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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Mar
2023

Las exigencias, con uno mismo

3 comentarios
exigencias

La buena noticia de Jesús debe ser defendida por todo seguidor de Jesús. Pero como en la base de esta buena noticia está siempre el amor, un amor que termina dando la vida por los enemigos, es inconcebible que esta buena noticia se emplee para odiar, condenar o rechazar a quien no la acepta. En la cruz de Cristo se rompe toda espiral de violencia, porque allí Jesús se niega a devolver mal por mal. El único modo de parar el mal es no respondiendo al mal. Y el único modo de desarmarlo es devolviendo bien por mal.

No es extraño, por tanto, que el Papa Francisco insista en la necesidad de una Iglesia acogedora, una Iglesia de puertas abiertas, no una Iglesia de puros o de perfectos, sino una Iglesia en la que los impuros y los imperfectos, muchas veces condicionados por circunstancias difíciles de superar, por no decir imposibles, hacen lo que pueden. Evidentemente cuando hablamos de impuros e imperfectos, no nos referimos a personas que hacen el mal o dañan a otros. Una cosa es que yo tenga dificultades en controlar mis pasiones y otra es que esas pasiones me lleven a dañar al prójimo o a abusar de él. En el primer caso, un cristiano es comprensivo y busca ayudar; en el segundo, un cristiano busca impedir; o busca ayudar impidiendo que una tercera persona sea dañada.

Por eso decía en el post anterior que con la precisión de evangélica nos orientamos en el buen sentido del término radicalidad. Porque el evangelio no es extremoso ni intransigente. Ese modo de pensar y de proceder no debería tener lugar en la Iglesia. Si un cristiano es radical es porque entiende que nunca ama suficientemente, que siempre puede hacer más por los demás. Un cristiano nunca se cansa de hacer el bien. Pero esta radicalidad se aplica sobre todo con uno mismo. De cara a los demás, la radicalidad del amor se ofrece como una propuesta, nunca como una exigencia.

En este sentido un cristiano es alguien muy exigente consigo mismo, pero nada intransigente con los demás. Un amor a la fuerza es imposible. El amor siempre nace, crece y se desarrolla en un clima de libertad. Dígase lo mismo de la fe: ella es libre por su propia naturaleza. Por eso, cualquier género de coacción en materia religiosa está en total desacuerdo con la índole de la fe cristiana. La verdad solo se impone “por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y a la vez fuertemente en las almas” (Concilio Vaticano II).

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juan garcia
7 de marzo de 2023 a las 15:07

Nuestra naturaleza humana imperfecta nos esta exigiendo constantemente un cambio de rumbo. Como seres racionales nuestra conciencia de cristianos, o simplemente personas, nos llama a la conversion. La verdad se nos impone en una busqueda constante, tanto si seguimos buscandola o no. La muerte y la resurreccion del Senor, diriamos, es nuestra guia y
y nuestra esperanza de un encuentro feliz al final de nuestro trayecto. Lamentablemente cometemos el mal que no quisieramos, como nos advierte S. Pablo, cuando buscamos hacer el bien que nos lleva al reino celestial.

Valero
8 de marzo de 2023 a las 09:28

Gracias Martín por tu comentario, es cierto que la única forma de vencer al mal, es con el bien y el evangelio no es un arma arrojadiza, sino de acogida, paciencia y comprension.

Hormias
8 de marzo de 2023 a las 16:47

No veas la paja.... Vigaen el tuyo

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