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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

16
Mar
2015

Necesidad y actualidad de José

5 comentarios

El Hijo de Dios nació del linaje de David según la carne (Rm 1,3). Para nacer según la carne bastaba una mujer “entre todas las mujeres” (Lc 1,42). La elegida fue María. Pero para nacer del linaje de David no valía cualquier varón. Se necesitaba uno que fuera “del linaje y de la familia de David” (Lc 1,27; Mt 1,20)). Y este fue José. Gracias a José, Jesús se entronca en la larga lista de aquellos y aquellas que habían sido hitos importantes en la historia de la salvación; gracias a José, el mesianismo de Jesús, la promesa de que el trono de David duraría para siempre (Lc 1,32-33) quedaba garantizado.

Con José se cumple una importante profecía que había recorrido toda la historia de la salvación. Por eso los evangelistas tienen tanto interés en recalcar que José es de la familia de David. Gracias a José, Jesús entronca con el linaje de David. Y por eso José es el que pone nombre a Jesús (Mt 1,21), porque a él le corresponde la paternidad davídica. José es necesario, no solo como marido y padre custodio, sino como mediador que hace posible el cumplimiento de las profecías y, por tanto, hace posible un elemento fundamental del mesianismo de Jesús. La necesidad de José es teológica. Y si María hace posible el nacimiento de un ser humano que, aún viniendo del cielo, nace de la tierra, José hace posible que este ser humano se entronque en la gran historia salvífica de Israel.

Por otra parte, la figura de José podría tener una gran actualidad. Frente a aquellos que dan importancia a “la sangre” y creen que esos son los vínculos fundamentales, hoy se tiende a dar importancia a otros vínculos que estarían representados (no sólo ni principalmente, pero también) en la adopción. Más aún, José es figura de la paternidad que ensalza Jesús. Pues para Jesús lo importante no es la carne o la sangre, sino la acogida. Es padre el que acoge y recibe con amor a su hijo. Lo que une no es la sangre, lo que une es el amor. Esos son los lazos más fuertes, los más irrompibles. Cuando dos se aman, ¡qué importa la raza, el color, la edad o el sexo! José amaba a María y a Jesús. No porque llevaban su sangre, sino porque les acogió.

Hay otro aspecto muy moderno de José. Según las costumbres sociales de entonces y de ahora, quién da nombre a la mujer casada es el varón. El marido es el referente de la familia. Así, lo lógico sería que María fuera conocida como la esposa de José. Pero los datos ofrecidos por los evangelios dan a conocer a José como el esposo de María. El referente de esta familia es María. Eso, que tiene un sentido teológico, puede tener un sentido contracultural muy actual. Pues hoy muchos piensan que el referente de la familia no puede ser el macho, el jefe, el amo. Hoy se piensa la familia en plan más igualitario. Por eso algunos se cambian el orden de los apellidos, prefiriendo el materno al paterno. La situación de José, el esposo de María, podría decir mucho a los que buscan unas relaciones más igualitarias entre los esposos, unas relaciones en las que no hay dominio, sino reciprocidad. En las que sea verdad eso de “tanto monta, monta tanto” María como José.

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Miles Christi
18 de marzo de 2015 a las 00:41

Gracias Padre Martín,hermosa reflexión de alguien que Dios dispuso cuidará a la Virgen y al Niño Jesús, ojala que valoremos en lo justo que el protegió a lo mas sagrado que existe y por algo dios lo escogió, si me permite lo comparto en mi muro padre.

Jesús
18 de marzo de 2015 a las 06:08

Hablar de José en un sentido, no ya aludiendo a la protodulía, o como patrono de la Iglesia; sino al don amoroso de padre, a la dimensión salvífica; pero también social. Vemos a un José que se sale de los límites de la Historia, y se enclava en la raigambre social, en su más puro ser moderno, como revalidando la vigencia del evangelio, que no existe solo en su dimensión teológica; sino en el raigambre de la sociedad en la familia. Gracias padre Martín!

Wilson Rodríguez
23 de marzo de 2015 a las 04:15

Destacaría algo esencial en la tradición Davídica,este linaje de David al que pertenece el José,testigo histórico de la Encarnación del Enviado de Dios, es que José como David, tienen un corazón como el de el Eterno, un corazón que no se justifican, un corazón sincero como el de Bartolomé, en el cual no cabe el engaño.

Valero
16 de marzo de 2023 a las 08:26

Gracias Martín por tu reflexión, tan clara y acertada como siempre.

juan garcia
16 de marzo de 2023 a las 10:55

No creo que san Jose tuviese conciencia de su gran papel profetico en la Historia de la salvacion ni buscara titulos de
"macho man": (Maria, la senora de..). Su amor por Maria
era incondicional y sagrado. Maria y el Nino necesitaban un "protector" que le defendiera de las leyes "religiosas judias"
de su pueblo y del invasor romano: Jose recibio en su casa a
Maria embarazada, y salvo la vida del Nino en su huida a Egipto. De vuelta a casa, no son los lazos de la carne, sino los del Espiritu, los que unen a la Sagrada familia.

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