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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

16
Abr
2021

Resucitado comiendo pescado: ¡qué raro!

5 comentarios
jesuscomiendo

El evangelio del tercer domingo de Pascua resulta sorprendente y paradójico. Por una parte, los discípulos, ante la presencia de Jesús resucitado, “estaban aterrorizados, llenos de miedo, pues creían ver un espíritu”. Por otra, Jesús les muestra sus manos y sus pies. Extraño espíritu ese que tiene manos y pies. Se comprende, pues, que estuvieran llenos de dudas. Jesús quiere convencer a los discípulos y, por añadidura, a nosotros, de que el Resucitado es el mismo que fue Crucificado. Pero ya no está en las mismas condiciones, pues mientras el crucificado pertenece a este mundo, el resucitado pertenece al mundo de Dios. Y desde el mundo de Dios se aparece a los suyos. De ahí la dificultad de describir su modo de presencia.

Quizás el dato más sorprendente de este evangelio sea la escena de Jesús resucitado comienzo pescado. Resulta extraño que un resucitado se ponga a comer pescado. No parece que en el cielo vayamos a alimentarnos con pescado sino con amor. Una persona celestial (y eso es un resucitado) comiendo pescado, no parece algo muy normal. Pues bien, hablando del pescado que compartió con sus apóstoles Jesús resucitado, dice Tomás de Aquino: “Jesús comió para manifestar que podía, y no por necesidad. La tierra sedienta absorbe el agua de un modo distinto a como la absorbe el sol ardiente: la primera por necesidad, el segundo por potencia”.

Es una comparación muy sugerente la que hace santo Tomás: la tierra reseca necesita el agua y por eso se la traga; el sol no necesita el agua, por eso no la traga, el agua no entra dentro del sol. Igualmente, nuestros cuerpos terrenos necesitan alimento y por eso se lo tragan. Un cuerpo resucitado no necesita ningún alimento, porque ya no está en las condiciones de este mundo. Si por hipótesis lo toma, no es porque lo necesite, sino para manifestar el poder de una vida nueva.

José María Rovira Belloso dice a propósito del comentario de Tomás de Aquino: “decir que Jesús comía por potencia y no por necesidad es una elegante manera de decir que, teológicamente, no nos está permitido interrogarnos sobre las leyes fisiológicas de esta comida. Jesús tiene un cuerpo, un cuerpo glorioso y espiritual, pero no el cuerpo corruptible y renovable de los seres humanos terrenos”.

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Hormias
17 de abril de 2021 a las 21:22

Gracias mil por su blog

Rut
19 de abril de 2021 a las 16:53

Qué forma más genial y bonita para explicar por qué Jesús resucitado come pescado. Pues era raro.

Luis
21 de abril de 2021 a las 13:46

Que hermosa lectura ha hecho de este hecho dificil de dilucidar. Cuanto para meditar!. Muchísimas Gracias!!

Valero
14 de abril de 2024 a las 09:07

A los apóstoles les pilló por sorpresa la resurrección de Jesús, no eran personas crédulas dispuestas a creer a las primeras de cambio en la resurrección, de ahí la escena de Tomás o de los discípulos de Emaús o de Pedro no creyendo a las mujeres cuando hablan del sepulcro vacío. Por eso no saben como describir esa experiencia impactante y tangible desde la fe: la de Cristo resucitado y la describen como pueden, pero si trasmiten de una forma clara que tuvieron una experiencia inequívoca de la presencia de su maestro entre ellos.

Blanca Hernanz
14 de abril de 2024 a las 10:18

Como mujer y madre veo la necesidad de alimentar el cuerpo para crecer sano y hacernos hombres y mujeres llenos de valor y amor . Con dignidad humana hacia otros acogerlos y enseñarles alimentarse.

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