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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

11
Nov
2006

Seres vivos, no cosas

14 comentarios
El pasado día 9 el Gobierno anunció su intención de elaborar una ley marco contra el maltrato animal. Al día siguiente, en el editorial de uno de los periódicos más leídos, se decía: “los animales no son cosas inertes; son seres vivos, sensibles al dolor, de modo que el sufrimiento innecesario degrada al sistema que lo permite”. Una excelente reflexión que habría que aplicar, con toda coherencia, también a esos seres vivos que son los humanos.

Coherencia en una doble línea: la defensa del ser humano todavía no nacido, sea cual sea la previsión (porque según mis humildes conocimientos no creo que se pueda ir más allá de la previsión) de su futura calidad de vida. Y la defensa de las vidas de muchas personas nacidas, vidas indefensas, como la del anciano sin familia abandonado en un hospital y tratado como una cosa, con serio peligro de que le dejen morir en cuanto su estado revista la más mínima gravedad o se necesite su cama para alguien más arropado; o la de este hispano que no podía defenderse mientras un policía le golpeaba brutalmente –según imágenes mostradas ayer mismo por la televisión- porque le apretaba el cuello con su rodilla, cosa que le impedía respirar.

La vida hay que defenderla en su totalidad y en todas sus dimensiones. De ahí que en la defensa de la vida del no nacido, la Iglesia se cargará tanto más de razón si esta defensa va precedida y acompañada –con mayor fuerza si cabe- de la defensa de las vidas de tantos nacidos que también necesitan de una voz potente que hable en su favor. Me parece que no es bueno dar la impresión de que esta voz en defensa de la vida es menos audible en unos casos que en otros.
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internauta
11 de noviembre de 2006 a las 07:35

El nivel y dignidad de la cultura de una sociedad se mide por su trato a los animales, decía Gandhi.Juan Pablo II ya nos señaló que los animales poseen un tipo de alma. Participan de la Vida.La dignidad de una cultura tambien se muestra por el trato a los seres vivos indefensos como niños y ancianos, enfermos, añade un cristiano. Porque la Vida se nos ha dado como don, en sus múltiples expresiones, para cuidarla, transmitirla hacerla crecer. Por todos. Entre todos. Gracias, Martín , por recordarnoslo.

orante
11 de noviembre de 2006 a las 11:04

¡Felicidades, Martín, hoy día de tu onomástica ! . Gracias por tu sabia predicación " a tiempo y a destiempo", por tu bonhomía de corazón y grandeza de alma. Por alimentar nuestra fe sembrando esperanza en el Amor. Paz y Bien.

mariarosa
11 de noviembre de 2006 a las 17:33

¿Felicidades Padre Martin¿ , gracias por su aportación tan enriquecedora y tán lúcida, necesitamos a personas como Vd,siga así

JMValderas
11 de noviembre de 2006 a las 18:54

Querido Martín A veces cuesta entender ciertas querencias. Tal vez sea la buena voluntad que se le quiera echar ante determinadas posturas. El juicio de EL PAIS que traes a colación resulta inobjetable si no fuera porque es el principal adalidad de las medidas gubernamentales (incluidas las legislativas) contra la pesona y su dignidad que posibilitan el resto de tu reflexión: la defensa de la vida ab initio y usque ad mortem, para todos. Ese periódico tan leído que dices es el que propone un día sí y otro también nuestra identificación con las máquinas, máquinas sensibles y dotadas de software por supuesto, seres inertes a la postre. Sé que lo conoces, pero por si alguien quisiera conocer parte del pensamiento de la Iglesia, la editorial dominicana Du Cerf de París publicó en 1996 un libro tan documentado cuan ágil, "L´Eglise et l´animal", donde se abunda en la doctrina sobre el respeto a los animales, a su integridad y cuidados.

lola
12 de noviembre de 2006 a las 10:49

Es verdad, me llama la atención la defensa de un molusco en peligro de extinción, y lo poco que se defiende la vida humana.

elias
12 de noviembre de 2006 a las 11:46

¿ No creeis que todo y todos estamos interrelacionados? La naturaleza ya se resiente y mediante el cambio climático, riadas, tornados, temperaturas primaverales en noviembre nos indica que algo no estamos haciendo bien, para el molusco, para el hombre, para los ríos, para el planeta en su conjunto. Cada cual en su lugar. ¿ No creeis que la prepotencia del ser humano,en su depredación, está llevando a nuestro planeta a su extinción? ¿ No hay una lectura sesgada del "dominad la tierra"? Nuestra generación es una más, y tenemos el deber de transmitir lo que se nos dió, mejorado,no devastado. Quien no es capaz de cuidar de su entorno, de los animales, de las plantas, quien no tiene entrañas de misericordia, probablemente no cuidará de sus iguales, del ser humano. El Amor no tiene fronteras. Un saludo

Inma
13 de noviembre de 2006 a las 00:15

Lola, piense usted que es absolutamente normal que se defienda a un molusco más que a una persona. En el fondo un molusco da menos problemas y al final si se muere pues todo se acaba y punto.
Es triste, si, quizá demasiado, pero no más que la sangria a la que cada día nos vemos obligados por culpa de la Iglesia cuando está ha decidido por si misma no respetar los derechos humanos ad intra ecclesiae, como bien dice JM Castillo, sj
Recuerdo tantas y tantas lesbianas compañeras insultadas por esta institución comparando su matrimonio con los nazis. Es una iglesia que a duras penas recuerda, no sabemos por qué, que ella misma levanta el brazo derecho junto a Franco o le llevaba bajo palio.
Triste, muy triste. Quizá para muchas de nosotras la unica solucion sea abandonar esta institucion corrupta.
Pero le aseguro que no por ello perderemos la fe en el DIos de Jesucristo.
Gracias por nada

Andrés L. Jaume U. de Salamanca
13 de noviembre de 2006 a las 05:50

Estimado Martín,
me parece muy bien que traiga a colación el artículo de El País, pero lo que no me parece tan bien es que inmediatamente lo aproveche para reflexionar sobre el aborto y no se centr directamente en el problema que nos ocupa. Fundamentalmente porque son dos temas muy distintos aunque ambos quepan en el terreno definido ahora como bioética. La reflexión sobre el trato digno a los animales merece consideración por sí misma al margen de cualquier otra reflexión ética candente. En este sentido muchos filósofos ya han iniciado trabajos interesantes. En el ámbito de la reflexión hay espacio para muchos problemas y le aseguro que a mi juicio el trato tan degradante que muchos animales sufren debe ser igualmente objeto de consideración y no pretexto para llevar el agua al molino de la Iglesia que, si bien realiza labores encomiables en muchos aspectos, no hay que olvidar que al mismo tiempo que niega la comunión a divorciados y homosexuales, se la ofrece a individuos como Pinochet. Por otra parte, y sin seguir haciendo uso de más falacias del tipo tuquoque también hay que decir que desgraciadamente nadie llama la atención sobre las corridas de toros, y nadie para los pies a aquellos que experimentan con animales claramente senisibles. No, se empecinan en defender el presunto derecho a la vida de un amasijo de células insensibles que jamás podrán sentir dolor o placer por carecer de sistema nervioso. Por favor, vayan a los problemas reales, no los utilicen de pretex

paco
13 de noviembre de 2006 a las 08:01

¿ Determinados comentarios hubieran seguido la misma linea si la fuente de información, en vez de ser del periodico el Pais, fuera de La Razón o Abc? ¡ Los metalenguajes de algunos bloggeros son tan escorados...

neferet
13 de noviembre de 2006 a las 13:00

P.MArtín: El maltrato animal es una realidad que afecta no sólo a los animales sino a esa vida humana que tanto desea defender, porque si una persona es capaz de matar a palos o quemar vivo a un perro, no es muy descabellado pensar que en sus relaciones personales pueda tener tendencias como mínimo poco cívicas. Defender a los animales es defender a la sociedad.
El problema no es defender a los moluscos, sino el orden de prelación que ocupan dentro de las causas que debemos defender y personalmente creo que lo primero que hay que defender es la dignidad de las personas, y si en ocasiones para salvaguardar esa dignidad hay que sacrificar otras cosas, es el momento de dejarnos de moralinas rígidas y buscar soluciones. Y lo lamento profundamente como cristiana, y por el amor que siento por nustra Iglesia,pero si hay que apartarse algunos de los mandatos que vienen desde Roma para hacerlo, pues hecho esta. No creo que Jesus apartara de la comunión a una mujer maltratada que ha conseguido rehacer su vida, ni se colocára al lado del poder en vez de al lado de los pobres en America Latina.Afortunadamente todos somos Iglesia.
La información nunca es objetiva porque los datos, tenemos experiencia en ello, pueden darse de muchas maneras. Me gustaría que hiciera referencia a los excesos de otros medios, porque denunciar los excesos sin mirar su origen es una opción responsable. Quedarse en un lado me marece como mínimo poco serio y siendo sensatos demagógico.

Oscar
13 de noviembre de 2006 a las 13:19

Gracias, P. Martín por poner el acento donde no suele ponerse, en las vidas nacidas indefensas, como los ancianos: la Iglesia se cargará más de razón si la voz que defiende a los no nacidos va precedida y acompaña, con mayor fuerza dice usted, de la defensa de tanta gente que no tienen quien les defienda, bien por su raza, su religión, o incluso su inclinación sexual.

Anónimo
13 de noviembre de 2006 a las 16:19

Nosotras parimos, nostras decidimos.
Basta ya
Que prohiban la religion por favor, es el cancer de nuestra sociedad.
Viva Elton Jhon

el marinero de los monegros
14 de noviembre de 2006 a las 10:41

Querida anonim@:
Las que deciden parir no suelen prohibir. !Que obsesión de la progresía con repetir lo que cuatro lerdos dicen el fin de semana, y sobre todo prohibir, eso si que les pone, prohibir!

neferet
14 de noviembre de 2006 a las 10:51

Estimado marinero, ya que habla de no prohibir, estará de acuerdo con no imponer e imponer a una mujer durante 9 meses algo con lo que no esta de acuerdo o que le puede suponer riesgos a su salud.
Me parece que sólo esta en su propia capacidad de decisión.
Pero en el fondo no es cierto, nosotras no decidimos, y eso es lo que hay que cambiar, con ayudas, formación ,...pero en último caso es la mujer quien debe decidir desde un proceso de discernimiento.
Y eso no quiere decir que prohiban religión alguna, o que pasa que como la sobredosis de cualquier medicina puede ser letal que las prohiban todas. NO señor, lo que hay que hacer es usar ñla cabeza y el corazon.

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