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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

15
Abr
2017

Resurrección: ¿final feliz? ¡Comienzo provocador!

3 comentarios
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La resurrección de Jesús no es el final feliz de una historia. Con la resurrección todo continúa. O mejor, todo comienza de nuevo. Así se comprende que los apóstoles que “despiden” a Jesús de esta tierra, reciban este reproche: “¿qué hacéis ahí mirando al cielo?” (Hech 1,11). No hay nada que contemplar. Solo nubes. De lo que se trata es de volver a Jerusalén y comenzar la misión, anunciar que Jesús ha resucitado, que vive y permanece, por medio de su Espíritu, entre los suyos. No se trata solo de que su causa continúa. Precisamente porque está vivo puede ponerse al frente de la causa.

Un anuncio como este no debió resultar nada fácil. En el fondo era un anuncio peligroso. Resulta llamativo –y esta es una prueba muy directa de la importancia y seriedad del artículo de fe en la resurrección de Cristo- que los apóstoles hayan sido ridiculizados y perseguidos por anunciar esa fe. Pablo, hablando de la resurrección de Cristo ante el rey Agripa, fue brutalmente interrumpido por el gobernador Festo, que le dijo: “Estas loco, Pablo; las muchas letras te hacen perder la cabeza” (Hech 26,24). Predicando esta misma fe, “Pedro y los apóstoles” provocaron “la rabia” del Sanedrín, hasta el punto de que “trataban de matarlos” (Hech 5,27-33.40.41).

Jugarse la vida por algo, es prueba evidente de la importancia que tiene para uno. Y también es prueba de que una fe así no puede ser algo inocuo o privado. A este respecto sería bueno que los cristianos de hoy nos planteásemos la pregunta por la calidad de una fe en la resurrección que no transforme la vida y en la que la vida no esté en juego.

Este anuncio peligroso llena de esperanza la vida de los seguidores de Jesús. Una esperanza que nos moviliza, y nos hace tomar partido, el partido de la vida, el mismo que tomó Jesús a favor del bien y en contra del mal, a favor de los oprimidos y en contra de los opresores, a favor de los pobres y los humildes y en contra de los ponen su confianza en el dinero y su único objetivo es conseguir más del que ya tienen. Una esperanza que nos mueve a derribar barreras de muerte (las que se construyen entre Estados Unidos y México y las que se construyen en la frontera de Ceuta y Melilla) y levantar puentes de vida. La esperanza que despierta la resurrección de Jesús solo se mantiene en aquellos cuya vida está movida por el mismo Espíritu de Jesús.

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felicianolopezrobles
16 de abril de 2017 a las 18:56

Nuestra esperanza se apoya en la palabra de Jesucristo, la resurrección nos confirma el poder de Dios y que vive eternamente.- Él resucitó tal como había anunciado a los suyos, nosotros creemos confiadamente en Jesús, porque no puede engañarse ni engañarnos.- Confiamos en su palabra, sabemos que ha resucitado, por ello trabajamos, debemos trabajar, para acercar su mensaje a todas las personas, manteniendo así la fe en su Iglesia.- La esperanza suprema del hombre está en Jesucristo, no se nos ha dado otro camino fuera de él.-

Mariavmm Mogort
19 de abril de 2017 a las 02:35

La muerte de Jesús fue una entrega libre, para los políticos de su época, un fracasado. Mas para nosotros un triunfo sobre la muerte al pecado. Algo inaudito e inefable. En cuanto a la fe. Todo el mundo cree en algo, el hombre desde su origen es un ser insaciable de misterios buscando a su Dios.

Valero
24 de abril de 2023 a las 09:01

Si mi vida no está resucitada, vana es mi fe. La resurrección de Jesucristo es el acto más radical y controvertido de Dios en la historia humana, es la radicalidad de que el amor todo lo puede, incluso vence a la muerte, incluso al mal que parece dominarlo todo. Por eso como creyente me siento llamado a no resignarme a que las cosas sean como son, me siento llamado a impregnar todos mis actos y mis palabras de ese amor absoluto revelado en Jesucritos.

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