Abr
Noche de hotel por 90.000 euros
4 comentariosEste verano está previsto abrir un hotel en Macao. El precio por noche será entre 60.000 y 90.000 euros. Han leído ustedes bien: entre sesenta mil y noventa mil euros. La noticia la daba a toda página, en la contraportada, el ABC del pasado sábado, dos de abril. Si un empresario se arriesga a abrir este tipo de negocio, es porque piensa que tendrá clientes. Durante todo el año, me imagino. La ciudad de Macao, en la república de China, bajo gobierno comunista (el nombre de cuyo presidente, Xi Jinping, se encuentra en los muy capitalistas y elitistas “papeles de Panamá”), se ha convertido en la nueva meca del juego, desplazando a Las Vegas.
Me cuesta entender qué tipo de servicios pueden costar una cantidad de dinero tan elevada. No me imagino cuáles pueden ser las prestaciones que se ofrezcan, en una noche, por noventa mil euros. Doy gracias a Dios por carecer de esta capacidad imaginativa. No sé cuántos españoles pueden permitirse este lujo. Me imagino que pocos, pero bueno, nunca se sabe el dinero que se oculta en algunas cuentas.
Lo que más me cuesta entender es que haya personas que puedan hacer este tipo de gasto y, sobre todo, que estén dispuestas a hacerlo. El que haya gente que pueda y quiera hacer estos gastos es la prueba evidente de que la pobreza, en el mundo, no es un asunto casual, ni accidental, ni irresoluble. Es un asunto que tiene solución, que depende de la voluntad política de nuestros gobernantes y del tipo de economía que impera en nuestras sociedades. Si alguien tiene ese dinero para tirar, sí, para tirar, durante una noche, y lo hace, es porque ha perdido la conciencia hace tiempo. La conciencia, la cabeza, el corazón y las entrañas.
Yo propondría a las autoridades chinas, comunistas ellas, en un país en el que hay mucha necesidad y mucha pobreza, sobre todo en el campo, que a los clientes de este hotel les cobrasen en impuestos la misma cantidad que se dejan en caja. Y con esos impuestos creasen una bolsa para paliar el hambre en el mundo, empezando por su país, y siguiendo por esos otros países africanos y centro americanos en los que el capitalista estado comunista chino tiene grandes negocios, y en los que compra muchas tierras. Sin duda esto no es la solución a los problemas sociales y humanos de nuestro mundo. Pero si lo hicieran sería un gesto que, a lo mejor, hasta podría tranquilizar su propia conciencia de gobernantes, la conciencia del hotelero y, de paso, la de los clientes. Aunque, pensándolo bien, es imposible tranquilizar la conciencia de quiénes la han perdido. Primero habrá que ayudarles a recuperarla.