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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

13
Dic
2011

Niño rubio y blanquito

10 comentarios

En un paréntesis dentro de la exposición, de esos a los que uno no da mucha importancia, porque le parecen un obviedad, se me ocurrió decir que no disponíamos de ningún retrato ni pintura directa de Jesús de Nazaret, pero que, en cualquier caso, sería un hombre parecido a tantos otros que hoy viven en Palestina, una persona de tez más bien oscura y un poco más bajo que los humanos actuales, ya que la raza humana ha aumentado progresivamente de estatura. Añadí que, dada la esperanza de vida de entonces, cuando Jesús comenzó su ministerio, tendría el aspecto de un anciano. Piel oscura, más bajo que los varones de hoy, anciano…, eso no gustó a una de mis oyentes, culta y con sensibilidad artística. Ella pensaba más bien en un mozo bien plantado, alto y hermoso. Y me citó el libro de los Salmos: “eres el más bello de los hombres”, como si esta frase se aplicase proféticamente a Jesús. Yo cité al profeta Isaías (53,2): “No tenía aspecto que pudiésemos estimar”.

Luego recordé un famoso villancico catalán: “el veinticinco de diciembre ha nacido un niñito rubio y blanquito” (a vint-i-cinq de desembre ha nascut un minyonet ros i blanquet) que, tomado tal como suena, no dice ni una sola verdad, aunque sea el retrato de los niños encantadores que hoy tenemos (o teníamos) en el mundo mediterráneo. Tras citar el villancico añadí: es normal que busquemos imágenes actuales para representar a Jesús, haciéndolo así más cercano a nosotros, siempre que seamos conscientes del carácter proyectivo de nuestras imágenes.

Yendo más allá de las imágenes digo: es normal que proyectemos en Jesús nuestras expectativas, siempre que no las absoluticemos y nos dejemos corregir por la realidad de Jesús. Imaginar a Jesús según nuestros gustos estéticos o implicarlo en nuestros problemas actuales (¿qué haría Jesús en esta situación que me toca vivir?) es legítimo, siempre que seamos conscientes de la diferencia temporal y de la distancia que de él nos separa. Y por tanto, sin confundir ni identificar nuestras imágenes o nuestros problemas con la realidad del Jesús histórico.

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Isabel
13 de diciembre de 2011 a las 18:46

Ya que por imaginarlo a gusto del consumidor,no traspasamos las normas establecidas,es decir que,nos dejan libres para imaginarlo pues mejor a gusto del consumidor.El mas bello de los hombres,jóven,rubio,simpático,los ojos azules por ser rubio,a mi me gusta asi.Claro que,siendo nazareno no le corresponde pero,nadie puede quitarme este gusto.Como bien dices,siempre que,seamos conscientes de las diferencias y de la distancia de tiempo que nos separa de él.
Seguro que,cuando le veamos cara a cara,sea como sea,estaremos todos de acuerdo con su bella imagen.

ancestros :negros y africanos
14 de diciembre de 2011 a las 08:06

Oh fray Martín...! ¿que hace usted de-construyendo el centrípeto gusto occidental, quitándole todo el sexi-glamour al arquetipo del " más bello de todos los hombres" ? En occidente -Europa-la-rancia para ser más exactos aún persiste el inconsciente pensar que lo bello va unido a piel blanca ojos azules pelazo rubio y largo off course y 1'80 de estatura. Cuesta aceptar que nuestros ancestros fueron negros y africanos.
Pues en la red se puede acceder a una imagen que retrata los rasgos que cita en el post. Y la publicaron en prensa. Nada que ver al arquetipo europeo-nórdico.Moreno, de piel oscura, pelo negro y corto. Feote. Curioso que eso le importe más a las mujeres (¿ derivación sublimada de la líbido? ). Nuestro Chico -de- Nazaret no fué un bellezón ni cuerpazo al gusto europeo siglo XXI. ¿ Y que? Supo morir como un hombre en la Cruz, nos trajo la Salvación. Y seguro que su Cuerpo de Gloria es el arquetipo de Belleza. ¡ Guapo!

Andrés
14 de diciembre de 2011 a las 16:37

Martín, estoy de acuerdo contigo a medias.

Los españoles somos un poco extremistas, de modo que para negar que Jesús fuera "rubito y blanquito" tenemos que decir que era más feo que un dolor y viejo. Ni lo uno (por razones obvias) ni lo otro por ser inexacto.

Se entiende mal lo de la esperanza de vida. A ojos del común de los mortales se piensa que en épocas pasadas todo el mundo moría joven, nadie llegaba a viejo y que, por lo tanto, que una persona que tuviera 40 años necesariamente debería tener el aspecto de un anciano de 80 de nuestra época.

La esperanza de vida es sólo una media matemática. Indica que las personas morían más jóvenes por diversos factores pero no niega en modo alguno que hubieran muchos que llegaran a edades avanzadas, en todo tipo de estrato social.

Por poner un ejemplo, en la Bética romana del siglo I había más esperanza de vida que en la España del siglo XIX, donde la media era de 35 años. ¿Supone esto que nadie llegaba a los 70 en la España del s. XIX? No. ¿Supone que un español de 35 años del siglo XIX tenía el aspecto de un anciano? No.

Con respecto al comentariasta que hace referencia al "retrato de Jesús" que publicó la BBC (cadena no muy honesta por cierto, véase las noticias ultimamente), carece totalmente de validez. Reproduzco literalmente alguna de las muchas críticas que recibió por parte de la comunidad científica:

"No debía, bajo ningún pretexto, admitirse que un retrato de Jesús (un personaje histórico) pudiera reconstruirse utilizando un cráneo cualquiera, y por lo tanto arbitrario. Máxime cuando la fisonomía de un rostro sabemos que depende fundamentalmente de un soporte óseo individual y característico. La posibilidad de que el ensayo de los británicos fuese semejante siquiera al rostro de Jesús, entraría en el terreno del más puro azar. Sobre todo cuando sabemos que en la Jerusalén de aquella época convivía una amalgama de etnias de muy diversos orígenes. A nuestro entender, se había cometido una falacia científica insostenible. Tan insostenible como si un supuesto equipo de científicos pretendiese por el mismo método deducir el verdadero retrato objetivo de Julio César utilizando el cráneo de un ciudadano romano de la misma época. La antropología física demuestra que la reconstrucción facial de un determinado individuo sólo puede ser ensayada sobre su propia estructura ósea."

Perdón por lo largo que me ha quedado, y eso que no he querido abundar en datos. Como resumen,si se me permite, podemos decir que: Ni un bellezón rubio de ojos azules ni un anciano grotesco.

Anónimo
14 de diciembre de 2011 a las 20:38

El cuerpo actual de Jesús, el cuerpo resucitado y glorioso, debe tener poco que ver con el que tuvo antes de resucitar, pues ni sus íntimos le reconocían. Esto por delante, no entiendo el problema que tenemos en aceptar la posibilidad de que nuestro Amado tuviera un aspecto atrayente; el aspecto que relata Isaias siempre crei que describia al Siervo ya sufriente, o sea, desfigurado por la brutal paliza de su pasión, pero seguro que me equivoco, en cualquier caso, ni él ni el autor de los salmos vivieron para verle. Les recomiendo la web www.sabanasanta.org, donde un claretiano recoge toda la informacion relevante sobre dicho objeto. Yo no tengo duda de que es la extraordinaria y aún inexplicada imagen de Jesús... y desde luego tiene un aspecto imponente.

Andrés
14 de diciembre de 2011 a las 23:31

He estado hablando con el P. Carreira, doctor en Física, y con respecto a este tema me ha comentado que :"Nadie tendría aspecto de anciano a los 30, y los apóstoles -de edad comparable o mayor- se ganaban la vida como pescadores, remando y trabajando con sus barcas y redes, no se dejaban morir sentados en actitud de incapacidad. Yo no sé de dónde saca alguien esas afirmaciones totalmente sin base."

Indistintamente de la media de edad, en lo que a esperanza de vida se refiere, nuestra estructura biológica (materia) es la misma, y está sujeta a la misma estructura espacio-temporal. De modo que es imposible que una persona con 30 años tenga aspecto de anciano, pues supondría un desgaste biológico absolutamente acelerado.

Como dije anteriormente, la esperanza de vida ha variado y no de forma estable (el ejemplo de la Bética del s. I y la España del XIX), pues depende de diversos factores. Lo que sí es claro es que la actual media es más elevada debido a las tecnologías del mundo actual.

¿ No decía la Biblia mucho antes algo como "la vida del Hombre es 70 años, y los muy robustos llegan a 80".?

Martín Gelabert
15 de diciembre de 2011 a las 00:36

Quizás debería haber empleado la expresión "persona mayor" en vez de anciano. Pero no creo que sea un asunto al que haya que dar más importancia. Para cerrar este debate, que considero menor, copio lo que dice un exégeta reconocido: "Un hombre de treinta años en el mundo mediterráneo del siglo I no era ya ningún joven. Pensar de otra manera no es más que una proyección etnocéntrica de la consideración de las edades de la vida que tenemos los occidentales del siglo XXI. La situación demográfica de aquella sociedad era totalmente diferente a la nuestra. En las sociedades occidentales actuales, la esperanza de vida supera ampliamente los setenta años, y la mortalidad infantil es reducidísima. En la sociedad preindustrial del siglo I, por el contrario, un tercio de los niños nacidos con vida morían antes de los seis años. Antes de los dicesiséis moría el 60 %; el 75 % antes de los veintiséis; sólo un 3 % llegaba a los setenta años. Hoy a los treinta años se está aún en la frontera de la juventud estricta, pero para esas alturas una varón galileo del siglo I ha recorrido ya las etapas fundamentales de su biografía".

Andrés
15 de diciembre de 2011 a las 02:26

Muchas gracias Martín.

Esta es la última intervención por mi parte en este debate. Estoy de acuerdo con lo que dice el exégeta que traes. Una cosa es la consideración social y otra el aspecto biológico.

Que una persona de 30 años sea considerada en el siglo XXI como joven y en el siglo I como un adulto que ha recorrido las etapas más importantes de su vida es claro, a juzgar por las condiciones de vida y la tasa de mortalidad. Al igual que hace 60 años un varón de 20 era considerado un hombre y hoy es prácticamente un adolescente. En todos esos casos la consideración social varia (niño-joven-adulto) pero no el aspecto físico (sustancialmente) pues hablamos de la misma materia en el mismo marco espacio-temporal.

Por dar algunos datos: En España era altísima la tasa de mortalidad en el s. XIX. La esperanza de vida 1860-1887 era de 29 años (esto no quiere decir que un español de 20 años tenía el aspecto de un anciano en 1887), finales XIX casi 35, mientras tanto en Suecia era de 50 años, Francia 43, Inglaterra y Gales 45.

La mortalidad infantil en España hasta los 6-7 años ¡¡50%!! (Italia 37%, 25% Francia). A comienzos del XX el índice de mortalidad en el primer año de vida se sitúa en un 20% (Francia, Inglaterra y Suecia inferior al 10%).

Hablando más en general: En el año 1800 podías esperar vivir unos 37 años de promedio, mientras que en el año 1400 llegar sólo a los 30 años era la media. En el antiguo Egipto, algunos milenios más atrás, la esperanza de vida era de unos 25 años. (Fuente Raymond Kurzweil, en la conferencia The Singularity Summit, 2007)

Hoy mismo podemos apreciar cómo es físicamente una persona en la treintena en África o en tribus que se mantienen alejadas de la civilización (y, por tanto, con tasas de mortalidad altísimas, no digamos en la población infantil). En ningún caso veremos a una persona de 30 con el aspecto físico de un anciano.

Por tanto, al margen de cambios accidentales (arrugas, piel más deteriorada, la tez...) debidas al ritmo de vida, estatus social, patologías u oficio, un ser humano de 30 años del siglo XXI no dista mucho en apariencia física sustancial (salvo consideración social, como hemos comentado) de un ser humano con 30 años en el siglo XIX,XVI,I...

Finalmente, yo también considero que este debate no tiene mucha importancia, pero puesto que tu post hablaba de la apariencia física de Jesús consideré que era este tema el objeto de debate.

De nuevo, muchas gracias por tus post. Un abrazo.

Vicente
15 de diciembre de 2011 a las 10:18

Lo del "niñito rubito y blanquito" me parece una cuestión de marketing...Es como lo de las "navidades blancas" de los americanos...
Y..., la verdad es que nos debería dar igual el aspecto físico de Jesús, porque eso no es lo importante, sino lo que hizo por nosotros, su redención del género humano...
Hay una canción que cantábamos en Misa de pequeños que dice: "¿De qué color es la piel de Dios?...Dije negra, amarilla, roja y blanca es...todos son iguales a los ojos de Dios...Pues eso.
El aspecto físico de una persona es totalmente secundario...lo que realmente importa es lo que hace en su vida por los demás...

JM Valderas
15 de diciembre de 2011 a las 19:33

El propósito, querido Martín, es encomiable: despojar la figura de Cristo de alifafes sensibleros. El método, acertado: remitir al conocimiento científico de los coetáneos de Cristo, con las tres famosas edades que recogen multitud de autores; el más cercano, Plinio el Viejo. Pero quizá no bastaba con el runrún de fondo del incremento de la esperanza de vida y de la talla de los varones. En antropometría se dice que la talla media de las poblaciones constituye una medida excelente del bienestar, la salud y el nivel de vida biológico. En época reciente, en 1780 la talla media de los españoles era de 163,3 cm; en 1980, superaba los 175 cm. Esa idea de crecimiento con el tiempo está hondamente asentada en la mente popular, que compara la generación de mata baja de la posguerra (los que estamos en los 165 o por debajo)y su progenie (nuestros hijos que superan los 180 cm). Pero no responde a una realidad histórica persistente o lineal. Ni mucho menos universal. Quizá la invocación en la exégesis al conocimiento científico, más allá del lingüístico o arqueológico, no deba mantenerse en mero propósito.

Jorge
19 de diciembre de 2011 a las 18:52

Como en los comentarios anteriores, estoy de acuerdo en que el color de la piel o el biotipo que pudo haber tenido Jesús, no son esenciales para nuestra fe, sino la salvación que nos trajo a todos. Cada país o región siempre trata de inculturizar a través del arte y las tradiciones las imagenes de Jesús y Maria de acuerdo a su propia cultura y origenes etnograficos. Estoy seguro que si la evangelización llegara hasta China, con tanto poder con lo ha sido en los países occidenteales, los mismos chinos los pintarían con rasgos orientales, no por que fueran de este origen, sino por que cada pueblo hace parte de su propia cultura los diversos aspectos religiosos. Sea cual fuere el aspecto físico de Jesús, el es El Señor de Señores.

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