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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Ene
2019

Pobres y Eucaristía: una relación indisoluble

6 comentarios
eucaristia06

A propósito de uno de mis artículos titulado: “El cuerpo de Cristo también son los pobres”, un lector comentó: “Al final llegará el día que quitareis la Eucaristía por falta de fe y la excusa que el Cuerpo de Cristo son los pobres. Cuando no haya pobres, no habrá Cristo, chimpún”. Recordé este comentario leyendo una homilía de San Juan Crisóstomo (347-407), considerado por la Iglesia católica uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia de Oriente. Los fieles a los que se dirigía este Obispo debían tener también sus dificultades para comprender la relación indisoluble que hay entre pobres y Eucaristía.

El santo pone en paralelo dos palabras de Cristo. Y deja bien claro que el mismo que dijo: “esto es mi cuerpo”, es el que dijo: “tuve hambre y no me distéis de comer”. Pasa luego a comparar el cuidado que a veces ponemos en adornar el templo, el altar o el sagrario, y el poco cuidado que ponemos en atender a los pobres. Su reflexión está guiada por un buen principio: “cuando queremos honrar a alguien, debemos pensar en el honor que a él le agrada, no en el que a nosotros nos place”. Y hace la siguiente aplicación: Dios no necesita vasos de oro; a Dios, sobre todo, le agradan las ofrendas que se dan a los pobres. Los vasos de oro para el templo pueden ser ambiguos; la atención a los pobres es signo seguro de un “corazón de oro”.

Dice Juan Crisóstomo: “el don dado para el templo puede ser motivo de vanagloria, la limosna, en cambio, sólo es signo de amor y de caridad. ¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre?... ¿De qué serviría cubrir el altar con lienzos bordados de oro, cuando niegas al mismo Señor el vestido necesario para cubrir su desnudez?”. De ahí la incoherencia de “adornar el pavimento, las paredes y las columnas del templo”, y no conmoverse “ante el Cristo errante, peregrino y sin techo”. En conclusión, dice el santo: “os exhorto a que sintáis mayor preocupación por el hermano necesitado que por el adorno del templo. Nadie resultará condenado por omitir eso segundo; en cambio los castigos del infierno están destinados para quienes descuiden lo primero”.

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Mario
7 de enero de 2019 a las 20:05

Preciosa entrada, Martín. Clara, diáfana y muy sugerente. Gracias

Jose Antonio Diez Santos
8 de enero de 2019 a las 02:32

Fray Martin,soy un cubano catolico y cristiano de cuna,creo sin Nuestro Señor la vida si existiera no tendria sentido,sin fe ni amor a Cristo,pertenesco a la comunidad de la Iglesia Jesus de Miramar,en la habana,como usted sabra somos Franciscanos ,Capuchinos menores,tuve la oportunidad de participar hace un año aproximadamente en una conferencia ofrecida gentilmente por usted en la Habana ,la grave,y hoy la uso como material de estudio,muy valioso por lo amplio y esplicito que resulta escuchar su voz transmitir sus amplios conocimientos sobre el tema en cuestion.Ahora veo y leo este comentario suyo y me viene a la mente muchas de sus palabras utilisadas en aquella magnifica conferencia impartida por usted,estoy muy de acuerdo con su criterio con relacion a tener como palabra de orden la atencion a los pobres y necesitados,creo es una prioridad que nos enseña nuestro señor,de que vale tener muy buena apariencia y tener un corazon que no camina junto a nuestra fe y nuestros proncipios,los que nos enseña Nuestro Dios,seguro estoy conoce usted lo siguiente"dime de tu obra y sabre de tu fe"
Sepa usted hermano que es un gran placer poder opinar sobre su comenterio,seria muy agradable para mi dedicara unos minutos de su preciado tiempo para responder o al menos saber que esto que escribo llego a usted
Trabajo en la Iglesia que menciono anteriormente y soy un fiel y respetuoso admirador de su trabajo y sus conocimientos,por lo que tenga por seguro que en este lugar tiene un hermano con quien puede contar
Ha sido un enorme placer,con todo el respeto que usted merece,en espera de su respuesta Jose Antonio"Paz y Bien"

Martín Gelabert
8 de enero de 2019 a las 10:10

Fray José Antonio: leído su comentario. Muchas gracias por sus palabras, tan amables y tan alentadoras.

Mª CONCEPCIÓN OP
14 de enero de 2019 a las 22:42

Pobres y Eucaristía. Jesús viene a aclararnos esta relación q. van muy unidas.
El templo es la Morada de Dios entre los hombres. Debe de por sí estar bien adornada. Un lugar íntimo en nuestra casa, requiere gusto,delicadeza, adornos q. embellezcan la intimidad familiar. En el Salmo 83 el salmista realza este lugar de intimidad cristiana de una manera ilustrativa:
"Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor.". Claro, muy en lo cierto la reclama el cristiano q. va a la casa del Señor, para orar, rezar, participar en la Eucaristía dominical o diaria. Se olvida por eso o se desatiende a una persona como nosotros con todos sus derechos el no darle lo necesario vital para vivir?. Seamos lógicos y desechemos las comparaciones. Aún Jesús nos manifiesta lo siguiente: "Pobres los tendréis siempre con vosotros, a Mí no siempre me tendréis." La respuesta magistral de Jesús le da la vuelta a la tortilla, a Mí, primero, q. sería la casa donde habita Dios, y luego a los pobres q los tendréis en cada esquina.

Mt. 26: 13/ Marcos 14:1, 11/ Juan 12: 1, 11

Con afecto fraterno.

Maite N.F.
15 de enero de 2019 a las 10:39

Recuerdo que san Pablo decía a los atenienses que Dios no habita en templos de piedra. Donde habita, donde hace su templo Espíritu Santo, según el mismo san Pablo, es el ser humano. Somos "templos de Dios", "templos del Espíritu". Gracias, profesor, por su claridad y por poner las cosas en su sitio. Por otra parte, a Jesús siempre le tenemos con nosotros. Le tenemos en el pobre, en el enfermo, en el necesitado: "a mi me lo hicisteis". En ellos se ha quedado para que en ellos le encontremos.

Pilar Bendicho
2 de junio de 2021 a las 22:21

Superior, me encanta esta reflexión, se pueden hacer las dos cosas, pero que no prevalezca el adorno, lo suntuoso sobre la necesidad, de lo contrario no hemos entendido los evangelios.
Se que la gente con buena voluntad ofrece lo "mejor", al Santisimo y a la Virgen, lo hacen por el amor que les tienen, y creen que lo mejor es lo material, y no es así.
Cuando voy a ver a la Virgen de los Desamparados, está preciosa, pero mis ojos ven una humilde joven, con túnica color tierra, y sandalias, esa virgen es la que me emociona.

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