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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

5
Jun
2016

Sembradores todos, segadores algunos

3 comentarios

Los predicadores y catequistas lamentan, en ocasiones, la falta de resultados, la poca eficacia de su tarea. Esta queja denota que han olvidado esta palabra de Jesús: “uno es el sembrador, otro el segador”. Lo que nosotros, como cristianos, estamos llamados a hacer es sembrar. Segar es una gracia que solo se concede a algunos. Sin duda, la predicación es una tarea apasionante, pero no es fácil. En ocasiones no aparecen los resultados esperados. ¿Significa esto que no es eficaz? De ningún modo. Significa que los resultados aparecen cuando menos se espera, en la hora de Dios, en el momento en que Dios los haga eficaces.

Cuando preguntamos por la eficacia de la evangelización no podemos pensar en resultados inmediatos o deslumbrantes. Los resultados pueden venir a corto o largo plazo. Pero lo lógico es que sean a largo plazo, porque la auténtica conversión requiere tiempo, implica desprenderse de muchas ideas y actitudes, es un cambio radical de vida. La fe cristiana necesita tiempo para madurar. Jesús nos pone en guardia contra nuestras impaciencias, a veces calificadas de “santas”. No quiere que se arranque la cizaña antes de hora, como pretenden sus discípulos. Hay que dar tiempo al crecimiento. Solo en la hora final será posible la siega y la separación (cf. Mt 13,24-30). Por eso, los frutos de su trabajo puede recogerlos el predicador o puede no ver la cosecha. Uno es el sembrador y otro el segador (Jn 4,37).

Como muy bien dice el Papa Francisco no debemos obsesionarnos por los resultados inmediatos. Tenemos que estar prestos a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas, o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. Pero hay más: tenemos que saber que Dios puede actuar en medio de aparentes fracasos. La fecundidad es muchas veces invisible, “no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo... A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo que escapa a toda medida. Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos”.

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Elena Guillot
6 de junio de 2016 a las 11:07

Nosotros no podemos ver los frutos que sembramos a corto o largo plazo, es el Espíritu Santo el que dará o hará que den fruto eso que hemos sembrado. ¿dónde?,¿cuándo?¿ Como?...Nuestra misión es sembrar, y como bien usted dice, la fecundidad no puede ser contabilizada. Hay que esperar, uno siembra y otro siga.

feliciano lópez robles
6 de junio de 2016 a las 14:49

Cuántas veces hemos sufrido la tentación de querer ver el resultado de nuestro trabajo apostólico, ésto, a veces, nos ha desilusionado, nos ha marcado de alguna manera.- Con frecuencia olvidamos que el rendimiento de nuestro, pequeño o grande, esfuerzo como cristianos, no debemos tomarlo en cuenta, es obra de la gracia de Dios.- Lo nuestro es considerar con atención lo que Dios nos pide en cada momento del día, para hacerlo y hacerlo bien.- Los labradores conocen muy bien el proceso que exige ver el fruto en el granero, entienden del esfuerzo y sacrificio que conlleva.- La fecundidad de la Palabra de Jesús, pide y exige dedicación constante y sistemática, en la confianza cierta de obtener los mejores resultados.- Sembrar no resulta fácil que digamos, acarrea sacrificio, sufrimiento y a veces lágrimas.-

AEL
7 de junio de 2016 a las 22:25

Comentario a la "caridad supone y supera la justicia"
No pude en unos días leerle, ahora lo hago porque me identifico con su modo de pensar. Sólo proponerle que donde dice caridad ponga vida y donde dice justicia medio. Después de "Laudato si", creo, entronca bastante con el mensaje de Francisco. Medio es suma de las partes caridad es el todo. Francisco dice, y siempre así lo he creído, que el todo es superior a la suma de las partes. ¿Puede existir todo sin partes? Aquella frase tan poco afortunada de "Donum vitae" el fin, refiriéndose a la vida, no justifica los medios.

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