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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

1
Mar
2017

Post-verdad, nuevo nombre de la mentira

4 comentarios
cruzentrecirios

Últimamente se ha puesto de moda el término post-verdad, entronizado como palabra del año por el “Diccionario de Oxford”. ¿Qué se quiere decir con este neologismo? Todas las explicaciones apuntan hacia la relevancia de las emociones. Se vota más con las vísceras y por intuición que por la lógica y la búsqueda de buenas razones. Y así se explican algunos resultados (presidencia de Estados Unidos, salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, etc.).

Literalmente “post-verdad” indica que estamos más allá de la verdad, que la verdad está superada, es algo pasado, algo que no importa. No importa conocer la realidad y actuar en función de la misma, sino que importa imbuir una serie de sentimientos en las personas para que actúen en función de los ocultos intereses del manipulador. Si esto es así, corremos el riesgo de que nuestras decisiones estén guiadas por la mentira. Si “lo no real” es la norma, o si solo importan los intereses (sobre todo económicos), entonces necesariamente estamos abocados a la nada, al caos, al descontrol, a la catástrofe. Y eso vale en todos los ámbitos: políticos, religiosos, morales, científicos.

El cristiano, precisamente porque cree en un Dios, que es Verdad, sabe que este mundo está bien fundamentado y es inteligible, tiene una orientación y una meta buena. La verdad nos precede. Contra ella nada pueden los violentos o los poderosos que desprecian al pobre y al humilde. Como bien dice bien González de Cardedal, “la verdad es el amparo de los humildes, el único refugio frente a la insolencia de los poderosos que desde el poder deciden la verdad”. O mejor: deciden la post-verdad. Porque la verdad no la decide ningún poder (religioso, civil o militar). Se impone por sí misma, porque siempre está llena de luz. La luz y la verdad son correlativas (cf. Jn 3,21).

Veritas es un lema propio de los dominicos. Ellas y ellos se consideran predicadores de la verdad. La apariencia de la post-verdad nos hace caer en la cuenta de que para ser predicador de la verdad hace falta estar bien informado, ser lúcido, estar atento, ser perspicaz, dedicar muchas horas al diálogo, al estudio y a la reflexión. Predicar la verdad ni se improvisa ni es solo asunto de buena voluntad. “La verdad os hará libres”, dijo Jesús. Libres y valientes. Valientes e invencibles.

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Vicent
1 de marzo de 2017 a las 12:27

puede no ser necesaria la verdad ?

Juan
1 de marzo de 2017 a las 12:54

Es lamentable que los políticos de turno, y sus ayudantes, en EE.UU. se esfuercen y gasten sus energías en tratar de convencer al pueblo de que sus mentiras son "verdades colaterales" (llaman aquí). Gracias, fray Martín, por tu excelente reflexión sobre la "post-verdad", y que lo que puede ser un derecho universal en el campo de mentiras piadosas no se convierta en privilegio de unos pocos en manipular la verdad a su manera con nuevos nombres de la mentira.

felicianolopezrobles
1 de marzo de 2017 a las 13:02

Si se ha superado la verdad, si ha quedado anticuada y ya no nos sirve, qué nos queda de la dignidad del hombre?.- Es posible vivir al margen de la verdad?.- En qué mundo se debate la humanidad que compartimos?.- Nadie ignora que la mentira campea a sus anchas, que vivimos en un mundo inclinado a lo caduco y pasajero, que importa poco quedar como un pelele con tal de aprovechar todo lo que me llena y satisface.- El cristiano que no actúa a la luz de la verdad, vive en tinieblas.- Conocer y servir a Dios, es vivir en la verdad.- Nadie que se precie caminará a la sobra de la mentira.-

Antonio López Sernández
2 de marzo de 2017 a las 08:03

Totalmente de acuerdo, P. Gelabert. El peligro de la "post-verdad" conduce al error (ella ya es un error), y a relativizar todo. "Seréis como dioses", "dominaréis sobre el bien y el mal"... Es la tentación del género humano, concretada en el relato del Paraíso. Ese es nuestro pecado, especialmente en moral, en sociología... Así nos va. Vemos a nuestros legisladores que cuando tratan algo tan natural como la vida, la libertad..., piensan que tienen poder absoluto para legislar. En el comportamiento observamos cómo influye la propaganda, el sinsentido, el egoísmo, el olvido progresivo del bien común. Pensemos en los casos que menciona de USA y el Reino Unido. A esto añadiría la pretensión de los separatismos basándose en errores, intenciones bastardas (desviación de la atención de casos graves de corrupción, engañando al pueblo soberano). La VERDAD, objetivamente es una propiedad trascendental del ser. La verdad subjetiva es la adecuación de la inteligencia al ser, a la cosa. Así la verdad nos hará libres, alejados del error y, sobre todo la verdad moral nos hará libres, acercándonos a la perfección y convivencia justa, enriquecedora de la persona.

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