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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

21
Jun
2017

¿Por qué nos buscan?

2 comentarios
caminojardin

Son muchos los motivos por los que buscamos a otras personas: porque las necesitamos, porque queremos aprovecharnos de ellas, porque queremos expresarles nuestro agradecimiento o porque queremos ayudarles. El evangelio cuenta que un día los padres del niño Jesús le perdieron. Como le amaban, fueron a buscarle. Le encontraron en el templo de Jerusalén rodeado de doctores de la ley. Allí Jesús reprochó a sus padres que le habían buscado sin saber que su primera obligación era estar en las cosas del Padre del cielo y, porque no sabían esto, le buscaban mal.

En otra ocasión, Jesús reprocha a los judíos que le busquen no por los signos divinos que realiza, sino porque les ha dado de comer (Jn 6,26). Buscan en Jesús el pan que no sacia y, por eso, cada día hay que tomarlo de nuevo. Pero Jesús quiere que descubran otro pan, el que baja del cielo y da la vida al mundo (Jn 6,33). El reproche de Jesús no está en que buscan pan material, necesario para esta vida, sino en que se quedan en eso, y no buscan el otro pan que llena de vida y de esperanza.

Me pregunto qué busca la gente en las instituciones que gestionamos las Congregaciones religiosas y, en general, en las instituciones eclesiales (colegios, hospitales, residencias para ancianos y niños, pisos para expresos o enfermos de sida, comedores sociales). ¿Buscan calidad o buen servicio? No está mal. También Jesús dio de comer a quienes tenían hambre. Pero si se quedan en la calidad de nuestra enseñanza, en el buen servicio de nuestros dispensarios, en la generosidad de nuestros comedores, si sólo se quedan ahí, se quedarán con hambre y no se habrá logrado el objetivo que todo testigo de Jesucristo debe buscar, a saber, que la gente se encuentre personalmente con el Señor.

¿Por qué nos buscan? Cada uno sabrá el motivo por el que acude a nuestras instituciones. Por nuestra parte, debemos atender a todos, sin preguntar por los motivos que les llevan a nuestras puertas. El amor es gratuito. Con la caridad no se hace proselitismo. Pero los cristianos que estamos al frente de tales instituciones tenemos que preguntarnos: ¿por qué las mantenemos, por qué hacemos lo que hacemos? Si es sólo para que elogien nuestro buen hacer, nos equivocamos. Las mantenemos porque en el amor que damos encontramos a Cristo sufriendo en el pobre o en el enfermo.

Las mantenemos no para que nos aplaudan (y no digamos para ganar dinero), sino por motivos evangélicos. Y, si podemos, si es oportuno, sin molestar y respetando la libertad, tenemos que anunciar a Jesucristo. Tenemos que provocar una pregunta: ¿por qué hacen eso, por qué actúan de esta manera? ¿Cuál es el espíritu que les mueve? Si logramos suscitar esta pregunta, habremos preparado el terreno para ofrecer la buena respuesta, la única que verdaderamente importa.

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felicianolopezrobles
21 de junio de 2017 a las 19:36

Me parece que el ser humano siempre se encuentra en tiempo de búsqueda, porque ¿qué es la vida sino perseguir los deseos más dispares?.- Claro, debería importarnos a todos cuál es la razón de nuestras intenciones, qué buscamos, para conseguir qué, ¿cuál el móvil que nos empuja?.- Importa buscar los medios materiales que nos ayudan a vivir, si es posible mejor.- Entre tanto, sigue en el olvido ocuparnos en buscar aquello que nos acerca más a Dios.- Por qué no buscamos con el mismo interés la entrada por la puerta estrecha?.-

Esther Torres
30 de julio de 2017 a las 20:56

Desgraciadamente creo que como le ocurrió a Jesús la gente, en su mayoría, se acerca a las congregaciones religiosas, a las instituciones eclesiales, en busca de lo material. Y, lo que es peor, casi lo exigen como un derecho. Porque según algunos dicen, la Iglesia se debe a ellos por entero.
Sabemos que vivimos en una sociedad en que cubrir las necesidades básicas del hombre no es lo prioritario. Lo prioritario es crear en él continuas necesidades que le hacen infeliz porque obviamente nunca llegará a la meta...
¿Cómo podemos crear en nosotros mismos y en los otros la necesidad del Pan Vivo? Que nuestra prioridad sea Él.

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