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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

26
Jul
2015

¿Políticos en actos religiosos? Depende

8 comentarios

La profesión de fe comienza con un verbo conjugado en primera persona del singular: “yo creo”. El sujeto de este verbo es cada persona individual que recita el Credo. Porque la fe es un acto personalísimo, del que solo yo soy responsable. Nadie puede creer por mí. Ni siquiera la Iglesia. El creer es un acto, una actitud que me concierne personalmente. Sin duda, el acto de fe es también un acto eclesial, en la medida en que los otros creyentes lo recitan igual que yo. Pero aunque lo lógico sea recitar la profesión de fe en común, formando Iglesia, cada uno es responsable de la fe profesada.


De ahí que la fe tenga necesariamente que ser un acto libre. En la medida en que hay presión, en esta misma medida la fe se empequeñece o se infantiliza. Si la presión se convierte en coacción, hasta el punto de que sin esa presión yo no recitaría el Credo, la fe desaparece. El acto que estoy haciendo será cualquier cosa menos un acto de fe. Puede ser un acto social, un acto político, un acto interesado, pero no un acto de fe. Religiosamente es una pura ficción. Y la ficción es la negación de la fe.


En la España actual hay políticos no católicos que se niegan a asistir a actos religiosos en los que era habitual la presencia de las personas que representaban a las instituciones civiles. A la luz de la fe como acto personal y libre, eso debería ser lo normal. Ningún católico debería escandalizarse por la actitud de tales políticos. Cosa distinta es que un representante político considere que, por cortesía, debe asistir a algún acto religioso o cultural, ya que entre sus votantes se encuentran, sin duda, algunos de los que participan “de buena fe” en tal acto. Pero cuando el político participa por cortesía en un acto religioso no lo hace en tanto que creyente, sino como solidario con los creyentes que en el acto participan, manifestando así el respeto que le merecen todas las creencias.


Sería bueno que unos y otros tuviéramos clara esta doble dimensión, la religiosa y la social. En España es cada vez más habitual la convivencia con personas de distinta fe, de distinta religión y de distinta ideología. Si uno tiene un amigo de otra confesión cristiana o de otra religión, lo lógico, si es invitado, es que participe en aquellos actos que son significativos e importantes para su amigo (una boda, un funeral). Al hacerlo no compromete para nada su fe. Pero, desde su fe, precisamente porque es libre y personal, comprende que haya otras personas con distinta fe que merecen un respeto y, si son amigos suyos, merecen que les apoye en aquellos actos que son importantes para ellos.

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Elih
27 de julio de 2015 a las 04:55

Una reflexión aunque no tenga que ver directamente con la presencia de políticos en actos religiosos. Fr. Martín afirma que la fe es un acto personalísimo, imagino que presupone también una cierta madurez y nadie, ni siquiera la Iglesia, puede creer por mí. ¿Eso no cuestiona hasta la médula la práctica del bautismo de los niños en la Iglesia?

Martín Gelabert
27 de julio de 2015 a las 12:28

Para Elih: El caso del bautismo de los niños es distinto del de los adultos. Los niños son bautizados en la fe de la Iglesia, y los principales responsables del acto bautismal son los padres. También los padres son responsables de los alimentos que el niño toma o de si lo llevan a una u otra escuela infantil o de si no lo llevan a la escuela. Ellos deciden por el niño y deciden en todo. Luego, algunas cosas el niño tendrá que ir asumiéndolas a medida que sea responsable. Por ejemplo, la fe. El bautizarlo o no bautizarlo depende los padres. Y hagan lo que hagan siempre condicionan al niño. Al bautizarlo lo introducen en una comunidad en la que el niño aprenderá a amar a Dios y aprenderá quién es Jesús. En la medida en que lo aprenda, deberá asimilarlo responsablemente y entonces su respuesta será personalísima.

Juan
27 de julio de 2015 a las 14:47

Me parece muy bien que los políticos de cualquier creencia (o sin creencia alguna) asistan a nuestras celebraciones religiosas, pero lo que no me parece tan normal es que se le reserven un lugar especial en el altar en las celebraciones eucarísticas. Me recuerdan aquellos tiempos cuando en las procesiones de la fiesta del pueblo se le reservaba un lugar debajo del palio a la guardia civil, o al generalísimo en las fiestas nacionales, acompañando al Santísimo.

Juanma
27 de julio de 2015 a las 14:48

Me encanta el artículo. Pienso igual. Sólo desde la libertad se puede dar el paso "Sí quiero", y sólo desde mi ser libre puedo respetar las opciones de los demás, que también las han elegido libremente.

Lucy, de México
27 de julio de 2015 a las 18:29

Tengo un vago recuerdo de que San Agustín dice que a los niños se les da el Bautismo porque se está tan seguros de que lo que se les ofrece es un BIEN inequívoco, como cuando están a punto de fallecer los acaudalados padres de un bebé, que hacen el testamento, herdedando sus bienes a su hijito... estando seguros de que después les serán de utilidad... ¿Sí? Y por lo que se refiere al artículo en sí, me gusta, estoy de acuerdo! Y amo este tiempo que vivimos, en el que -al menos por ahora- podemos aclarar, subrayar y entrecomillar tantas costubres... Y QUEDARNOS CON LO BUENO!

Anónimo
27 de julio de 2015 a las 20:03


Al asumir un cargo político refrendado por la voluntad popular en unas votaciones democráticas, se asume la representación en eventos sociales, culturales que representan la pluralidad de la ciudadanía. Creyente o no creyente. Le hayan votado o no ¿ Cual es el criterio para asistir a un evento interreligioso,o al final del ramadán- como recientemente asistió un alcalde, y no asistir a una Misa católica ? ¿ No es moderno ser católico?

No debiera confundirse la autenticidad y transparencia social, con falta de educación, y adecuación de formas, que en un cargo político, y en personas que ejercen funciones de representación, se suponen. La ideología, de cualquier signo, no está reñida con las buenas formas, adecuadas al tiempo en que vivimos. Pero sin faltar al respeto. A nadie.

Porque si de lo que se trata es de querer borrar las raíces cristianas de la sociedad en manifestaciones populares, como las fiestas patronales, se atenta contra la memoria histórica de un pueblo. La tradición oral, en cuentos, relatos, tradiciones culinarias. También en actos que cohesionan y establecen redes de afectos, de identidad.

No es moderno, sino muy cutre el espectáculo que están ofreciendo determinados cargos electos. Y como un boomerang,volverá contra ellos, en poco tiempo. Allí donde el ciudadano habla. En las urnas.

Gracias Fray Martín. Buen descanso vacacional

Anónimo
28 de julio de 2015 a las 20:55

Durante el tiempo de vida que tengo, soy base 60, he podido observar, que los políticos si son políticos y hacen gala a lo político, como es por ejemplo: un (congresista) gnóstico asiste a una iglesia católica porque la hija de su mejor amigo se casa, asimismo logra recibir la hostia junto con los demás asistentes católicos creyentes y confesados, etc. otro caso la hija de un ateo se casa con el hijo de un empresario católico y lo hacen en la iglesia católica de la Medalla Milagrosa, y este ateo inclusive muy hipócrita recibe el sagrado sacramento. mi pregunta es porque lo hizo?

Anónimo
29 de julio de 2015 a las 10:32

En reunión de la autoridad eclesial y la autoridad política de una ciudad mediterránea,ayer se hizo patente la aconfesionalidad del Estado, al plantear la celebración de la fiesta grande de la ciudad.
La autoridad política asistirá a los actos de relevancia cultural y social. Asistirá a los actos religiosos, pero no los presidirá como autoridad civil. A título personal concejales del consistorio pueden asistir a los actos religiosos. La bandera de la ciudad que representa a toda la ciudadanía, no estará presente en el acto religioso.
La autoridad religiosa celebrará el Tedeum previsto, con la presencia del símbolo – bandera- proporcionado por una asociación cívica. ¿ Se respetará en la liturgia, el bilingüismo propio de la comunidad?

Debemos acostumbrarnos todos en respeto a la Constitución, que vivimos en un Estado aconfesional. Ambas autoridades, nos dieron ayer ejemplo de respeto y buena convivencia.

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