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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

30
Oct
2006

Pasar más tiempo con mi madre

5 comentarios
Inmaculada pide morir. Tiene distrofia muscular. Y muchos dolores. Tuvo que entregar a su hijo en adopción, porque se quedó viuda con el niño de ocho meses y la enfermedad le impedía cuidarlo. El hijo, que ahora tiene 26 años, se enteró hace dos años de quien era su madre después de preguntar a mucha gente e indagar en el registro civil. Y fue a visitarla. Ahora se ha enterado por la prensa de que su madre quiere que desconecten el respirador. El hijo la ha llamado, ha hablado varias veces con ella, pretende ir a visitarla porque no quiere que su madre se vaya. Ha dicho: “me gustaría pasar más tiempo con ella”. Hasta aquí los datos que pueden encontrar en la prensa de estos días.

Hay gente que no encuentra sentido a la vida. Si además esta gente sufre mucho, es hasta “lógico” que quieran dejar de sufrir. Y si la forma de hacerlo es suprimiendo la vida, la consecuencia parece inevitable. No me toca a mi juzgar nadie. Pero sí que me parece que el buen camino para desear vivir es encontrar sentido a la vida. Y la mejor forma de encontrar ese sentido es sabiéndose amado. Más que sabios consejos, más que reflexiones moralizantes, más que lamentos, más que palabras dichas desde fuera, el buen camino es dar amor, el buen camino es el de ese muchacho: te quiero, y como te quiero, no quiero que te vayas, quiero estar a tu lado, quiero que estés conmigo. ¿Vale la pena la vida a pesar del sufrimiento que conlleva? Seguro que sí cuando hay amor.
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JMValderas
30 de octubre de 2006 a las 16:37

Querido Martin No creo que tanga vuelta del hoja que el amor constituye el mejor aliento para la vida y el mejor antídoto contra el cansancio y el dolor. Pero el problema no está ahí, en mi opinión. El problema, me encanta que, aunque sea lateralmente, lo aborde por primera vez un teólogo de la Orden, reside en la moralidad del acto eutanásico. Las directrices de derecho natural, reiteradas por la Iglesia, son palmarias: no hay que mantener artificialmente la vida ni permitir dolores inhumanos cuando el conocimiento médico no advierte posibilidad de recuperación. Compruebo con dolor que a nuestros moralistas, lo diré vulgarmente, les han robado la cartera. Mientras se afanaban en justicias universales brotaban a su alrededor consejos biomédicos carentes de formación y sin otra guía que una buena voluntad cuando existía. Hoy ocupan hospitales, tribunas públicas y, lo peor, el legislativo. Se ha creado una atmósfera de eutanasia activa (con mil variantes de testamentos vitales y demás) que es lo que ansiaban. Buenas y hermosas son sus palabras, Martín. Pero la situación es mucho más dura y hay que atarse los machos para defender una teología moral donde queden claros los comportamientos nefandos de Leganés o los del hospital de la esquina. Desgraciadamente la eutanasia activa empieza en el embrión que, por no tener desarrollado el sistema nervioso, ni siquiera siente dolor consciente. Y éste es el argumento que esgrimen los socialistas ut necanda sint.

santiago rodriguez
30 de octubre de 2006 a las 18:55

el dia dos de Octubre falleíó una amiga familiar; el proceso fue rápido y doloroso, un cancer de esos que en vez de correr vuelan la llevó en poco tiempo.
Sin embargo, Mari, este era su nombre, llevó el proceso con la mayor dignidad, nunca quiso una sedación prematura, quería poder ver, observar, hablar aunque con muchos sufrimientos con su esposo, hijos y hasta hacer carantoñas a su nieta, solamente cuando el dolor se hizo insoportable pidió ser sedada, pero antes hizó una despedida a su familia, sabiendo que desde aquel momento terminaría su relación afectiva, a su pequeña nieta le dijo que ya no la vería más pero que la esperaba en un sitio donde nadie se ponia malito

JMValderas
30 de octubre de 2006 a las 19:43

Intelligenti pauca: los consejos biomédicos deben sustituirse por comités bioéticos, como parece claro derivarse del contexto. Lo siento.

Makarios
30 de octubre de 2006 a las 21:35

Creo que este caso, como todos, es absolutamente singular. No se pueden aplicar razones “universales” a lo que es único. Inmaculada pide morir: ¡Qué barbaridad!, ¿o no lo es tanto? La vida es hermosa y merece la pena ser vivida aún en condiciones penosas, pero la vida es vida tanto en cuanto es tuya. Si la vida es de la compañía eléctrica suministradora, ya no es tan vida. El problema de Inmaculada nació, tal vez, el día en que alguien, seguramente cargado de buena voluntad, aplico un remedio excesivo a una situación terminal, forzando a la naturaleza en una dirección en la que ella no quería caminar. Por otro lado, recurrimos al sentimentalismo al meter a un hijo que conoció hace dos años y "se ha enterado por la prensa" del estado de su madre. Tampoco me toca juzgarle, pero no lo veo de mucho consuelo y ánimo para una mujer en su estado. El cuerpo de Inmaculada no vive ya, vive por ella una máquina y no hay ni el más pequeño atisbo de solución o mejora. Todo depende de un apagón o el cierre de un interruptor. No estoy muy seguro de que podamos hablar de eutanasia, pero si creo que hay un encarnizamiento terapéutico, tal vez innecesario e inmisericorde. Rezo para que Dios ayude a Inmaculada y a los que la rodean. Sería conveniente matizar todo lo dicho, pero no hay más espacio. Un abrazo

lola
1 de noviembre de 2006 a las 19:13

Doy fe de ello, una persona que se siente amada, que no se considera una carga para los demas ni para la sociedad jamas pide la eutanasia, su vida es digna y siempre tiene un sentido.
El dolor fisico ha sido suprimido practicamente por la evolucion de la medicina, pero el dolor moral es brutal.
Esta sociedad , en a que ya nadie tiene tiempo para nadie, solo para uno mismo, y donde solo lo util, lo que produce tiene verdadero sentido, nos lleva sin remedio a la eutanasia, y lo digo porque gracias a mi bautismo soy profeta.
La solucion, pensar un poco en los demas, dedicar tiempo a los otros, a los ancianos solos y dependientes, que cada vez se multiplica por nuestra ciudad

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