sinodalidad y jerarquía (esto habrá que hacer sin omitir aquello).
Las ovejas necesitamos del cayado de los pastores no que nos pasen responsabilidades suyas. Esa es mi opinión de y para la sinodalidad; me parecerá perfecto que nuestro Maestro y sus pastores la contrasten. Gracias una vez más Fr. Martín, siga aportando su quehacer, para el que se ha preparado; me ayuda, lo necesito… Sigamos rezando; esa mesa es abierta y permanente.

Martín Fernandez Ferro
9 de febrero de 2024 a las 07:47

Estimado Padre Martín , gracias por su reflexión, siempre tan clarificadora en este tiempo donde es normal tergiversar la realidad según la conveniencia .

Me han encantado todas las reflexiones , la iglesia que enseña y habla y la iglesia que escucha y aprende no puede equivocarse en la Fe

Seguro que gracias a la intercesión del Espíritu Santo los primeros Cristianos , en el primer sínodo , establecieron algo que aún hoy pervive , los no circuncidados también son Hijos De Dios y no deben separase o discriminarse por ello. Seguro que alguno de los Ponentes del sínodo basó su argumento en contra con palabras similares a “ es la tradición y la cultura del pueblo “ , pues bien está claro que la tradición y cultura se pueden cambiar , para mayor gloria De Dios Que es Padre de todos .

En este sínodo , vamos de escándalo en escándalo, todo lo que se separe de la tradición y la cultura es inaceptable, rompe con Cristo y la iglesia , normas impuestas por hombres no rompen la iglesia , sería más sentado leer más el evangelio, y repetir effeta , abrir los oídos y la lengua para escuchar y proclamar la Buena Nueva de Jesús , que hacía milagros , y aún no he leído que antes el Señor , preguntase si “ lleva usted una vida ordenada “…..alabado sea Jesucristo que mira por todos sus hijos pecadores.

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