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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Abr
2014

En compañia de Juan XXIII

9 comentarios

Benedicto XVI dispensó de los plazos necesarios para iniciar la causa de canonización de su predecesor. Francisco ha dispensado del milagro necesario para la canonización de Juan XXIII. Que Francisco asuma la herencia de su antecesor es lógico y normal. Lo significativo es lo que él añade por su cuenta: la canonización de Juan Pablo II no va a ser en solitario, sino en compañía de Juan XXIII. Se trata de dos figuras importantes en la reciente historia de la Iglesia. Una historia que no puede leerse desde un solo punto de vista. La vida de la Iglesia es poliédrica. El error de herejes y fundamentalistas es quedarse con uno solo de los aspectos de asuntos que son complejos y que hay que asumir con sus tensiones y matices.

Por ejemplo: cuando se insiste solo en la humanidad de Jesucristo se comete una herejía; pero igual de grave es la herejía que insiste solo en su divinidad. La verdad está en la conjunción copulativa que une al hombre y a Dios: Jesucristo es Dios verdadero y hombre verdadero. Dígase lo mismo de la Iglesia: es una comunión que no es uniformidad. Por eso hay diferencias dentro de la Iglesia, distintos modos de vivir la santidad, distintos caminos, distintas insistencias. El error no está en que yo prefiera, por mi talante, uno de esos caminos o insistencias; el error está en descalificar las insistencias o talantes que no me gustan.

Juan XXIII y Juan Pablo II vivieron en tiempos distintos y, sin duda, tenían distintas preocupaciones pastorales. Ambos merecen ser recordados con agradecimiento. En la plaza de San Pedro, cuando fue elegido Juan XXIII, algunos romanos comentaron: Il nouvo Papa sarà quel che sarà, ma la faccia de buono ce l’ha (el nuevo Papa será lo que sea, pero nadie puede negar que tiene un rostro que transpira bondad). Y así fue conocido y es recordado Juan XXIII: como el Papa bueno, cercano a la gente. Pero sobre todo, la gran obra de Juan XXIII fue el Concilio ecuménico Vaticano II. Un Concilio necesario en la Iglesia. Si no hubiera sucedido, hoy estaríamos peor. La dinámica que este Concilio desencadenó no tiene marcha atrás.

En su largo pontificado, Juan Pablo II buscó dar una nueva vitalidad evangelizadora a la Iglesia. Recuerdo algunos aspectos de su magisterio, que no han sido tan destacados como otros y que, sin embargo, tienen una gran importancia: su preocupación social, sus reflexiones antropológicas sobre el varón y la mujer, su preocupación por el diálogo entre fe y cultura y, finalmente, el progreso decisivo que con su magisterio se dio a la valoración cristiana de las religiones no cristianas, contribuyendo así de forma directa a la paz y la convivencia entre culturas y naciones.

En plan de buen humor y de broma he oído que, entre los que el domingo estarán en Roma, unos irán a la canonización de Juan XXIII y otros a la de Juan Pablo II. Me parece sano que cada uno tenga el santo de su devoción. Lo que no sería sano es pretender que mi santo es más santo porque el otro lo es menos.

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Rafael Arjona
23 de abril de 2014 a las 18:02

Alabado sea Dios que pone a nuestra disposición dos santos, papas,hombres... que tanta solidez nos dan en nuestro camino de salvación en un mundo tan frágil.

anónimo
23 de abril de 2014 a las 21:06

Fray Martín...Dios ha escogido dos almas buenas para que intercedan por nosotros en el cielo.
Y como nota de humor...."Siempre hay porteros.
Gracias

Valero
24 de abril de 2014 a las 17:03

Debo confesar que mi primera reacción años atrás ante la propuesta de canonización del padre Escrivá de Balaguer, fue de estupor. Por aquel entonces era yo de los que se atrevían a desdeñar caminos de encuentro con Dios, sencillamente porque no encajaban en mis esquemas de santidad de vida. Gracias a la paciencia de la iglesia que me ha ido educando en el amor y el respeto, podré asistir -por televisión- con la misma alegría a la canonización de estos dos papas -a los que siempre he admirado- o a la de cualquier hombre o mujer de santidad probada que mi madre la iglesia quiera elevar a los altares.

Una admiradora
25 de abril de 2014 a las 21:13

A ver si encontramos el punto medio (muy propio de santo Tomás) mientras la historia de la Iglesia se va realizando. Parece que algunos no han asimilado todavía la dimisión de Benedicto XVI, y están un tanto espectantes con el papa Francisco, a ver si nos sorprende. Lo cierto es que el Espíritu Santo actúa en la historia de la Iglesia y también en nuestras vidas, ya que no somos meros espectadores. Estamos implicados y comprometidos, hay una gran diversidad de carismas como acción de dicho Espíritu. Hoy estoy escribiendo un comentario y hace unos años corria detrás del papa-móbil en la jornada de la juventud de Santiago de Compostela. Juan Pablo II es el Papa de mi juventud, a Huan XXIII no lo he conocido, pero me admira lo que hizo, en su propuesta de cambio tan necesario en la Iglesia. A Benedicto XVI siempre lo he admirado desde que era cardenal Ratzinger, el Papa teólogo, como gusta la gente llamarle y del actual Papa me encanta su coherencia, solidez...sin duda es alguien elegido por el Espíritu. Seguiré la canonización el tv a la carta ya que tengo otras ocupaciones a esa hora. Estaremos en Roma de manera digital.

AEL
26 de abril de 2014 a las 02:05

¿Qué es la iglesia? ¿La que sale revestida perfectamente por la sacristía? ¿La que da la espalda a la gente, del local, preparada para no enterarse de nada porque todo se dice en latín?, o sea, la que cose el velo rasgado del templo cuando Él dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Nos han dicho hasta la saciedad que la iglesia no puede ser a la carta, que es de plato único: "esto son lentejas si quieres te las comes y si no las dejas". Si expones que has sido creado con alergia, mortal de necesidad, a las lentejas, te repiten: "si quieres te las comes y si no las dejas". En esa iglesia, de grupos fundamentalistas con seminarios propios, no cabemos porque no podemos comer todos de lo mismo porque somos diferentes. La imposición de su fundamentalismo no puede ser más radical, al creado diferente lo exterminan negándole la adecuada comida, porque ésta tiene que ser a la carta. Se impone una vida plana de la iglesia nada de poliédrica, nada, nada, ... ¿había propósito de enmienda en los errores cometidos contra la humanidad por la iglesia?

Anónimo
26 de abril de 2014 a las 18:23

" En el Paraíso hay una multitud de santos que no habían sido canonizados por la Iglesia aunque habían sido muy buenos cristianos. Es la idea del Concilio Vaticano II de que todo el pueblo de Dios puede aspirar a la santidad”.

Juan Pablo I. Papa.

Anónimo
26 de abril de 2014 a las 21:15

Si que tiene buen humor Fray Martín. Por ley de vida, salud y edad,muchos de los que irían a la canonización de Juan XXIII, o no están ya entre nosotros, o lo verán vía telemática. Sí, se trata de sumar, como recalca en la importancia de la copulativa . Para las jóvenes generaciones, pueden encontrar en youtube el discurso de la luna de Juan XXIII.

No aprendemos y seguimos con aquello del seguimiento de los primeros cristianos a los distintos apóstoles. Aún nos falta mucho para armonizar diferencias, sin anular al otro. Para que las relaciones de poder pasen a ser relaciones fraternas

Mañana, "el domingo de los cuatro Papas" nos invita a la alegría sentirnos Iglesia en alabanza y acción de gracias . Que estas canonizaciones noy impulsen a profundizar en nuestro propio seguimiento de Cristo.

Anónimo
27 de abril de 2014 a las 11:04


"Consulta no tus miedos, sino tus esperanzas y tus sueños. No pienses acerca de tus frustraciones, sino de tu potencial sin explotar. Preocúpate no con lo que has intentado y fracasado, sino con lo que todavía te es posible hacer."

? Papa Juan XXIII

pacem in terris
27 de abril de 2014 a las 13:47


¡ Pacem in terris !

San Juan XXIII y San Juan Pablo II rogad por toda la humanidad

Shalom

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