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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

15
Sep
2011

Aclarar posturas con los lefebrianos

18 comentarios

La Santa Sede ha emitido un comunicado sobre el encuentro habido el 14 de septiembre entre representantes de la Congregación de la Fe y de la Fraternidad San Pío X, fundada por Marcel Lefebre. Según el comunicado, la Congregación considera que la base para la reconciliación plena con la Sede Apostólica es la aceptación del texto del Preámbulo doctrinal entregado a los representantes de la Fraternidad. No se dice cuál es el contenido de este “preámbulo doctrinal”. Seguramente tiene que ver con las conversaciones de las que habla el comunicado, referidas a “las dificultades doctrinales esenciales sobre temas controvertidos”, añadiendo que en estas conversaciones se lograron “aclarar las respectivas posturas y sus motivos”.

Aclarar las posturas y sus motivos es una cosa. Lograr un acercamiento es otra. La pregunta que no tiene respuesta en el comunicado es: ¿cuáles eran estas dificultades doctrinales? Me arriesgo a contestar: la libertad religiosa, el diálogo con las otras religiones, el ecumenismo, la reforma de la liturgia de la Misa. El comunicado afirma que sobre la base de unos criterios de interpretación de la doctrina católica (¿cuáles?), sería aceptable la discusión teológica sobre determinadas formulaciones del Vaticano II. Ahora bien, si se acepta discutir sobre determinados temas que preocupan a una sensibilidad por ahora fuera de la comunión plena con Roma, ¿por qué no aceptar discutir también otros, que preocupan a otras sensibilidades, como la ordenación de varones casados, o formas de evangelización en las que los sacerdotes compartan “la suerte de los obreros”, por poner otro ejemplo sacado del Concilio Vaticano II (Praesbyterorum Ordinis, 8)?

A mi entender, la cuestión clave que se dirime con los tradicionalistas es precisamente la comprensión de la Tradición. Tradición es transmisión. Una Tradición viva no se refiere únicamente al pasado. Está abierta al porvenir. Crece y se enrique por la predicación de los pastores, y “por la contemplación y el estudio de los creyentes” (Dei Verbum, 8). Y, por supuesto, por las nuevas experiencias y necesidades que van surgiendo. Una tradición entendida como nostalgia del pasado se convierte en algo muerto. Por paradójico que parezca, una recepción mecánica de la tradición es imposible. El contenido no se recibe más que cuando la inteligencia del receptor entra en acción para que este contenido se transmita de manera comprensible.

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tarrito de esencias
16 de septiembre de 2011 a las 09:34

¡ Qué delicadeza, sacar el mejor juego de té para agasajar a tan ilustres hijos de la hija primogénita de la Iglesia. Y en bandeja, las mejores pastas, y servilletas de hilo con iniciales bordadas. Todo agasajo es poco, para que el tarrito de las esencias quede en casa. El rancio abolengo con escudo de armas da nivel. Ese pasado glorioso que se quiere presente-futuro, y que unos desarrapados del extra-radio, a punto estuvieron de echarlo a perder. No están invitados a la hora del té: ni están ni se les espera. Sus sandalias polvorientas ensuciarían la moqueta. Ahora se precisa de la prestancia aristócrata de un buen porte para llevar bien planchado el traje talar, que da muy bien en los medios. Bien planchados, bien peinados y en fila de dos.¿ Que alguno negó el holocausto, que han seguido ordenando obispos y sacerdotes ? ¡ Qué no perdonará un Padre cuando hay un sentimiento de que estos- son- de- los- nuestros!

No como esos teólogos marxistas que habrían vaciado las arcas, con tantas bocas que alimentar, tantos recursos por repartir, tanto expolio de maderas y tierras por denunciar.¡Te deja un mal cuerpo, a toda hora con el frasco de las sales !. Y encima mal vestidos y peinados, no lucen en los medios. Ni nos molestemos: que sigan sacando su café de la máquina en cualquier sitio, como hasta ahora. Se lo han buscado.

¿ Que los asesinan ? Para que se meten. Se lo advertimos. Se lo han buscado.

Para el "tarro de esencias"
16 de septiembre de 2011 a las 12:12

No sé de nadie de la progresía, del negacionismo (incluso de Dios y de la divinidad de Cristo), algunos incluso que han matado en latinoamérica con pistola y fusil (y algunos nombres tengo, y algunos aún muy vivitos y cerquita muy cerquita), alentado revueltas y saqueos, robo de tierras, y demás bufonadas a lo Robin-Hood, que haya sido excomulgado. Y todo ello sin que me guste un pelo las bobadas escuchadas por algunos de la onda de la FSSPX, orgullosos como demonios.

Oscar
16 de septiembre de 2011 a las 12:54

Me parece que se ha quedado corto en las dificultades doctrinales.Yo hubiera añadido la apertura al mundo, el diálogo con los no creyentes, la mejor comprensión de la fe desde el avance de la cultura y la ciencia, y posiblemente algunas formas de ejercer el Magisterio.

creyente-catolico
16 de septiembre de 2011 a las 14:15

No soy yo amigo de los de San Pio X. Pero tampoco de la demagogia de nuestro amigo del tarrito de las esencias...Tampoco creo, Padre Gelabert, que tengan el mismo nivel discutir sobre el rito de la misa y el matrimonio sacerdotal..unas cosas son cuestionables y otras hoy por hoy no...ademas, que manía con ese tema...ni que a los anglicanos les hubiese ido muy bien con ello...para muestra se ve que no.
Aun así, aquí siempre se ha criticado el uso del latín y demás tradiciones, normal que a usted le parezcan mas apremiantes temas "modernos" aunque no sean garantía de nada.

JM Valderas
16 de septiembre de 2011 a las 14:42

Querido Martín, buena cosa es reflexionar sobre los dos pilares del razonamiento teológico: la reveleación y la Tradición. De hecho, la segunda es una vivencia de la primera a través del tiempo. Y como todo cuerpo doctrinal sirve de punto de arranque para su ulterior enriquecimiento. Cada vez estoy más convencido de que a la teología actual le falta innovación. No la que traen los progres, entendiendo por taloes, los que hacen de su capa un sayo sobre los misterios centrales de nuestra fe, de la Encarnación a la Resurrección, pasando por la Eucaristía, la Iglesia como cuerpo místico de Cristo y pueblo de Dios, etc. Eso en el dogma; en el terreno moral huyen de la ley natural y proponen tesis contrarias a la misma como el aborto libre, el matrimonio homosexual, la negación de derechos anteriores al poder político, en resumen, lo que se denomina ingeniería social para describir las medidas del actual gobierno español. En el terreno canónico, con los progres ni entremos. No es esa innovación, a mi parecer, lo que necesita la teología. Como en la reforma de la Iglesia, hay verdadera y falsa innovación. La verdadera parte de la Tradición y, en el dogma, se propone incardinar a la reflexión sobre el plan divino las aportaciones de la ciencia moderna sobre la construcción del mundo y su mecanismo de operación; en lo moral, la auténtica innovación parte de lo que nos dice la Tradición sobre la ley natural y aplica su luz a las aportaciones de la neurociencia, la etología, la teoría cognitiva, etcétera. La verdadera innovación necesita codos; a la falsa innovación le sobra con aspavientos y declaraciones de brocha gorda.

Bernardo
16 de septiembre de 2011 a las 14:50

No es cuestión menor esta de la Tradición, así, con mayúscula, porque somos lo que hemos sido y si cambiamos el modo de recepción de lo sido, es decir, la forma en la que hacemos nuevo lo viejo, en la que lo de antes viene a ser de hoy para mañana, entonces acabaremos dejando de ser lo que somos, porque no sabremos lo que hemos sido. Tiene gracia que sean los así llamados "tradicionalistas", los verdugos de la Tradición.
Me da a mí que este acercamiento a esta gente es un medio para alejarse más aún del CVII y eso puede llegar a ser herético. Si ellos quieren dialogar, hagámoslo desde la base del Concilio. Para cambiar algo se necesitaría otro Concilio, no bastaría la sola autoridad papal.

javier langarita
16 de septiembre de 2011 a las 15:42

Totalmente de acuerdo P.Martín. Hoy,víspera del finde, no voy a discrepar pues creo que tienes mucha razón.
Una pregunta, que se desliza de estos comentarios y de algunos más a propósitos de "entradas" en tu blog: ¿A algunos porque les molesta tanto hablar, debatir, dialogar, sobre el celibato de los sacerdotes y el sacerdocio de las mujeres?.

y ve que todo es mejor
16 de septiembre de 2011 a las 16:45

Se dice que quien es origen del problema no puede ser parte de la solución. Y la lectura que esta generación tiene que hacer del depósito de la Tradición le corresponde a ella. Y aparte de estudio,hará falta flexibilidad, y dejar hueco al Espíritu Santo, que en quien lleva este barco adelante.

Más que codos: cintura, flexibilidad, souplese, finezza, capacidad de escucha, creatividad, para sin dejar de ser lo que somos, ser nuevos y hacer nuevo lo que nos rodea: relaciones, trabajo, estudio, vida religiosa. Algo que como todo con la edad se va volviendo rígido y correoso. Sobran ínfulas y falta sentido del humor. Cuando lo antiguo se vuelve rancio, es tiempo de redactar memorias, y dejar de dar la brasa. O dedicarse como Barceló a la pintura de brocha gorda.

Joaquín
16 de septiembre de 2011 a las 19:18

P. Martín Gelabert, muy preciso comentario. De los lefevrianos, lo que no acabo de entender es que le den tanta importancia a la misa en latín. No veo que una lengua (que es cierto que posee prestigio clásico y tradición en la iglesia), tenga a efectos litúrgicos y comunicativos más valor que cualquier otra (el inglés, el gallego o el tagalo, por ejemplo).

Cristián.
17 de septiembre de 2011 a las 08:47

Si a ud., Reverendo Padre, no le agrada la Tradición católica indisolublemente unida al depósito la Fe, inmutable tal como lo dijo Nuestro Señor, sea honesto y deje la Iglesia. La definición que da de tradición es calcada del Modernismo. Y ya sabe ud. si sostiene con pertinacia un error contra la Fe, sabe como califica. ¿Por qué busca la ruina de la Iglesia, intentando tornar la única Iglesia de cristo en una "fe" centrada en el hombre, junto con tantos que odian lo que ha sido creído por todos, por siempre y en todas partes?

PD: Los lugares comunes y desaclificaciones contra la FSSPX y los fieles católicos que han encontrado refugio en ella, demuestran una ignorancia, cuando no mala fe, supina.

Martín Gelabert
17 de septiembre de 2011 a las 11:37

Cristián: Yo me atengo al concepto de Tradición que ofrece el Concilio Vaticano II, concretamente en el número 8 de la Dei Verbum. Y con todo respeto le digo que, si usted pertenece a la Fraternidad San Pío X, son ustedes los que han dejado la Iglesia. O al menos no están ustedes en plena comunión con la Sede de Roma y con el resto del episcopado católico. Un saludo afectuoso en el Cristo que espero y deseo que nos una.

Maria
17 de septiembre de 2011 a las 11:47

Si seguimos aferrados a lo obsoleto y desfasado y le llamamos tradición, no podemos avanzar en la Fe. Si lo que importa es el latín, hablemos la lengua original de Jesus:el arameo. Jesus no hablo latin! Basta ya de parafernalias!Si a finales de s.XX nos enteramos que el Purgatorio no existía... En fin. Ocupemonos de las cosas de Dios y no de la limpieza vestimental o lañe gua que no es comúnmente utilizada! Los tarros de esencias siempre se utilizan frascos pequeños, y a Jesus le encanto cuando se lo aplicaron! Por que no hacemos lo mismo? gracias Martin por Brir ventanas a los nuevos tiempos! el mundo de hoy necesita respuestas, porque esta dejando de hacerse preguntas que no le quieren responder!

alfombra roja
17 de septiembre de 2011 a las 14:14

Cuarenta obispos, quinientos sacerdotes, y un millón de fieles. Todas las facilidades,en crisis la familia ha de ser una piña. La opción según RD: un ordinariato, como los anglicanos que han retornado. Se les pide adhesión completa al Papa, aceptación con matices del Vat II. A cambio solicitan depender directamente de la jurisdicción del Papa. Ecumenismo con matices: solo entre bautizados. El dialogo con otras religiones, ni lo contemplan, ni se les pide para el " retorno" Ah, y nada de hijos pródigos, que ellos dicen que no se han ido. El cordero para otra ocasión. Pues que bien, ya casi estamos todos. Dadas las facilidades, posibles candidatos al retorno, es tiempo de pensarselo. Por aquello de los agravios comparativos.
Alfombra roja para gente tan principal. Que sea para Bien.

Anónimo
17 de septiembre de 2011 a las 18:05

Reverendo Padre,he ahí el quid del asunto. Ustedes creen en una iglesia a contar del Concilio vaticano II en adelante, que nace en él. Y en una interpretación antojadiza de tradición viva que no tiene sentido alguno. Una tradición muerta no es tradición, simpliciter. Y esa otra costumbre de hablar de comuniones más o menos plenas. Estamos hablando del orden de la gracia y se está o no en comunión con la única Iglesia fuera de la cual es imposible alcanzar la salvación, no hay medias tintas. La FSSPX,no ha inventado nada, simplemente ha obrado como ha obrado la Iglesia siempre.
Por lo demás nadie ha podido jamás demostrar ni teológica ni canónicamente que la FSSPX ni quienes la siguen haya predicado un sólo error contra la Fe, ni menos que sea cismática. La misma Santa Sede ha tenido siempre la honestidad de reconocerlo, le agrade o no su existencia. Toda la verborrea de "anatemas" contra ella, más o menos velados, nunca ha pasado de ser eslóganes, y proferidos por supuesto por la progresía "católica" que, precisamente lo que odia con toda el alma es la Iglesia según Dios, y pretende una a la medida del hombre.

PD: Si ud. no entiende el celibato, Reverendo Padre, es porque no entiende su dignidad, la dignidad sacerdotal. Dignidad que lo pone infinitamente por encima de la dignidad de cualquier otro hombre, por participar del sacerdio de Nuestro Señor a quien ud. ofrece a diario a la Santísima Trinidad en propiciación por nuestros pecados en el Santo Sacrificio de la Misa. Este misterio ha exigido desde simpre entrega absoluta y excluyente, tal como lo exigió Nuestro Señor a los apóstoles quienes, tal como lo enseña la Tradición, debieron dejarlo todo, incluso a sus familias por Él.

Me despido en Cristo Rey y en María Reina.

Martin Gelabert
17 de septiembre de 2011 a las 19:13

Anónimo (no sé si es usted Cristián, aunque me imagino que sí): le agradezco mucho su contestación. Es evidente que algunas cuestiones no vamos a dirimirlas en este blog, como lo que implica el concepto de Tradición. Le hago notar, sin ninguna pretensión, que en mi libro "La revelación, acontecimiento fundamental, contextual y creíble" (edit. San Esteban) hay un capítulo entero dedicado a la Tradición. Por lo demás, yo estoy totalmente a favor del celibato. Tanto es así que yo soy célibe, por ser religioso, o sea, voluntariamente y sin ningún condicionante. No soy célibe para poder ser presbítero, sino porque quiero, por el reino de los cielos. Sobre el celibato también tengo alguna cosa escrita, pero no es el momento de entrar ahora en ello. Lo que sí quiero dejar claro es que el sacerdocio no es incompatible con el matrimonio. En la tradición ortodoxa católica hay sacerdotes casados muy beneméritos. Una vez más le agradezco su comentario y le envío un fraterno abrazo.

Isabel
17 de septiembre de 2011 a las 20:05

El solo hecho de no entrar en comunión con la Iglesia de Roma y,mantenerse firmes en lo que se cree verdadero y cierto,es suficiente para que se aprecie a las claras el camino del error y la postura que nos habla de ausencia de humildad.
Una verdadera lástima que hiere el Camino de la fe y la Verdad en Cristo Jesús Salvador.

Anónimo
18 de septiembre de 2011 a las 00:27

Gracias a ud. Reverendo Padre, por sus atentas respuestas. Por supuesto que, como todo católico, sé que no es parte de la forma del sacramento del orden el ser célibe, ni tampoco lo son el resto de los votos (para el caso de los religiosos). Pero que a los católicos orientales se les tolere dicha costumbre en nada disminuye el valor que tiene en sí misma, y los frutos espléndidos que ha dado, no sólo por constituir el celibato en sí una perfección mayor que el matrinomio (lo que pertenece a la Fe), sino porque toda religioso tiene el deber grave, por vocación, de aspirar a la perfección cristiana, lo que incluye los consejos evangélicos. Pero la razón última del celibato eclesiástico es la participación del misterio que les hace ser otro Cristo-causa ejemplar del celibato sacerdota-, en un grado incomparablemente mayor que lo podemos ser los seglares.

Y disculpe haber omitido, por descuido, mi nombre, en el comentario anterior.
Por supuesto que no vamos a solucionar ningún problema doctrinal en este blog. Toda solución al respecto vendrá de Roma.

Desde ya le aseguro mis oraciones, para que Dios y Nuestra Señora lo amparen en este mundo que odia a quienes le imitan, y porque a diario acrecienten su vocación sublime y le alcancen la gracia de la perseverancia final, la mayor que se nos puede conceder.

En Cristo Rey y en María Reina.

Cristián.

Alvaro Rodríguez
27 de diciembre de 2020 a las 07:27

Una reflexión muy aprobiada, creo que mucha gente joven añora una Iglesia en dimensiones preconciliares por una cuestión de gusto y nostalgía del pasado.

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