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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

31
Jul
2015

Por la fe contraemos un matrimonio

4 comentarios

“Por la fe el alma se une a Dios ya que por ella el alma cristiana contrae una especie de matrimonio con el Señor, como se dice en Os 2,22: te desposaré conmigo en la fe”. Con estas palabras comienza Tomás de Aquino su comentario al “Credo”. Comienza, pues, situando la fe en su auténtica y verdadera dimensión. Pues la fe no es principalmente la aceptación de una serie de verdades, sino un encuentro personal entre el creyente y el Dios revelado en Jesucristo.

Los hay que piensan que ser cristiano es una cuestión doctrinal. Pero ser cristiano es tener el Espíritu de Cristo, vivir con los sentimientos de Cristo. Y es posible no solo conocer muy bien el Catecismo, sino además estar “muy metido” en la Iglesia, pero no perseverar en la caridad, permanecer en el seno de la Iglesia “en cuerpo”, pero no “en corazón”. Esos, reconoció el Concilio Vaticano II, “no se salvan”. La fe no es ni una cuestión de palabras, ni una cuestión de apariencias, de ir a muchas procesiones, de gustos estéticos o litúrgicos, o de votar al partido políticamente más a la derecha. Como bien dijo Benedicto XVI, “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

Es muy profunda esta idea de Tomás de Aquino: por la fe contraemos un matrimonio con el Señor Jesús. Eso del matrimonio tiene un sentido amplio y es un asunto de largo alcance. Ya Juan Pablo II calificó la Eucaristía en términos matrimoniales: “es el sacramento del Esposo, de la Esposa”. El Esposo, en la eucaristía, siempre es Cristo. La Esposa es la Iglesia, formada por mujeres y varones que, como “esposas” de Cristo se unen a él. Lo que dice Tomás de Aquino va en la misma dirección: mujeres y varones creyentes, por la fe, contraen con Cristo Jesús un matrimonio. Se unen a él de forma tan profunda, que nada puede romper esa unión. Pues la fe es confianza, es entrega; una confianza resultado de un encuentro y una entrega que cada día hace más irrompible el amor.

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Manuel (Miles Christi)
31 de julio de 2015 a las 20:19

Me encantó esto Padre Martin, gracias, Dios lo guarde.

Juan
1 de agosto de 2015 a las 22:10

La intuición intelectual de Santo Tomás y fray Martín de considerar el acto de fe como un matrimonio no tiene en cuenta las tremendas atrocidades que ocurren cada día en las muchas parejas que se separan (como si la canción canaria-maniquea: "el matrimonio es un castigo del demonio".. estuviese en lo cierto), sino en el sacrificio amoroso de la mayoría de los matrimonios que luchan constantemente por alimentar, vestir y educar a sus hijos. Y en la actitud de Juan el Bautista -y tantos otros- que perdió su cabeza por defender el matrimonio de Herodes. Y sobre todo en Jesús de Nazaret que murió y resucitó por la salvación de su Esposa la Iglesia y por todos nosotros. Gracias, fray Martín.

Wilson Rodríguez
1 de agosto de 2015 a las 23:28

El desposorio de Dios con el hombre,según el profeta Oseas, acontece por la fe. La fe entra por la escucha. Cuando la hermana de Marta, María, escoge la escucha de la Palabra, lo hace porque primero se despoja del equipaje-. Esto de la fe es un asunto sobrenatural en el hombre. Dios nos hace partícipe de una gran decisión, al desposarnos con su Reino. Lo explicita San Cipriano: "El Reino de Dios no está en la sabiduría del mundo, ni en la elocuencia, sino en la fe de la cruz y en una vida virtuosa".La fe cuando se recibe y conquista, nos permite responder al sufrimiento y al temor a la muerte, al no ser o el infierno, y responder con discernimiento: poniendo buena cara al mal tiempo, permaneciendo. La fe nos permite no apoyarnos en nuestras propias fuerzas, sino en Aquel que lleva la historia-.Temo que Gilabert,siendo profundo, deje los hilos sueltos.Su predicación oral, debe ser más completa.

Antonio Saavedra
5 de agosto de 2015 a las 01:07

De acuerdo en que la fe es un encuentro personal con Dios a través de Jesús. Y así debería ser, si la transmisión fuera presentándole a él y no de preceptos y normas.
No me parece nada válida la metáfora del matrimonio, unión no bien comprendida por la Iglesia, que viene a considerarla un incumplimiento de la virginidad.

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