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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

18
Nov
2012

Ser humano es responder a la llamada

2 comentarios

La palabra es plenamente humana; es una característica que nos distingue del resto de los animales. Ella es reflejo y motor de la humanización. Reflejo porque muestra la diferencia irreductible del humano con los otros animales. Y motor, porque la palabra produce y transmite cultura, y la cultura nos sitúa en relación a los demás y contribuye a la plena realización de lo humano. Para conocer a otro hay que escucharle; para ser conocido hay que hablar.

La palabra no es sólo un instrumento para intercambiar información. De hecho, los animales también emiten sonidos que ofrecen información a sus congéneres. La palabra es mucho más que un sonido. Indica relación con otro, es llamada y escucha. El humano es un ser que responde. Esta capacidad de escuchar y responder le hace responsable, no sólo en sentido moral y jurídico, sino más radicalmente aún, en sentido ontológico. La responsabilidad forma parte de nuestra estructura y de nuestra identidad. Ser humano es responder a la llamada de otro. Este otro tiene, en principio, el rostro de los padres y, por extensión, el rostro de todos aquellos con los que el niño se encuentra.

Pero “el otro” puede ser también el Dios de la Alianza. No se trata, pues, de un Dios solitario, encerrado en sí mismo, que no necesita de nada ni de nadie. Es un Dios que sale de sí mismo para hablar al ser humano y establecer con él, por medio de su palabra, una alianza de amor. Este Dios no es un señor dominador que, desde lo alto de su cielo, todo lo gobierna y dirige, sin que nada escape a su voluntad, sino un Dios respetuoso con el orden de la naturaleza y con las personas; un Dios que llama e invita, creando así un espacio de libertad. Y cuanto mejor se responde a su llamada, más crece la libertad. La cercanía de Dios, lejos de oprimir, libera. Es un Dios que nos llama a ser humanos, solidarios, responsables con nosotros y con los demás.

El Dios de la fe cristiana no es el del deísmo ni el del teísmo, no es un dios que un día puso en marcha el mundo y se alejó. El nuestro es un Dios personal, que se expresa en una relación de alianza. Este término, relación, es tan rico, que se emplea para expresar no sólo la alianza de Dios con el hombre, sino la vida misma de Dios. Dios se relaciona consigo mismo porque la Palabra forma parte de su ser más íntimo. Una Palabra que es el principio y el fin de toda vida.

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Anónimo
19 de noviembre de 2012 a las 01:22

Efectivamente, el lenguaje caracteriza al hombre distanciandolo del animal.
La palabra se pronuncia para ser escuchada. Por eso, es tan importante 'escuchar a Dios'.
En Éxodo 3 leemos cómo Dios vio, escucho y liberó al pueblo judío.
Jn 1. La Palabra existía, la Palabra crea. La Palabra es acción, es relación, es ternura, comprensión, diálogo y amor.
La escucha requiere atención. Debe de ser receptora y receptiva.
En una sociedad de la comunicación abramos los oídos y estemos atentos a la escucha y usamos la Palabra cómo medio de unión y amor

Isabel
20 de noviembre de 2012 a las 19:12

SER HUMANO ES RESPONDER A LA LLAMADA, nos adentramos en el Misterio que nos plantea la comunicación con Dios.
Para conocernos, necesitamos la palabra.Enriquecernos con su cultura y, transmitir la nuestra al comunicarnos.
Llegamos asi,al gozo que nos produce la riqueza insondable del Espíritu Santo, por ella,nos atrevemos a hablar porque,como dice el P. Martin"Dios se relaciona con sigo mismo porque la Palabra forma parte de su ser mas íntimo. Palabra que, es el principio y el fin de toda vida."

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