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Aclarar posturas con los lefebrianos
18 comentariosLa Santa Sede ha emitido un comunicado sobre el encuentro habido el 14 de septiembre entre representantes de la Congregación de la Fe y de la Fraternidad San Pío X, fundada por Marcel Lefebre. Según el comunicado, la Congregación considera que la base para la reconciliación plena con la Sede Apostólica es la aceptación del texto del Preámbulo doctrinal entregado a los representantes de la Fraternidad. No se dice cuál es el contenido de este “preámbulo doctrinal”. Seguramente tiene que ver con las conversaciones de las que habla el comunicado, referidas a “las dificultades doctrinales esenciales sobre temas controvertidos”, añadiendo que en estas conversaciones se lograron “aclarar las respectivas posturas y sus motivos”.
Aclarar las posturas y sus motivos es una cosa. Lograr un acercamiento es otra. La pregunta que no tiene respuesta en el comunicado es: ¿cuáles eran estas dificultades doctrinales? Me arriesgo a contestar: la libertad religiosa, el diálogo con las otras religiones, el ecumenismo, la reforma de la liturgia de la Misa. El comunicado afirma que sobre la base de unos criterios de interpretación de la doctrina católica (¿cuáles?), sería aceptable la discusión teológica sobre determinadas formulaciones del Vaticano II. Ahora bien, si se acepta discutir sobre determinados temas que preocupan a una sensibilidad por ahora fuera de la comunión plena con Roma, ¿por qué no aceptar discutir también otros, que preocupan a otras sensibilidades, como la ordenación de varones casados, o formas de evangelización en las que los sacerdotes compartan “la suerte de los obreros”, por poner otro ejemplo sacado del Concilio Vaticano II (Praesbyterorum Ordinis, 8)?
A mi entender, la cuestión clave que se dirime con los tradicionalistas es precisamente la comprensión de la Tradición. Tradición es transmisión. Una Tradición viva no se refiere únicamente al pasado. Está abierta al porvenir. Crece y se enrique por la predicación de los pastores, y “por la contemplación y el estudio de los creyentes” (Dei Verbum, 8). Y, por supuesto, por las nuevas experiencias y necesidades que van surgiendo. Una tradición entendida como nostalgia del pasado se convierte en algo muerto. Por paradójico que parezca, una recepción mecánica de la tradición es imposible. El contenido no se recibe más que cuando la inteligencia del receptor entra en acción para que este contenido se transmita de manera comprensible.