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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

10
Dic
2013

Tenemos un problema cuando nos olvidamos de los pobres

8 comentarios

La preocupación por los pobres, la promoción de la justicia y el compromiso de la Iglesia en la transformación de las estructuras que matan, son otros de los grandes temas de la reciente exhortación apostólica del Papa Francisco. La religión no es un asunto intimista e individual. Tiene influencia en las estructuras sociales y en los acontecimientos que afectan a los ciudadanos.

Francisco reafirma una posición doctrinal, relativamente nueva, que ya había manifestado la Gaudium et Spes al proclamar el destino universal de los bienes, y Juan Pablo II en la Sollicitudo rei socialis, al afirmar que sobre la propiedad privada grava una hipoteca social. El Papa actual reafirma que el destino universal de los bienes es una realidad anterior a la propiedad privada. Por otra parte, dice algo que quizás pueda sorprender: tanto o más importante que lo doctrinal es ser fieles al camino del evangelio. Califica a la “opción por los pobres” como “categoría teológica”. Y cita a Juan Pablo II: sin la opción preferencial por los más pobres “el anuncio del Evangelio corre el riesgo de ser incomprendido”. Todo esto nos conduce a plantearnos la necesidad de enfrentarnos con las causas estructurales de la pobreza, que no se resuelven con la sola autonomía de los mercados, sino adoptando las medidas políticas que se imponen.

En estos días cercanos a las fiesta de Navidad está circulando por la red un texto del Obispo Casaldáliga, en el que se pregunta provocativamente: “¿Navidad es un sarcasmo?”. La pregunta encuentra sentido si recordamos que en este mundo no hay lugar para los pobres, ni en Belén, ni en Lampedusa, ni en las vallas fronterizas de la ciudad de Melilla. Más allá de las provocaciones que pueden servir para despertarnos de nuestra modorra, lo cierto es que Navidad deja de ser un sarcasmo donde se comparte, donde hay amor, justicia y solidaridad. Si Dios nació pobremente en un pesebre fue porque este era el mejor modo de ser solidario con todos y de manifestar su amor a todos, sobre todo a los que más necesitan de su amor.

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Andrés
11 de diciembre de 2013 a las 12:43

Realmente conmueve como Dios, solidario con su criatura, nace pobre y vive entre los pobres. Si Dios es más que un Padre y una Madre, es natural que tenga predilección por sus hijos más necesitados. Muy buen post y genial el texto de Casaldáliga.

En otro orden de cosas, perdone Fr. Martín que le pregunte algo que no tiene nada que ver con su post, pero es que uno no tiene la suerte de tener a un teólogo de su altura tan a mano... y teniendo la oportunidad, pues aprovecho para ver si me puede resolver una duda.

No entiendo muy bien este número del catecismo:
"393 Es el carácter irrevocable de su elección, y no un defecto de la infinita misericordia divina lo que hace que el pecado de los ángeles no pueda ser perdonado. "No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte" (S. Juan Damasceno, f.o. 2,4: PG 94, 877C)."

¿Por qué es irrevocable tal elección? ¿Cuál es el fundamento teológico de que no se pueda dar el perdón tras la muerte? ¿No podrían los demonios arrepentirse? En caso afirmativo, ¿por qué no alcanzarían el perdón?

Muchas gracias por todo, aprecio mucho su labor teológica. Disfruto leyendo sus libros y sus publicaciones en el blog, espero que no le moleste esta pregunta.
Gracias.

Pepe E.
11 de diciembre de 2013 a las 14:23


Martín, escribes muy bien y tienes buenas ideas, lo mejor es que soy testigo que las vives. Como dices bien, el pequeño, el insignificante...el extraviado, es tan importante como el sabio, el alabado...el fiel. El Papa Francisco dice que vayamos a buscar a los extraviados, marchar a la periferia. Quizá nos llevemos alguna sorpresa y descubramos, que están más cerca de Jesús que nosotros.

Juan
11 de diciembre de 2013 a las 16:57

Son tantos los millones que viven en absoluta pobreza, que todos tenemos la oportunidad de encontrarnos con el Cristo sufriente de su Evangelio: de nosotros depende la actual condicion injusta de la distribucion de los bienes de este mundo..Tenia hambre.. No solo los dominicos, o jesuitas (fr. Martin o el papa), sino todo Cristiano esta obligado a tomar una opcion preferencial por los pobres.
Los teologos de la Liberacion destacan la espiritualidad de este encuentro con el Dios historico..Fray Martin, siguiendo la doctrina social de la Orden y de la Iglesia y su vocacion personal, es un ejemplo viviente: Muchisimas gracias, y manos a la obra.

Martín Gelabert
11 de diciembre de 2013 a las 23:12

Andrés, acabo de leer su comentario. La teología y la doctrina católica defiende que la muerte es el final del "estado de merecer". De esta forma se subraya la seriedad de la vida y de las opciones que en ella tomamos. Cuando toda una vida ha ido en una dirección es difícil pensar que uno pueda cambiar. Esta respuesta y la temática que usted plantea requeriría más explicaciones y matizaciones, pero la clave está en la seriedad de la vida y en la seriedad de nuestros actos. Gracias por su participación.

Andrés
11 de diciembre de 2013 a las 23:38

Martín, muchísimas gracias por responderme, es usted muy considerado.
Con respecto a lo que expone, no tengo dudas, yo me refería a los ángeles caídos. Comprendo que la situación de la vida humana y la irreversibilidad que usted comenta pero, ¿ y los ángeles? Si usted pudiera darme alguna luz sobre esta verdad de fe se lo agradecería mucho, no sabe cuánto le admiro.

Gracias por su atención y por su actividad teológica.

Martín Gelabert
11 de diciembre de 2013 a las 23:47

Andrés: Todas las creaturas están llamadas a responder al amor de Dios. Y el amor es una respuesta libre. Cuanto más perfecta es una criatura, cuanta más luz tiene, más responsable es de sus actos y más "decididas" y "acabadas" son sus acciones. Al final nos encontramos con el misterio de la libertad. Si no fuera "posible" (digo posible) decir no, el sí no tendría ningún valor.

Andrés
12 de diciembre de 2013 a las 13:31

Muchas gracias Martín, se lo agradezco.

Antonio Saavedra
15 de diciembre de 2013 a las 02:19

Dicho sea con todos los respetos, me ha extrañado la cuestión planteada sobre los ángeles caídos, pues personalmente me resulta muy difícil entender y aceptar lo que creo que forma parte de lo mítico e incomprobable de nuestra religión, como que esos ángeles, transformados en demonios, se dedica a malmeter a los humanos, como si nos hiciera falta.

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