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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

21
Ago
2020

Virus que retrata lo peor de lo humano

8 comentarios
mascarilla

Publicaba ayer que la religión promueve un nivel de vida más humano. Más humano quiere decir más fraterno, más solidario, más comprensivo. Más humano significa tratar con misericordia a quién más lo necesita. A veces, se dice que pecar es humano. En realidad, pecar es la degradación de lo humano, sobre todo para aquellos que entendemos que la medida de lo humano es el Dios revelado en Jesús, Dios compasivo y misericordioso, que quiere que los pobres y los enfermos sean felices. El ser humano ha sido creado a imagen de Dios. Por eso, pecar no es humano. Y ser compasivo es humano porque es divino, se crea o no se crea en Dios.

Digo todo esto porque nos estamos enterando de situaciones inhumanas ocurridas durante este tiempo de pandemia, sobre todo en las residencias para personas mayores. Tener a las personas encerradas bajo llave; ancianos golpeando las puertas suplicando salir; obligar a los cuidadores a suministrarles sedantes, que pueden ser letales, para que dejen de gritar; cuidadores que se van a casa llorando y tienen pesadillas por las noches por lo que veían en directo; hospitales que obligaban a esas residencias a elegir sólo a uno de los que necesitaban ir a urgencias, porque no les permitían recibir a más. En fin, un escándalo. Nuestros políticos, al menos una vez enterados, ¿no pueden hacer algo? Si ellos no pueden hacer nada o son otras sus preocupaciones, mejor que se larguen.

Claro que no se trata solo de lo ocurrido en esas residencias. Se trata también de ancianos que se han sentido abandonados por sus propios hijos. No es extraño que en este momento haya peticiones para rehacer testamentos y desheredar a los hijos. Los niños repiten lo que ven hacer a los mayores. Yo digo alguna vez a los jóvenes con los que trato que tienen que aprender muchas cosas de sus mayores. Sobre todo, tienen que aprender a no repetir sus errores. Conocer bien las cosas malas que hacen sus superiores para que, cuando les toque a ellos tomar decisiones, lo hagan de otra forma. Es bien sabido que muchos maltratadores han sido antes maltratados.

Una cosa más. Es posible que pronto dispongamos de medicación apropiada. Están apareciendo noticias de gobiernos que pretenden quedarse con esos medicamentos. Pero los remedios que se encuentren deben ser para todos y repartirse en función de las necesidades más perentorias. Algo de eso ha dicho el Papa. Como siempre, algunos le han criticado por ser poco realista. ¿Poco realista? Real es el enfermo, el necesitado. Claro, también es real el dinero, fuente de todos los egoísmos. La cuestión es si el dinero promueve un nivel de vida más humano.

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J. García
21 de agosto de 2020 a las 13:50

Dicen por ahí que lo típico del momento es: "llevarse los muchachos a la guardería, los papás a la casa de ancianos, y comprarse un perrito para llevar a caminar".. Humanismo canino o perruno!! Gracias, fray Martín, por ser voz en el desierto..

anónimo
22 de agosto de 2020 a las 09:17

Ante las condiciones no rectificadas de las residencias, hay hijos que en esta segunda ola de rebrote vírico, mantienen a sus mayores en casa, aún a riesgo de perder su plaza en la residencia. ¿Podrá la conciliación laboral, la incertidumbre del curso escolar, asumir en el seno familiar el cuidado de sus mayores, dependientes, y enfermos ?¿ Y las comunidades religiosas, notablemente envejecidas?

Ahora que la pensión de los viejos está dejando de sostener la economía familiar, que ya no son canguros sin horas al cuidado de los nietos. Generación de postguerra que levantó país y familia, trabajadora, sufrida, tenaz, esperaban un final digno, transmitir el testigo y valores a la generación siguiente. La familia, ahora es nuclear. El clan familiar gitano cuida de sus mayores en el seno familiar. Las residencias, algunas son negocios encubiertos, hoteles sin asistencia médica necesaria, otras con personal insuficiente y malpagado. La deuda histórica con esta generación refleja el cansancio de materiales de una estructura social que se resquebraja.

La paciencia de Dios es nuestra salvación. Y el virus nos sigue proporcionando la oportunidad de gestionar con justicia y misericordia los recursos de todos para todos. Aún estamos a tiempo. Cuidémonos unos a otros.

Mil gracias P. Martín Gelabert

c.m.c.

Hormias
22 de agosto de 2020 a las 18:31

El gran Juan Manuel de Prada ha escrito y a mi entender acertado en el tema de la dejadez de los hijos con los padres en cuanto a estabular alos mayores. E no que él llama morideros

Francisca
23 de agosto de 2020 a las 10:33

La pandemia nos ha mostrado el rostro de las residencias para ancianos, a mi no me extraña porque ya hace años fui voluntaria en algun que otro geriatrico, y eran de religiosas, estaban bien atendidos fisicamente, pero no habia cariño, ni empatia, solo una absoluta incomunicacion entre todos, silencio, soledad, frialdad, con todos y entre todos, y los ancianos echaban de menos a sus familias, ni risas, ni sonrisas. Yo ya soy una anciana y prefiero la soledad de mi casa a una residencia de ancianos, hasta viajo sola, tengo familia a la que veo de vez en cuando, pero, por favor, en mi casa aunque este sola. En un geriatrico hay mucha soledad y muerte. Y eso de la presencia de Cristo sufriente y de Dios es mentira, no se siente en absoluto, aunque yo se que Dios esta presente en todo.

Mayor Thompson
24 de agosto de 2020 a las 16:46

Estoy con francisca.. Hace mil años estuve ayudando a, las hermanias de los pobres y lo qué te contaban los ancianos era descorazonador

Mercedes
24 de agosto de 2020 a las 18:16

Yo también estoy con Francisca ... .
Nos hemos acostumbrado a que el
papá estado , nos lo solucione todo y esta , entre otras , es la consecuencia .
Se sabía desde Abril de la gestión nefasta del problema de las residencias para mayores .. y no se ha hecho nada para solucionarlo . Aún no han facilitado los datos del número real de fallecidos en ellas ( se han solicitado más de doce veces , y no han respondido ) . Posiblemente , algún lector achacará la mala gestión al sector privado .. es posible , pero si nos encanta depender del Estado , habrá que pedirles también responsabilidades a sus gestores . Y por supuesto , los mayores deberían ser cuidados por los hijos , tal y como hicimos nosotros con ellos cuando eran pequeños . Eso es amor y agradecimiento .

Juan viejo
26 de agosto de 2020 a las 20:03

En España. Todo el mundo se cree que el dinero nace en ñod arbolesyel estado tiene que darte la paguita

Sergio
27 de agosto de 2020 a las 12:09

Creo que es cierto que la pandemia muestra algunas miserias del ser humano en estos tiempos pero también vemos actos heroicos de parte de médicos, enfermeros y voluntarios que enaltecen la humanidad.
Creo que la pandemia hace más explícitos los problemas que no hemos resuelto como sociedad y que ,inspirados en Jesús ,deberíamos redefinir y establecer nuevas firmas.
Uno de ellos es la ancianidad, nuestros padres y abuelos con incapacidad no pueden vivir solos, su cuidado y atención diaria exige dedicación y requiere tiempo y dinero que es escaso en nuestro tiempo.
Que haremos una vez que pase la pandemia?.
Lo dejamos así o exigimos a nuestros políticos repensar el tema y plantear a la sociedad alternativas nuevas?.
Son quienes nos gobiernan los que deberian ir un paso adelante y plantear a la sociedad soluciones y nuevas estructuras realistas, financiables y basadas en principios de amor al prójimo.

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