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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

17
Dic
2011

Sólo el Mesías puede nacer en una tumba

4 comentarios

Cuenta Paul Tillich (uno de los grandes teólogos protestantes del siglo XX) que, durante el proceso de Nuremberg (el tribunal que juzgó a los responsables del nazismo) subió al estrado un testigo que había vivido durante algún tiempo en una tumba del cementerio judío de Vilua, en Polonia. Se trataba del único lugar en el que pudo esconderse, junto con otros, para escapar de la cámara de gas. En una tumba vecina, una joven mujer dio a luz a un niño. El enterrador, de 80 años, le ayudó y envolvió al niño en una toalla (en un sudario). Cuando el niño lanzó su primer grito, el anciano se puso a rezar: “Oh, gran Dios, ¿por fin nos has enviado al Mesías? Pues ¿quién sino el Mesías puede nacer en una tumba?”. Tres días después, el fosero se dio cuenta de que el niño se amamantaba de las lágrimas de su madre.

Hemos olvidado que, antes de convertirse en el lugar en el que aparecieron los ángeles, el pesebre en el que Jesús nació era expresión de la pobreza y la indigencia total. Hemos olvidado también que la tumba de Jesús representaba el final de su vida y de su obra, antes de ser el lugar de su triunfo. Nos hemos hecho insensibles a la tensión infinita que aparece en las palabras del Credo: “Sufrió…, fue crucificado…, murió…, fue sepultado… Y resucitó de entre los muertos”. Porque cuando recitamos las primeras palabras, ya nos sabemos el final: “resucitó”. Para muchos este “resucitó” es el final feliz de una historia con las cartas marcadas de antemano.

El anciano enterrador judío tenía más discernimiento. Para él, era muy real y muy dramática la gran tensión que comporta la espera del Mesías. Esta tensión se manifestaba en el contraste entre lo que él veía y el espíritu que le animaba. La tensión aparece claramente en la segunda parte de la historia. Después de tres días, el niño no subió a la gloria. Se alimentaba de las lágrimas de su madre, porque no tenía otro alimento ni otra bebida. Es probable que muriera y que la esperanza del viejo judío se viera una vez más frustrada, como tantas veces lo había sido en el pasado.

Una historia como esta no produce ningún consuelo, puesto que su final no puede ser feliz. Solo si tomamos en serio que Jesús nació en un pesebre, o que de verdad “fue enterrado”, solamente entonces podremos dar todo su valor a las historias de Navidad y de Pascua, y a las palabras del fosero: ¿quién sino el Mesías puede nacer en una tumba?

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Mercedes
17 de diciembre de 2011 a las 12:34

Debido a las dificultades aterradoras que pasaron los judíos en la Alemania nazi , para el enterrador era necesario creer que el niño nacido era el Mesías y así poder continuar teniendo un poco de esperanza para sobrevivir a aquel terror consentido por el resto de Europa .
Por otra parte , hace muchos años que el sentido de la Navidad se ha desvirtuado , convirtiéndose tan sólo para la mayoría de los cristianos ,en un sinfín de comidas familiares y en un aumento del consumismo que personalmente considero innecesario .
En la actualidad y debido a la trágica crisis que estamos atravesando , también nosotros cómo el anciano enterrador , hemos de creer que el Mesías puede nacer tanto en un pesebre cómo en una tumba y así, ese nacimiento se convierta en esperanza que alumbre nuestros corazones tan apagados por las preocupaciones .

Me gustó mucho su conferencia sobre la compasión . Gracias ¡

Bernardo
17 de diciembre de 2011 a las 20:27

El Mesías no es un hombre, es un acontecimiento, diría Benjamin, de ahí que el enterrador pudiera verlo en el nacimiento de un niño en una tumba: sólo de la muerte indigna y violenta nace la vida redentora. El sufrimiento de las víctimas es el camino de la salvación de la humanidad. El Mesías son todas las víctimas de este mundo de miseria y corrupción, donde unos cuantos se han arrogado el derecho a decidir sobre la vida y la muerte del resto. Cada vez que alguien dice no y se emplaza a los demás a vivir humanamente, ese es el Mesías enviado por Dios en ese momento para esos hombres y mujeres que lo viven. Todos podemos ser el Mesías y consumar todo acontecer histórico. Esa es hoy la urgente tarea del cristianismo, ser el Mesías de la historia caduca.

Vacío de Luz
18 de diciembre de 2011 a las 12:44

Todos los nacimientos provienen de un vacío. Universo-s del Vacío de Di*s, de esa contraccion-por Amor, en la que Di*s da a Luz a su creación. Jesús nace del vientre vacío de María de Nazaret - del vacío fruto de su Fiat. Y fue depositado en el vacío de un pesebre pobre. Lo rico llena el espacio de lo no-necesario. El sepulcro de Cristo quedará vacío. Ha resucitado. Como nosotros cuando nos llegue la hora. El Amor necesita del vacío para seguir generando Vida Nueva. La Vida presisa del vacío Abisal. Vientre-s, pesebre-s, tumba-s. Fuerte el Amor como la Muerte. Cántico de Vida.

Felicidades a quienes en la tradición hebrea celebran la fiesta de la Januká. Fiesta de la Luz. En alguna diócesis se invita a encender una vela junto a la ventana el día de Nochebuena. Luz en la tradición judeo-cristiana para el mundo. Que alumbre a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. A todos. Felices fiestas !

estamos de parto
18 de diciembre de 2011 a las 17:16

Nuestros hermanos judíos son muestra de saber esperar. De esperanza. Para algunos aún tiene que llegar el Mesias. Otros judíos ya aceptan a Jesús de Nazaret como el Mesías. Los judíos son referentes en resilencia histórica. Como el fosero judío del post. La desnudez de los cementerios judíos. Luz y piedra blanca en el cementerio judío de Jerusalem. Piedrecitas sobre lápidas.Memoria. Agua y sal. Estamos de parto. Un Niño se nos ha dado.

Janucá sameaj!

Shalom

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