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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

2
Abr
2021

María el sábado santo

2 comentarios
sabadosanto02

El sábado santo, para algunos creyentes, es posiblemente una especie de día sin liturgia, sin oficios, un día vacío. Y no es así. Primero porque hay un estupendo oficio del sábado santo, que contiene una enorme riqueza. En este día, dice el oficio de la Iglesia, “un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio porque el Rey duerme”. Sí, aparentemente duerme. En realidad está muy activo. De ahí que el oficio continúa diciendo que en este día el Rey “quiere visitar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte…, librar de sus prisiones y de sus dolores” a las hijas e hijos de Adán y Eva que están encadenados. El sábado santo es el gran día de la esperanza de la Iglesia, la esperanza en que, a pesar de todas las apariencias, Dios tiene la última y definitiva palabra, y está palabra es de vida y alegría.

El sábado santo es de una gran actualidad: es el día del “silencio de Dios”, un silencio que nunca como en nuestros días fue tan real: Dios parece callado, parece que no tiene nada que decir ante tanto sufrimiento, tanta injusticia, tanto dolor como hay en este mundo. Después del martirio de Jesús y de tantos otros martirios como sigue habiendo, Dios permanece callado. Pero no es un silencio vacío. Este silencio nos remite a nuestra propia responsabilidad. Es también un silencio lleno de esperanza. La esperanza siempre es silenciosa, pero el cristiano sabe que la esperanza no falla. La esperanza es cierta y segura.

Hasta aquí acabo de copiar literalmente un post que publiqué hacer tres años. Lo vuelvo a publicar porque quiero añadir algo. Pues según una tradición que se remonta a la Edad Media, la Iglesia ha visto en la figura de María el icono, el modelo más acabado de fe y esperanza en la desolación del sábado santo. Ella es el símbolo de la Iglesia que cree, a pesar y en contra todas las apariencias. Por eso, todos los sábados la liturgia los dedica a hacer memoria de María. Su día es el sábado, porque es la víspera del domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte. Y las vísperas son días de esperanza.

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Maria Rosario Botella
31 de marzo de 2024 a las 09:59

Monja dominica.
Muchas gracias por tu comentario, P. Martín, al Sábado Santo.
También yo creo que el SEÑOR estaba muy activo, cómo no.
Feliz PASCUA, no repetida jamás.
Que Él te bendiga.

Saludos muy cordiales.

Sor María Rosario Botella

Valero
1 de abril de 2024 a las 11:28

Mi última novela publicada termina con éstas palabras: "porque a pesar de las apariencias, el mal y la muerte, no tienen la última palabra". Esa es la esperanza que el mundo necesita redescubrir. Un mundo sin esperanza es un mundo que se resigna, que ya no lucha por instaurar una sociedad más justa y fraterna. Es la rebelión de la esperanza, de aquellos que viven despiertos y en actitud de búsqueda porque saben, aún en medio de sus temores y debilidades, que Dios no ha abandonado al ser humano a su suerte.

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